Una muestra recuerda en Par¨ªs al doctor Gachet, mecenas de Van Gogh
La exposici¨®n descubre la pasi¨®n de un coleccionista en la ¨¦poca delimpresionismo
El doctor Gachet (1828-1909) ha pasado a la historia del arte por haber estado junto a Van Gogh, en Auvers, cuando ¨¦ste muri¨®, pero tambi¨¦n porque el pintor holand¨¦s nos dej¨® de ¨¦l un retrato prodigioso, el de un hombre nost¨¢lgico y so?ador acodado en una mesa, el cuerpo inclinado y la mirada lejana, que se ha convertido en el cuadro m¨¢s caro de la historia desde que, en 1990, Ryoei Saito lo adquiriese por 82,5 millones de d¨®lares (8.500 millones de pesetas).Gachet conoci¨®, pues, al Van Gogh enfermo, reci¨¦n salido del sanatorio, y supo insuflarle un cierto entusiasmo, empujarle a pintar de nuevo. Pero Gachet era tambi¨¦n un gran coleccionista y aficionado a la pintura, defensor de realistas e impresionistas, comprador de obras de Guillamin, Pissarro, Renoir, C¨¦zanne, Monet y del propio Van Gogh.
Rentista y casado con una mujer enferma de tuberculosis, Gachet renunci¨® a proseguir en Par¨ªs una actividad profesional que no le agradaba y se refugi¨® en Auvers, donde era posible llevar una vida modesta. El arte es entonces, a partir de 1872, su centro de inter¨¦s. Y no s¨®lo como espectador o coleccionista, sino tambi¨¦n en tanto que pintor no profesional ¨¦l mismo. Gachet copia las telas que compra o que le dejan. Con los a?os, las excentricidades de Gachet, su odio a la fotograf¨ªa, le har¨¢n, a ¨¦l y a sus herederos, m¨¢s y m¨¢s sospechosos. Sus van goghs, c¨¦zannes, sisleys, pissarros, guillemins o renoirs los acabar¨¢ donando al Estado franc¨¦s, que en 1954 los expone. Algunos ya ponen en duda la autenticidad del conjunto.
Laca de geranio
La exposici¨®n, que incluye casi un centenar de cuadros de Van Gogh, las copias del doctor Gachet y de su hijo, as¨ª como la colecci¨®n del doctor, desmiente la mayor parte de las acusaciones. El estudio comparativo de la pincelada de Van Gogh, C¨¦zanne o Gachet demuestra que este ¨²ltimo, a diferencia de sus modelos, trabajaba siempre sobre dibujo y se serv¨ªa de varios instrumentos para corregir los errores de sus pinceladas. Y no s¨®lo eso. Van Gogh utilizaba una laca de geranio que conten¨ªa eosina, un producto que se degrada al ser expuesto durante mucho tiempo a la luz. Esto explica que el cuadro que le describe a su hermano Theo no sea id¨¦ntico ni al que tienen en el Museo de Orsay, en Par¨ªs, ni al comprado por Saito porque, en estos cuadros de Van Gogh, las rosas se han vuelto blancas y el p¨²rpura se ha transformado en beis. Las pinturas del clan Gachet no llevan eosina. La exposici¨®n del Grand Palais, que estar¨¢ abierta hasta el 26 de abril, es, pues, un homenaje a un coleccionista peculiar, un acto de desacralizaci¨®n de la obra, tan cambiante con el tiempo, pero a menudo objeto de comentarios sin sentido sobre el brillo de un colorido que se ha desvanecido por culpa de los procesos qu¨ªmicos. Y, sobre todo, es una maniobra en defensa de la autenticidad del patrimonio que reposa en algunos de los museos franceses. Es decir, que de los 100 van goghs que, sobre 700, se consideran falsos, ninguno figura en las colecciones del Estado franc¨¦s. Puede que sea cierto.
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