Qui¨¦n se lleva los dineros de Bruselas
Durante los ¨²ltimos a?os, con unos gastos anuales entre 38.000 y 40.000 millones de euros, de 6,4 a 7 billones de pesetas, los gastos agr¨ªcolas han supuesto entre el 46% y el 48% de todo el presupuesto comunitario. Sin embargo, ese presupuesto tiene una distribuci¨®n muy desigual que claramente beneficia a unos pa¨ªses y agriculturas en detrimento de otras. Tradicionalmente se ha hablado, desde la Comisi¨®n, que el 20% de los agricultores recib¨ªan el 80% de las ayudas. Esa relaci¨®n, tras la reforma de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n en 1992, que paga m¨¢s a las explotaciones con mayores rendimientos, ha aumentado esa desigualdad tanto por pa¨ªses como por explotacionesEntre los a?os 1995 y 1997, los gastos del Feoga-Garant¨ªa ascendieron a 38.000 millones de euros, unos 6,4 billones de pesetas. De esta cantidad, el 23,7% (unos 9.000 euros, o 1,5 billones de pesetas) fue a parar a la agricultura francesa, claramente la m¨¢s beneficiada. Los alemanes recibieron el 15,1% ( unos 900.000 millones de pesetas o 5.734 euros), mientras Italia y Espa?a recib¨ªan cada una poco m¨¢s del 11% del gasto agrario (unos 4.300 euros o 725.000 millones de pesetas). El Reino Unido recibi¨® en el mismo periodo el 9,4% de los fondos agrarios (unos 640.000 millones de pesetas).
Espa?a fue en ese periodo el tercer pa¨ªs receptor de los fondos comunitarios procedentes del Feoga-Garant¨ªa. Pero estas cifras no reflejan la realidad sobre la distribuci¨®n de las ayudas. Seg¨²n los datos elaborados por la Confederaci¨®n de Cooperativas Agrarias y la Uni¨®n de Peque?os Agricultores referidos a 1997, los gastos del Feoga-G por explotaci¨®n en Dinamarca o el Reino Unido ascendieron a unos tres millones de pesetas, unos 18.000 euros; a 2,5 millones de pesetas en Holanda (unos 15.000 euros); dos millones de pesetas en Francia (12.000 euros). En Espa?a las ayudas por explotaci¨®n en ese periodo fueron de poco m¨¢s de 600.000 pesetas (unos 3.600 euros).
Por hect¨¢rea de Superficie Agraria Util, tomando como referencia 100 pesetas como media para la UE, el sector agrario espa?ol no sale mejor parado. Los fondos del Feoga-G para Espa?a supondr¨ªan s¨®lo 67 pesetas, mientras para Holanda ser¨ªan 341 pesetas, 308 para B¨¦lgica, 180 para Grecia o 167 para Dinamarca.
En t¨¦rminos del empleo en el sector, tambi¨¦n con referencia al ¨ªndice 100 para toda la UE, a Espa?a llegar¨ªan solamente 86 pesetas por puesto de trabajo, mientras Irlanda recibir¨ªa 327 pesetas, 259 pesetas B¨¦lgica,181 pesetas Dinamarca, 165 pesetas Alemania y 148 pesetas a Holanda.
Otro dato para analizar la distribuci¨®n de los gastos comunitarios en el sector agrario es su relaci¨®n con determinadas producciones en detrimento del resto. Los pa¨ªses fundadores de la UE hicieron un reparto de las ayudas en beneficio propio centrando los apoyos en cultivos herb¨¢ceos, carne de vacuno y leche para los pa¨ªses del norte y en el olivar para conceder unos pagos a Italia. Solamente las tres primeras producciones se llevan casi el 70% de todos los fondos agrarios Esta filosof¨ªa para el reparto es la que se mantiene en la actualidad. Lo prueban las dificultades de los pa¨ªses del sur, especialmente Espa?a, a la hora de conseguir incrementos en las ayudas para producciones como vino y, sobre todo, para frutas y hortalizas. Considerando los pagos comunitarios en el periodo 1995-1997, el 43% de esos 6,4 billones de pesetas pagados por el Feoga-G fueron a parar a los cultivos herb¨¢ceos donde Francia recibe el 31% de las ayudas y Alemania el 21%. El segundo producto comunitario receptor de fondos es la carne de vacuno con el 15,4% de todos los gastos. El 74% de todos esos fondos se los reparten cuatro pa¨ªses del norte: Francia, seguida de Irlanda, Reino Unido y Alemania. Leche y derivados l¨¢cteos significaron en ese periodo el 9,3% de las ayudas comunitarias, donde m¨¢s del 70% de los recursos fueron a parar tambi¨¦n a otros cuatro pa¨ªses del norte: Holanda, Francia, Alemania y B¨¦lgica.
