M¨¢s de 150 inmigrantes fueron expulsados en 1998 de Euskadi y sobre 500 existe orden de expulsi¨®n
Llegan en oleadas o en solitario pero siempre ligeros de equipaje. A menudo dejan tras de s¨ª una tierra en la que sobrevivir es una heroicidad y frecuentemente sienten que la muerte les pisa los talones. Cuando llegan a su destino la ilusi¨®n se desvanece y se tranforma en otro tipo de temor. Son los inmigrantes. En el Pa¨ªs Vasco hay 7.000 extranjeros y sobre muchos de ellos pende la amenaza de expulsi¨®n. El pasado a?o, 151 fueron devueltos a sus pa¨ªses y cerca de 500 tienen pendiente la ejecuci¨®n de expulsi¨®n. "As¨ª es la vida del extranjero", reconoce un juez de la Audiencia de Bilbao.
Caminan pegados a la pared, sin mirar a nadie. Pero con la sensaci¨®n de que el mundo les observa. Viven una cuenta atr¨¢s hasta que un polic¨ªa aparezca como por ensalmo y les lance la palabra maldita: "documentaci¨®n". Los extranjeros tienen dos posibilidades para legalizar su situaci¨®n: estar en r¨¦gimen de estancia o de residencia. En el primer caso, el inmigrante debe estar amparado por un visado y en el segundo, por un permiso de residencia. Si adem¨¢s quiere afincarse -casi todos lo desean-, se le exigir¨¢ un permiso de trabajo. Para obtenerlo se les pide otro de residencia. Penetran as¨ª en un laberinto de documentos en el que luchan por encontrar la salida. A veces, la b¨²squeda concluye en un avi¨®n rumbo al pa¨ªs de origen que un d¨ªa abandonaron. J. Y. tiene 30 a?os y es uno de los mil chinos que vive en Euskadi. Reside en Bilbao, pero la polic¨ªa ha dictado una orden de expulsi¨®n contra ¨¦l. No quiere ser un ilegal, por eso no desiste de pedir el permiso de residencia. Lo ha hecho en dos ocasiones. La primera vez, se lo negaron. La segunda est¨¢ sin resolver. En la espera, le detuvo la polic¨ªa por carecer de documentos. Su abogado logr¨® parar la orden de expulsi¨®n a cambio de que se presentara diariamente ante el juez. Una medida que s¨®lo se aplica con los m¨¢s peligrosos. Un d¨ªa, J. Y. sali¨® del juzgado y no hab¨ªa recorrido ni dos metros cuando la polic¨ªa le volvi¨® a arrestar. Actualmente, vive como puede y contin¨²a sin documentaci¨®n. El primer lugar "Desde que hace 30 a?os llegaran los primeros chinos al Pa¨ªs Vasco, esta comunidad ha sido la m¨¢s castigada. El 80% procede de la misma regi¨®n, Zhejiang, al sur de Shangai, y casi el resto de Fujian, enfrente de Taiwan. No es por casualidad. Los familiares ya instalados en Euskadi les facilitan la llegada", explica Jos¨¦ Angel Esnaola, abogado y presidente de la Coordinadora de ONG de apoyo a la emigraci¨®n-Harresiak Hapurtuz. En el contingente de solicitudes de permisos de residencia de este a?o, China ocupa el primer lugar en la escala de pa¨ªses. Solamente dos inmigrante chinos fueron expulsado del Pa¨ªs Vasco entre septiembre y diciembre del pasado a?o, seg¨²n datos de las subdelegaciones del Gobierno en Euskadi. S. J. es una joven china y est¨¢ embarazada. En 1995 lleg¨® a la capital vizca¨ªna para reencontrarse con su pareja que se le hab¨ªa adelantado en el tiempo. Casi reci¨¦n aterrizada, la polic¨ªa le detuvo y le inco¨® un expediente de expulsi¨®n por carecer de papeles. La retuvieron 40 d¨ªas en el Centro de Internamiento para Extranjeros de Moratalaz, cerca de Madrid, y cumplido el plazo legal qued¨® en libertad. A S. J. le salv¨® el no llevar pasaporte, una medida habitual entre los inmigrantes para dificultar su expulsi¨®n. Pero la peripecia s¨®lo hab¨ªa empezado. La mujer regresa a Bilbao, se casa con su novio y juntos abren un restaurante chino. S. J. pide un permiso de trabajo como camarera y mientras espera la decisi¨®n le vuelve a detener la polic¨ªa. En esta ocasi¨®n por carecer de permiso de empresaria. La expulsan por segunda vez y le acusan de un delito sobre la libertad de trabajo. Despu¨¦s de un a?o, la orden queda revocada. S. J. dice que "ya todo est¨¢ bien". Su hijo nacer¨¢ en Espa?a. De acuerdo con la Ley de extranjer¨ªa, a un extranjero se le expulsa, fundamentalmente, por falta de documentaci¨®n. Tambi¨¦n cuando, sin llegar a perpetrar un delito, inciden en el orden p¨²blico y en la seguridad interior o exterior del pa¨ªs en el que habitan, como ser¨ªan los casos de espionaje. El mayor ¨ªndice de expulsiones recaen sobre las mujeres que practican la prostituci¨®n y el alterne, seg¨²n datos de la Audiencia Provincial de Bilbao. W. B y M. R. son dos j¨®venes senegaleses que viven en Italia legalmente. A finales de 1997 llegaron de vacaciones a Vitoria en una furgoneta. La polic¨ªa les detuvo inmediatamente y orden¨® su expulsi¨®n a Senegal. Les salv¨® el Tratado de Schenger [un acuerdo de cerca de diez pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a, para luchar contra la inmigraci¨®n ilegal]. Los j¨®venes pudieron regresar a Italia, pero en Espa?a sigue abierta la orden de expulsi¨®n. Los marroqu¨ªes ocupan en Euskadi un lugar intermedio en el n¨²mero de peticiones de permisos de residencia y trabajo, por debajo de colombianos y brasile?os, en segundo y tercer lugar, respectivamente. M. A. naci¨® en Marruecos, tiene 25 a?os, vive son su familia en Amorebieta y le pueden expulsar en cualquier momento. Es el mayor de cuatro hermanos. El padre posee la nacionalidad espa?ola. La madre y los hermanos residen legalmente. Sin embargo, a M. A. la subdelegaci¨®n del Gobierno en Vizcaya le ha denegado la tarjeta de residencia en dos ocasiones: en septiembre de 1998 y el pasado mes de enero. "Es un caso sangrante. No tiene a nadie en Marruecos, toda su familia est¨¢ aqu¨ª. Argumentan que al ser mayor de edad no entra en el apartado legal de reagrupamiento familiar", expresa indignado Andoni Basterra, responsable del Centro de Informaci¨®n para trabajadores emigrantes de CCOO.
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