"?Qu¨¦ nos van a bombardear! Seguro que Milosevic lo tiene ya todo pactado"
Los habitantes de Belgrado no acaban de creer en la posibilidad de un bombardeo de la OTAN
EFE / ESPECIAL PARA EL PA?SEl pueblo serbio, curado de espantos tras a?os de guerra y amenazas de la OTAN, empieza poco a poco a tomar conciencia de la amenaza de bombardeo que se cierne sobre su pa¨ªs, si el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, insiste en rechazar el despliegue de tropas de paz en Kosovo.
Encargados del supermercado Alonso, que mantiene el nombre de cuando se estableci¨® en Belgrado con capital espa?ol, aseguraban que la clientela era la habitual para un s¨¢bado y no haber percibido signo alguno de acaparamiento de productos como el pasado octubre, cuando sus estantes casi no ofrec¨ªan variedad alguna.
"?Qu¨¦ nos van a bombardear. Si Milosevic lo tiene ya todo pactado!", se burlaba un joven serbio, que trabaja en un restaurante de Belgrado. Sus padres viven en Kosovo, donde los reubicaron, tras verse obligados a abandonar Bosnia durante la guerra.
En la calle se respira un ambiente de normalidad. Alguna vendedora callejera de frutas y hortalizas explicaba que la gente, sobre todo las personas mayores, empieza a comentar que puede haber un ataque, si la cosa se tuerce en Rambouillet.
Un mitin, convocado por la Asociaci¨®n de Serbios Desplazados de Kosovo, congreg¨® tan solo a un centenar de personas frente al Parlamento cinco minutos antes de la hora H en Rambouillet. La televisi¨®n estatal prefiri¨® mostrar profusamente la manifestaci¨®n, mucho m¨¢s ruidosa, de expatriados serbios en Par¨ªs al grito de "?no entregamos Kosovo!".
Durante dos semanas de conversaciones en el castillo cercano a Par¨ªs, la gran mayor¨ªa de los serbios que s¨®lo tienen acceso a la informaci¨®n servida por los medios del Estado han vivido convencidos de que Serbia estaba dispuesta a firmar la paz y de que era la parte albanesa quien cerraba el camino hacia un acuerdo.
S¨®lo el viernes el presidente de Yugoslavia, el serbio Slobodan Milosevic, comenz¨® a preparar a su ciudadan¨ªa para el momento del sacrificio, al declarar tajante que "no entregar¨¦ Kosovo, ni al precio de un bombardeo" de la OTAN. Sus declaraciones todav¨ªa abr¨ªan el s¨¢bado todos los telediarios de los medios estatales.
El diario oficial Politika combinaba en portada a un desafiante Milosevic y un tranquilizador Milan Milutinovic, presidente de Serbia, quien desde Rambouillet aseguraba a la poblaci¨®n que a¨²n hab¨ªa espacio para un acuerdo.
Los ultranacionalistas de Vojislav Seselj, aliados de los socialistas de Milosevic en el Gobierno de Serbia y agitadores del r¨¦gimen, han llamado a todos los patriotas a defender Kosovo y apelan de nuevo a los mitos hist¨®ricos tan vivos en la memoria colectiva de los serbios.
Kosovo es la cuna del Estado medieval serbio y escenario, hace seis siglos, de una ¨¦pica batalla perdida contra el imperio otomano en el Campo de los Mirlos, en las afueras de Pristina.
El ministro de Informaci¨®n de Serbia, el ultra Aleksandar Vucic, convoc¨® a los redactores jefe de los medios de comunicaci¨®n que no han sucumbido a la ley que impuso la censura en octubre pasado para recordarles su deber "patri¨®tico" en el tratamiento de las noticias.
Los diplom¨¢ticos, acostumbrados a las maniobras de Milosevic, saben que el presidente yugoslavo necesita llevar a su pueblo al l¨ªmite, para luego poder ofrecerle el alivio de haber evitado una guerra con la OTAN, aunque sea a costa del mal menor de aceptar el despliegue de tropas aliadas en Kosovo.
No obstante, de momento, se percibe un empe?o occidental por lograr el efecto de octubre pasado, cuando el pueblo serbio empez¨® a asustarse al ver las im¨¢genes de embajadas que cerraban sus puertas y los extranjeros cargando sus maletas para marcharse. S¨®lo brit¨¢nicos y norteamericanos han evacuado hoy a familiares y al personal no imprescindible.
No hay ahora, como hubo entonces, notas explicativas en los portales de las viviendas sobre c¨®mo proceder y a qu¨¦ refugio antia¨¦reo acudir en caso de sonar las alarmas.
"No podemos ir de ning¨²n modo a la confrontaci¨®n militar contra el mundo. Serbia est¨¢ cansada econ¨®mica y financieramente; y moralmente agotada. Necesita que le nazcan hijos y no sacrificar a los que tiene", declar¨® el socialdem¨®crata Vuk Obradovic.
Para Obradovic y otros l¨ªderes de la oposici¨®n, no hay duda de que la Alianza Atl¨¢ntica desplegar¨¢ sus tropas en Kosovo, por culpa de la pol¨ªtica de Milosevic. Incluso la nueva estrella del r¨¦gimen, el liberal populista Vuk Draskovic, ha quitado drama a esa posibilidad al destacar que ser¨ªa una misi¨®n de tres a?os, que probablemente resultar¨ªa "superflua al cabo de uno o dos".
"Me arriesgo a que algunos falsos patriotas me acusen de derrotismo, porque no llamo a Serbia, una tierra de hijos ¨²nicos, una tierra exhausta por las sanciones, a que vaya a la guerra contra el mundo entero", dijo Draskovic.
Al mismo tiempo, la agencia France Presse informa de un incremento de la presencia policial en Pristina, la capital de Kosovo, donde grupos de polic¨ªas serbios de tres o m¨¢s componentes patrullaban por las calles armados con Kalashnikov. El Centro de Informaci¨®n serbio de Pristina notific¨® el hallazgo de dos cad¨¢veres de serbios en Masutiste, al sur de Kosovo.
Por su parte, el portavoz de la misi¨®n de la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (OSCE), Walter Ebenberger, denunci¨® que elementos del Ej¨¦rcito yugoslavo amenazaron con armas a algunos de los verificadores cuando trataban de seguir a un convoy militar y se vieron obligados a regresar.
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