Amnist¨ªa denuncia que las presas de EE UU sufren abusos sexuales, maltrato y falta de asistencia m¨¦dica
"Por fin lleg¨® el funcionario y me quit¨® los grilletes de los tobillos. Entonces naci¨® el beb¨¦. Estuve un rato en la sala de partos con el beb¨¦, pero luego el funcionario volvi¨® a ponerme los grilletes en las piernas y las esposas". El testimonio de Maria Jones, el nombre ficticio de una presa que dio a luz mientras cumpl¨ªa condena en la prisi¨®n del condado de Cook, en Chicago, es uno de los muchos que recogi¨® Amnist¨ªa Internacional (AI) para elaborar un demoledor informe sobre la situaci¨®n de las mujeres en las prisiones estadounidenses, con motivo del D¨ªa Internacional de la Mujer, el pr¨®ximo 8 de marzo."Estados Unidos no cumple su obligaci¨®n de respetar los derechos humanos", se?ala el informe, que denuncia violaciones y abusos sexuales a manos del personal penitenciario, falta de asistencia m¨¦dica, uso cruel de medios de inmovilizaci¨®n a presas enfermas o embarazadas, entre otros abusos. Esta situaci¨®n afecta a una poblaci¨®n reclusa femenina de 138.000 mujeres, entre las que hay tres de nacionalidad espa?ola.
El problema que subyace, indica AI, es que en Estados Unidos la ley de igualdad de oportunidades impide que a los hombres se les niegue el empleo en los centros penitenciarios para mujeres. Seg¨²n esto, se?ala el informe, "los guardias varones pueden tener que llevar a cabo registros corporales superficiales y estar presentes mientras las mujeres est¨¢n desnudas". Aunque los guardias act¨²en de forma escrupulosa, dice AI, "su presencia constituye en s¨ª misma un atentado contra la intimidad de las mujeres".
Esta situaci¨®n, adem¨¢s, favorece los "abusos deliberados por parte de los guardias". En este sentido, se recogen las conclusiones de una investigaci¨®n del Departamento de Justicia estadounidense: "Casi todas las reclusas a las que entrevistamos denunciaron diversos actos de agresi¨®n sexual por parte de los guardias".
La falta de asistencia m¨¦dica es otro de los problemas graves de las c¨¢rceles estadounidenses. En algunos casos porque se requiere, para ser atendido por un facultativo, el permiso de personal no m¨¦dico. Reclusas y abogados informaron a AI de casos en los que esta autorizaci¨®n no se dio porque el personal no m¨¦dico pensaba que la presa ment¨ªa sobre su estado o que la petici¨®n no estaba justificada. El informe recoge la denuncia de 40 mujeres del Centro Penitenciario de Virginia, de la muerte de una mujer, desangrada despu¨¦s de quejarse de que echaba sangre por el recto y de que los funcionarios le contestaran que elevara los pies.
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