Los r¨¢banos y Tomeo SERGI P?MIES
?Qu¨¦ tienen en com¨²n Freixenet, la Universidad de Barcelona y la editorial Destino? Unos premios: el Sent Sov¨ª, de literatura gastron¨®mica, y los Juan Mari Arzak, a los medios de comunicaci¨®n. El martes, en la sede de Freixenet de Sant Sadurn¨ª d"Anoia, se organiz¨® una cena por todo lo alto para hacer p¨²blicos los fallos de esta primera convocatoria. Para facilitar el desplazamiento a los invitados, la organizaci¨®n flet¨® unos autocares (ida y vuelta) que permit¨ªan al personal no tener que preocuparse de los siempre humillantes controles de alcoholemia. La fiesta empez¨® antes de las nueve, con un aperitivo servido por miles de camareros en el que destacaron los langostinos y los chicharrones. En unos paneles, unas listas por orden alfab¨¦tico colocaban a cada uno en alguna de las 20 mesas habilitadas para el evento. Enseguida empezaron a formarse los primeros corros entre periodistas, escritores y editores que no pudieron resistir la tentaci¨®n de dejarse llevar por su natural tendencia al bulo, al chisme y al rumor. "Ganar¨¢ Javier Tomeo", o¨ª. El car¨¢cter gastron¨®mico del certamen obligaba a unos niveles de exigencia que se vieron reflejados en la composici¨®n de los jurados (Vilallonga, V¨¢zquez Montalb¨¢n, Comadira, Garc¨ªa-Campoy, Espada...) y en la concepci¨®n de un men¨² literario que, con pomposa ret¨®rica, se anunci¨® en los siguientes t¨¦rminos: "Men¨² interpretado por Paula Casanovas, Felip Planas, Oriol Lagu¨¦, Nandu Jubany, Jordi Parramon, Sergi Arola y Jordi Butron". La interpretaci¨®n debi¨® de ser del agrado de la mayor¨ªa porque, al final, los cocineros salieron a recibir los aplausos de los comensales como si de una orquesta sinf¨®nica se tratara. ?El men¨²? En teor¨ªa: "Escudella i carn d"olla de les quatre ordes mendicants", cigala real ¨¤ la broche con salsa ravigote y hortalizas del tiempo, liebre ¨¤ la royale y, de postres, madalenas y -cito textualmente- "los sabores de la memoria". En la pr¨¢ctica: platos de los que se tarda m¨¢s en decir el nombre que en comer y que no parecen haber sido concebidos para paladares tan vulgares como el m¨ªo. Para amenizar la cena, de vez en cuando se anunciaban disputad¨ªsimas votaciones con sesudos miembros del jurado mat¨¢ndose a deliberar en un sal¨®n contiguo. Lo mejor para describir la emoci¨®n de los asistentes ante semejante debate es hablar de cualquier cosa menos de emoci¨®n. Con expresi¨®n de echar de menos las migas de uno de sus restaurantes favoritos -Casa Emilio, en Zaragoza-, Javier Tomeo deglut¨ªa los dise?ados manjares interpretados por los j¨®venes artistas de la cocina y acababa con las existencias de agua mineral. Otros, menos abstemios, iban vaciando sucesivas copas de cava, encantados de no tener que conducir y poder regresar a casa en un autocar en el que s¨®lo se le obligar¨ªa a soplar al conductor. Lleg¨®, por fin, el momento del veredicto. Tomeo, que se hab¨ªa presentado con una novela titulada La rebeli¨®n de los r¨¢banos, puso cara de r¨¢bano picante. No hubo redoble de tambores ni trompetas de fanfarria. El secretario del jurado ley¨® el acta de los premios Juan Mari Arzak a los medios de comunicaci¨®n y los galardonados -Tana Collados, Pilar Bueno, Benigno Ortega...- fueron subiendo al estrado para recoger, de manos del cocinero vasco, una extra?a corona entre hawaiana y povera a la que denominaban "macarr¨®n" (seg¨²n el diccionario: "extremo de las cuadernas que sale fuera de las bordas de un buque"). Manuel Vicent no pudo recibir personalmente su macarr¨®n porque, en aquel momento, estaba recogiendo otro premio m¨¢s apetitoso en alg¨²n lugar del planeta Tierra. Por fin, cuando los gl¨®bulos rojos y aragoneses de Tomeo ya flotaban sobre un impaciente oc¨¦ano de agua mineral, salt¨® el notici¨®n: el ganador del premio Sent Sov¨ª de literatura gastron¨®mica era... Javier Tomeo. Flases, abrazos cordiales y no tan cordiales, felicitaciones, declaraciones de miembros del jurado admirados ante la alt¨ªsima calidad de las obras presentadas, caf¨¦s, copas y puros Montecristo. Antes de marcharme, despu¨¦s de atravesar -sin consecuencias para mi integridad f¨ªsica- una barrera humana formada por una de las delanteras m¨¢s peligrosas del periodismo local (Joan Barril, M¨¤rius Carol, Salvador Sostres), pas¨¦ por el lavabo y compart¨ª una cordial charla de urinario con Javier Tomeo. No hablamos ni de literatura, ni de gastronom¨ªa, ni de dinero, pero s¨ª de tort¨ªcolis y homosexuales.
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