El Bar?a sale indemne de un ba?o
El Celta desarbol¨® a los azulgrana, pero le perdi¨® su falta de punter¨ªa
La indulgencia del Celta permiti¨® al Barcelona salir vivo de Bala¨ªdos y consolidar el liderazgo que ya previamente hab¨ªa afianzado por el nuevo tropiezo del Madrid. Por lo que respecta a la clasificaci¨®n, la jornada volvi¨® a ser redonda para el Bar?a, pero en lo futbol¨ªstico el partido de ayer reaviv¨® viejas dudas sobre el verdadero empaque del proyecto de Van Gaal. El Celta recuper¨® sus mejores virtudes, se mof¨® de la jerarqu¨ªa y super¨® al Barcelona en todos los aspectos del juego. El desconcierto del Bar?a fue tan monumental que por momentos hasta pareci¨® posible que los azulgrana se marchasen de Bala¨ªdos con una soberana tunda. Pero dentro del ¨¢rea, los vigueses fallaron lastimosamente. La falta de punter¨ªa de todo el equipo la represent¨® mejor que nadie un futbolista, por lo dem¨¢s magn¨ªfico, como Penev. El b¨²lgaro se pas¨® media tarde solo ante Hesp y no acert¨® ni una ocasi¨®n.El Celta no es el Madrid, y a esa frase hay que atribuirle ahora mismo un sentido inverso al que pod¨ªa tener hist¨®ricamente. En este momento del campeonato, el Celta es un equipo muy superior al Madrid, como bien pudo comprobar ayer el Barcelona, que llegaba a Vigo envalentonado despu¨¦s de triturar a su gran adversario una semana antes. El mismo Bar?a que ridiculiz¨® al Madrid vivi¨® un suplicio en Bala¨ªdos, ante un equipo que jug¨® m¨¢s, que corri¨® m¨¢s, que estuvo m¨¢s organizado y que s¨®lo pec¨® de precipitaci¨®n y candidez en los metros finales. La derrota del Madrid ante el Athletic parece que surti¨® un efecto da?ino sobre el Barcelona, que sali¨® dispuesto a negociar el empate y, como ocurre tantas veces en estos casos, acab¨® desbordado por un rival que prescindi¨® de cualquier actitud taca?a.
CELTA 0-BARCELONA 0
Celta: Dutruel; M¨ªchel Salgado, C¨¢ceres, Djorovic, Berges; Makelele, Mazinho; Karpin, Mostovoi (Gudelj. M. 81), Revivo; y Penev (S¨¢nchez m. 62).Barcelona: Hesp; Abelardo, Frank de Boer, Sergi; Ronald de Boer (Anderson m. 87), Guardiola, Luis Enrique (Zenden m. 91), Cocu; Figo, Kluivert ( Pellegrino m. 76) y Rivaldo. Arbitro: P¨¦rez Burrul. Expuls¨® a Figo (m. 71) por doble amonestaci¨®n y mostr¨® tarjetas amarillas a C¨¢ceres, Luis Enrique, M¨ªchel Salgado y Cocu. Bala¨ªdos no se llen¨® por completo, aunque se aproxim¨® mucho, con 29.508 espectadores. El terreno de juego estaba algo resbaladizo, en una tarde de lluvia ligera pero constante
El inicio del partido result¨® enga?oso, porque el Bar?a se apropi¨® de la pelota, la hizo circular a su antojo y sumi¨® al Celta en el desconcierto durante diez minutos. Pero la cosa no dur¨® m¨¢s, porque el Bar?a prefer¨ªa vivir un tarde entregada a la especulaci¨®n y el Celta no estaba dispuesto a resignarse al simple papel de pareja de baile del l¨ªder. A los vigueses s¨®lo les hac¨ªa falta una se?al para lanzarse sobre el adversario y les lleg¨® en el minuto 11, con un peligroso remate de Djorovic a la salida de un c¨®rner. El Celta se encorajin¨®, el Bar?a se qued¨® mudo y all¨ª empez¨® otro partido, que hasta el final ya s¨®lo tuvo una direcci¨®n, la que le impuso el grupo de V¨ªctor Fern¨¢ndez frente a un rival que se dej¨® en Bala¨ªdos bastantes jirones de la credibilidad reci¨¦n ganada tras su ba?o al Madrid.
