Piojo y el ranierismo
Nadie en el Barcelona encontr¨® ant¨ªdoto contra Claudio L¨®pez, un jugador que ha logrado su h¨¢bitat perfecto en este Valencia fragoroso y contragolpeador. En su condici¨®n de palomero tiene aterrorizados a los zagueros. Abelardo y Frank de Boer sufrieron un calvario que habla a la vez de las cualidades del delantero y de los errores que cometen los defensas.Lo que distingue a L¨®pez es su velocidad, su ¨²nica velocidad: la m¨¢xima. No es un jugador que maneje los tiempos, ni tampoco dispone de freno. Esta limitaci¨®n le pone en problemas en los espacios reducidos, donde a la rapidez hay que a?adir la habilidad. Pero en los espacios amplios resulta devastador, por veloz y por un sentido muy eficaz de la medida. En este sentido, no es un velocista atolondrado. Sabe compaginar perfectamente su rapidez con un tempo adecuado en el control y conducci¨®n de la pelota.
El Valencia aprovecha sus cualidades, de la misma manera que L¨®pez se aprovecha de un estilo de juego que le magnifica como jugador. Como es habitual en el f¨²tbol italiano, se trata de defender con un vasto n¨²mero de jugadores, despreciar la posesi¨®n de la pelota, acosar con una insistencia voraz, recuperar el bal¨®n y lanzarlo inmediatamente a las cercan¨ªas del ¨¢rea rival, donde el rival probablemente se ha desordenado en el proceso de elaboraci¨®n del juego. El resto queda para la velocidad de jugadores como Piojo L¨®pez o Ilie, o para la habilidad en el mano a mano de Ra¨²l o Mijatovic, por citar lo que suced¨ªa en el Madrid de Capello.
La posibilidad del ¨¦xito del italianismo se multiplica frente a los equipos generosos. En Italia es casi imposible, porque casi todos est¨¢n cortados por el mismo patr¨®n. Los partidos se convierten en un ping pong detestable. En Espa?a no sucede. Todav¨ªa hay un cierto gusto por la paciencia, por un disfrute del bal¨®n que no es posible encontrar en el calcio.
El problema de la f¨®rmula italiana es su simplismo. Si todos jugaran como el Valencia, no habr¨ªa Piojos posibles. No habr¨ªa espacios a la espalda de las defensas para explotar la velocidad. Una prueba: el Valencia se ha impuesto a los equipos grandes (Barcelona, Madrid y Atl¨¦tico de Madrid), y ha fracasado frente a aquellos que han preferido el cerrojazo y el contragolpe. De ah¨ª sus derrotas frente al Extremadura, Villarreal o Valladolid, equipos que han cedido sin disimulo el protagonismo al Valencia.
Por lo que respecta a Claudio L¨®pez, siempre ser¨¢ temible por su velocidad, pero su impacto ser¨¢ mayor si el portero se sit¨²a demasiado atr¨¢s, si se le marca en l¨ªnea, si nadie sobra por detr¨¢s del marcador y si los zagueros miran el juego (y no vigilan a los atacantes) cuando su equipo tiene la posesi¨®n del bal¨®n, porque eso significa que est¨¢n desarmados cuando los contrarios interceptan la pelota y lanzan el contragolpe. Cuestiones b¨¢sicas que muchos defensas olvidan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.