Sorpresas
El pasado d¨ªa 13 de febrero, un grupo de amigas hicimos por tel¨¦fono la reserva de entradas para asistir al teatro sito en la carrera de San Jer¨®nimo de Madrid. Reservamos las localidades situadas en la primera fila delantera de entresuelo.La primera sorpresa al entrar al teatro es el choque visual que ofrecen sus paredes -desconchada la pintura y oscurecida por el paso del tiempo-; la impresi¨®n general es que nadie se preocupa de la conservaci¨®n en aspecto alguno del inmueble; cuando subimos por la escalera para acceder a nuestras localidades, esta impresi¨®n se va reafirmando, y cuando llegas al entresuelo, que has pagado al mismo precio que la butaca de patio (es decir, 3.000 pesetas), ves con sorpresa que, a pesar de que tu estatura es poco grande (1,58 metros), no te caben las piernas entre la butaca y la barandilla. La tapicer¨ªa de las butacas est¨¢ tan mugrienta que cuando te das cuenta miras para otro lado, porque, si no, no te sientas. A todo esto hay que a?adir que desde arriba se ve a¨²n mejor el aspecto decadente, de abandono y desidia que muestra el local casi en su conjunto: polvo abundante, desconchado continuo de pintura, ausencia de radiadores... Respecto a esto ¨²ltimo tenemos que a?adir que pasamos un fr¨ªo intenso durante la representaci¨®n: todos los espectadores de esta zona permanecimos con los abrigos puestos.
No sabemos si el local cumple la normativa vigente en el aspecto sanitario, pero ser¨ªa conveniente que Sanidad se personase en este local y en otros por el estilo que funcionan en la capital para ver si es insalubre y peligroso o no. Parece que los actores y directores de teatro siempre est¨¢n "llorando" y lament¨¢ndose sobre la crisis del teatro en general, pero nosotras nos preguntamos: ?c¨®mo puede ir el p¨²blico a ciertos teatros reiteradamente despu¨¦s de haber conocido las condiciones en las que est¨¢ el local, y con el dineral que cuesta?
Se supone que sales de casa a pasar un buen rato y porque te gusta este espect¨¢culo, pero cuando has ido una vez y lo has pasado tan mal (...), pues no vas a pagar ese precio para sufrir tantas incomodidades. Suponemos que podr¨ªa obtenerse alguna ayuda de la Administraci¨®n para que los locales dejen de ser indecentes. Pero, en todo caso, una manita de pintura, adecentamiento de butacas y de la calefacci¨®n ser¨ªa lo m¨ªnimo exigible al due?o del local denominado teatro Reina Victoria.-
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