Matem¨¢ticas y empresas MANUEL CASTELLET
Durante el ¨²ltimo cuarto de siglo se han producido en el nivel superior del sistema educativo de este pa¨ªs algunos cambios realmente espectaculares que los cient¨ªficos y acad¨¦micos hemos tenido el privilegio de vivir con cierta intensidad. Se han modificado los requisitos para obtener el t¨ªtulo de doctor, se ha creado el t¨ªtulo de master, se han modificado los planes de estudios de las licenciaturas, ingenier¨ªas y diplomaturas, se ha multiplicado la oferta universitaria en general, etc¨¦tera. Quiero referirme en este art¨ªculo a algunos cambios, no regulados administrativamente, que se han producido en la ense?anza superior y que inciden de manera especial en la investigaci¨®n y en sus cada vez m¨¢s relevantes aplicaciones. Un aspecto del cambio es, ciertamente, evidente: en 30 a?os, en Catalu?a hemos pasado de una universidad a¨²n no masificada a 11, el n¨²mero de estudiantes se ha multiplicado por 20 y el de profesores universitarios ha crecido paralelamente. Una situaci¨®n realmente espectacular que, no obstante, se ha alterado muy recientemente: todos los estudios demogr¨¢ficos indican que este crecimiento se ha frenado completamente y que debemos replantearnos una nueva realidad. La palabra clave ya no es cantidad, sino calidad, que hoy en d¨ªa se aplica principalmente a la docencia, pero tambi¨¦n a la investigaci¨®n. Los ¨²ltimos estudios realizados certifican que en la Universidad catalana tanto la calidad de la docencia como la de la investigaci¨®n est¨¢n plenamente aseguradas, por lo menos hasta un cierto nivel; una vez alcanzados estos objetivos, la idea de que el fin ¨²ltimo es el acceso a la Universidad ha dejado de tener vigencia y, en consecuencia, adquiere pleno sentido que los universitarios nos estemos planteando un tercer nivel: los servicios a la sociedad, a trav¨¦s de la colaboraci¨®n con las industrias, las empresas y las administraciones. Docencia, investigaci¨®n y servicios externos (transferencia de tecnolog¨ªa) son las tres actuaciones que debemos exigir a una Universidad moderna y competitiva; ¨¦ste es precisamente el orden que resulta de combinar las exigencias de la sociedad con la realidad cient¨ªfica. Sin tener asegurada una docencia de calidad no podemos plantearnos seriamente la investigaci¨®n, aunque no conseguiremos una docencia innovadora sin equipos de investigaci¨®n b¨¢sica y aplicada cualificados. A las universidades y centros de investigaci¨®n tampoco deber¨ªa ped¨ªrseles servicios que no provengan de la propia investigaci¨®n; este tipo de prestaciones deber¨ªa llevarse a cabo, en todo caso, en otras instituciones, a otro nivel. ?nicamente aquellos servicios que se generan a partir de una investigaci¨®n de calidad representan una aut¨¦ntica innovaci¨®n; s¨®lo ¨¦stos nos permiten situarnos en primera l¨ªnea en el campo tecnol¨®gico y so?ar con la idea de llevar a cabo investigaci¨®n en nuestras propias industrias y ser, en cierta manera, algo menos dependientes. Insisto en que partimos de unas condiciones iniciales realmente buenas: la investigaci¨®n, especialmente la b¨¢sica, ha alcanzado un nivel muy aceptable en nuestro pa¨ªs. Hay criterios y estudios objetivos que avalan esta afirmaci¨®n, entre ellos los Reports sobre la Recerca a Catalunya elaborados por el Institut d"Estudis Catalans a instancias de la CIRIT. Sin embargo, la colaboraci¨®n entre diferentes grupos de investigaci¨®n es escasa: la superespecializaci¨®n suele incrementar el n¨²mero de publicaciones, mientras que no es as¨ª en una colaboraci¨®n interdisciplinaria, por lo menos en una primera fase, que exige, generalmente, tiempo y esfuerzo. Pero a medio plazo la colaboraci¨®n produce resultados de mayor calidad y aplicabilidad. Precisamente, porque estamos convencidos de que desarrollar la tecnolog¨ªa es, a largo plazo, m¨¢s econ¨®mico y eficaz que comprarla, creemos fundamental invertir capital humano y material en la colaboraci¨®n cient¨ªfica entre la investigaci¨®n b¨¢sica y nuestro entorno empresarial. Podemos ofrecer un buen y reciente ejemplo de relaci¨®n entre la ciencia b¨¢sica y el mundo de las empresas financieras, especialmente bancos, cajas de ahorros, compa?