El Celta hurg¨® con reiteraci¨®n y habilidad en uno de los puntos m¨¢s vulnerables del Bar?a. Todo el mundo sabe de las debilidades defensivas de Ronald de Boer, y por su banda el Celta se ensa?¨® con crueldad. Tan borrascosa le result¨® la tarde al pobre Ronald, que al final hasta acab¨® contagiando la aprensi¨®n a su hermano Frank, que en la primera parte cometi¨® algunos errores impropios de un defensa como ¨¦l, casi siempre impecable. Por los dominios de Ronald de Boer camp¨® a sus anchas Revivo, el mejor hombre de la tarde, un futbolista con rapidez, regate y un gran sentido de la verticalidad para buscar siempre el camino m¨¢s corto hacia la porter¨ªa. Pero no fue solo Revivo: en vista de que aquello era un coladero, por all¨ª se dejaban caer Penev, Mostovoi o hasta el mismo Berges, y todos se encontraban con una conmovedora hospitalidad.
Pero al Celta parece que le cost¨® trabajo digerir su propia superioridad y cuando lleg¨® el momento de traducirla en goles, el equipo de V¨ªctor Fern¨¢ndez se descompuso de forma tan inmerecida como penosa e irritante para su hinchada. Penev comenz¨® a intuir que la tarde ser¨ªa una pesadilla para ¨¦l cuando, tras un estupendo regate dentro del ¨¢rea, se qued¨® solo ante Hesp y perdi¨® unos segundos decisivos cambi¨¢ndose el bal¨®n de pierna. No se merec¨ªa Penev una tarde como la de ayer. Es un jugador casi insuperable en un aspecto del juego que rinde enormes beneficios al Celta: aguanta como nadie el bal¨®n entre los defensas, y sus pases a los compa?eros que irrumpen desde atr¨¢s suelen resultar letales. Ayer, Penev volvi¨® a estar magn¨ªfico en esa faceta, pero fall¨® tanto en el remate que acab¨® como el gran damnificado de la tarde.
El Bar?a se fue al descanso con la sensaci¨®n de que lo peor ya hab¨ªa pasado, pero el inicio de la segunda parte demostr¨® que nada hab¨ªa cambiado. Lejos de cualquier prop¨®sito de enmienda, los de Van Gaal salieron otra vez a verlas venir y a los pocos minutos de la reanudaci¨®n, Penev ya hab¨ªa malbaratado dos oportunidades m¨¢s. La segunda de ellas result¨® ya el colmo del infortunio para el delantero b¨²lgaro: su disparo desde el borde del ¨¢rea, bien dirigido, tropez¨® en el cuerpo de Revivo, que ejerci¨® as¨ª funciones de involuntario defensa. V¨ªctor se debi¨® de apiadar de Penev y lo cambi¨® por S¨¢nchez, que aport¨® m¨¢s velocidad sin mejorar la punter¨ªa del equipo.
El ba?o era de tal magnitud que el gol c¨¦ltico parec¨ªa s¨®lo cuesti¨®n de tiempo. El Barcelona no inquiet¨® a Dutruel hasta que en el minuto 62 Rivaldo aprovech¨® un contrgolpe y dispar¨® cruzado ante la salida del portero. Nada m¨¢s hizo el Bar?a en toda la tarde, como no fuese ponerle estampitas a la Virgen para que continuase su suerte. Cuando los acontecimientos tomaron un cariz a¨²n peor, apareci¨® el gran Hesp, que con una estirada extraordinaria logr¨® desviar lo justo para que tropezase en el palo un impresionante ob¨²s conectado por Karpin desde treinta metros de distancia a la porter¨ªa.
A falta de diez minutos, Figo fue expulsado por doble amonestaci¨®n. La respuesta de Van Gaal result¨® toda una declaraci¨®n de intenciones: retir¨® a Kluivert y reforz¨® la defensa con Pellegrino. Hasta el final, el Celta no se dio por vencido. El gol tiene que llegar, se repet¨ªa Bala¨ªdos. Pero no lleg¨®, en una demostraci¨®n m¨¢s de los caprichos del azar que gobierna este deporte.
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