El resto de las ayudas para las dem¨¢s OCMs han dispuesto de recursos mucho m¨¢s reducidos, con grandes dificultades para aumentarlos. Tal ha sido el caso del vino, frutas y hortalizas y el aceite, pese a contar con los intereses de los italianos.
En consecuencia, se podr¨ªa hablar de unos gastos comunitarios en materia agraria volcados fundamentalmente hacia las producciones del norte donde Espa?a no ha salido del todo mal parada por los fondos recibidos en aceite de oliva y en herb¨¢ceos en funci¨®n de su gran superficie, pero no de las ayuads por hect¨¢era, que son la mitad que las francesas.
En Espa?a, la distribuci¨®n de estas ayudas es un calco de las desigualdades que existen tanto por pa¨ªses como por sectores. Seg¨²n cifras de UPA, el 1% de los productores de herb¨¢ceos cobran el 20% de esas ayudas. En el olivar, 69 productores obtienen 4.106 millones de pesetas, mientras 105.000 cobran una media de 84.000 pesetas. Las tres primeras explotaciones reciben mil millones de pesetas.
En Andaluc¨ªa, poco m¨¢s de 20 explotaciones se reparten unos 3.300 millones de pesetas. Actualmente, las cifras sobre la percepci¨®n de ayudas son datos secretos en poder de la Administraci¨®n. En opini¨®n de organizaciones agrarias como la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA), ¨¦stos deber¨ªan ser p¨²blicos al igual que lo son las subvenciones que concede el Ministerio de Agricultura para las industrias alimentarias con su publicaci¨®n en el Bolet¨ªn Oficial del Estado. Seg¨²n datos de la UPA, referidos solamente a Andaluc¨ªa, la familia de la duquesa de Alba recibir¨ªa unos 370 millones de pesetas.
Ante un previsible recorte de las ayuda, las organizaciones agrarias reclaman cambiar la distribuci¨®n de los recursos. Ese cambio se pretende basar en un sistema de modulaci¨®n de ayudas para que ¨¦stas lleguen prioritariamente a la explotaci¨®n familiar viable, a los profesionales de la agricultura, a quienes creen empleo y a quienes vivan habitualmente en el medio rural para frenar el abandono.
El reparto de los fondos estructurales y del fondo de cohesi¨®n aparentemente beneficia a Espa?a. En fondos estructurales, Espa?a ha recibido entre 1994 y 1999 el 23% de los fondos estructurales. Le sigue Italia, con el 14, 24%, y Alemania, con el 14,07%. El problema es que estos fondos se destinan, primordialmente, a favorecer el desarrollo de las regiones menos ricas y ¨¦se no es un problema grave en pa¨ªses como Alemania o Italia. Grecia y Portugal han recibido menores inyecciones de fondos estructurales que Espa?a. En este ¨²ltimo lustro, el 10,1% del total cada una, pero si se compara esa cuant¨ªa con su PIB, o su poblaci¨®n o cualquier otro dato objetivo del tama?o del pa¨ªs, la diferencia se desdibuja.
El saldo de Espa?a con la UE, es decir, la diferencia entre lo que recibe de Bruselas y lo que aporta a las arcas comunitarias, equivale al 1,3% del PIB espa?ol. Ese saldo en los otros tres pa¨ªses de la cohesi¨®n es mucho m¨¢s abultado. Es el 4% del PIB en Grecia, del 3,2% en Portugal y del 4,5% del producto interior bruto en Irlanda. Este saldo positivo da una idea del empuje que los fondos comunitarios dan a las econom¨ªas de los pa¨ªses de la Uni¨®n. A cambio, son contribuyentes netos o tienen un saldo negativo con la UE pa¨ªses como Suecia, Alemania, Holanda, Austria y Reino Unido. Y pr¨¢cticamente equilibrado otros como Finlandia o Italia.
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