¨ªas de seguros y sociedades de valores. En la actualidad, las matem¨¢ticas para la econom¨ªa financiera constituyen un ¨¢rea de investigaci¨®n del m¨¢ximo inter¨¦s internacional, como se puede observar a la vez en los mercados financieros y en las revistas cient¨ªficas. Aarhus, Par¨ªs o Z¨²rich, por citar tres ejemplos pr¨®ximos, han sido los pioneros en Europa y han propiciado que los centros financieros m¨¢s importantes del mundo capten investigadores ya formados y j¨®venes talentos matem¨¢ticos para participar en la actual carrera de los negocios y desarrollar nuevos productos e instrumentos financieros. Los centros acad¨¦micos est¨¢n perdiendo as¨ª parte de su mejor potencial humano de investigaci¨®n, pero, desde un punto de vista m¨¢s amplio, eso es bueno para el conjunto de la sociedad. El desarrollo de la teor¨ªa financiera en los ¨²ltimos 15 a?os ha representado un ¨¦xito extraordinario en la historia del avance de las matem¨¢ticas y proporciona un ejemplo excepcional de r¨¢pida transferencia tecnol¨®gica entre resultados b¨¢sicos profundos y aplicaciones inmediatas, con influencia en la econom¨ªa mundial. La principal especialidad matem¨¢tica implicada en dicho proceso ha sido el an¨¢lisis estoc¨¢stico, un ¨¢rea que lleg¨® a la madurez hace poco m¨¢s de un cuarto de siglo. A pesar de que, debido al alto nivel de abstracci¨®n, esta especialidad pudiera parecer, externamente, de una muy limitada aplicabilidad, ha resultado, no obstante, ser la herramienta apropiada para modelar el comportamiento aleatorio de los mercados financieros. La f¨®rmula de Black y Scholes, publicada en el a?o 1973, es actualmente utilizada rutinariamente en el mundo de los productos financieros derivados. Catalu?a, que es un pa¨ªs peque?o y con pocos recursos naturales, es, sin embargo, rico en capital humano y, como consecuencia del gran salto cualitativo de la investigaci¨®n en los ¨²ltimos 20 a?os, dispone de profesionales bien preparados para trabajar en estos temas y poder formar especialistas competitivos a escala internacional. Especialistas te¨®ricos y pr¨¢cticos, desde investigadores hasta gestores del riesgo de los mercados que trabajen en las empresas financieras. Esto es posible, pero para alcanzarlo es preciso la colaboraci¨®n entre personas e instituciones a diferentes niveles; debemos establecer puentes de conexi¨®n entre las diversas especialidades matem¨¢ticas, entre las matem¨¢ticas y la econom¨ªa, entre nuestras universidades, y entre ¨¦stas y el mundo empresarial. La sociedad y sus empresarios han de comprender la importancia de formar especialistas del m¨¢s alto nivel. Hemos creado un sistema educativo bueno para el conjunto de la sociedad, tenemos en Catalu?a m¨¢s de 200.000 estudiantes universitarios, pero debemos dar un paso m¨¢s -insisto, el fin ¨²ltimo ya no puede ser el tener acceso a los estudios universitarios- y formar profesionales e investigadores cualificados que aporten a la sociedad un valor a?adido.. El Institut d"Estudis Catalans, a trav¨¦s de su Centre de Recerca Matem¨¢tica, ha sido pionero en Catalu?a en el est¨ªmulo del estudio de las matem¨¢ticas para los instrumentos financieros y el presente a?o, conjuntamente con Bolsa de Barcelona y la Universidad Aut¨®noma de Barcelona lleva a cabo un master de calidad sobre dicha tem¨¢tica, en el que colaboran diversas empresas financieras as¨ª como profesores de diferentes ¨¢mbitos y procedencias. Es un serio intento de formar profesionales e investigadores de la m¨¢s alta cualificaci¨®n. Es tambi¨¦n un ejemplo del camino que creemos que hay que emprender para no repetir nunca m¨¢s aquella tristemente famosa frase de Unamuno "que inventen ellos". Manuel Castellet es matem¨¢tico y presidente del Institut d"Estudis Catalans.
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