El diablo vuelve a entrar por la ventana
Al igual que los socialistas parecieron convencidos en 1982 de que el magisterio de Pablo Iglesias, las tradiciones de la izquierda y 40 a?os de oposici¨®n a la dictadura les inmunizaban frente a las enfermedades del poder, los populares cultivan ahora la leyenda piadosa de ser tan invencibles frente a la corrupci¨®n como Obelix ante los romanos gracias a su temprano ba?o en la caldera del druida Panoramix. El veterano falangista Jaime Campmany, en su nuevo papel de chocarrero propagandista del PP, difunde la buena nueva con su habitual finura y gracejo: "El robo generalizado, la corrupci¨®n extendida, la mordida y el amiguismo, la pol¨ªtica del pelotazo, el trinque, el mangue y la mamandurria, son h¨¢bitos que han pasado a la Historia: s¨®lo quedan residuos, reliquias, los tics que dejaron los felipistas". Pero esa amable fantas¨ªa no resiste la prueba de los hechos: la cr¨®nica judicial, las denuncias de la oposici¨®n y las querellas internas dentro del PP muestran que es el ejercicio del poder, y no la ideolog¨ªa o el carn¨¦ de sus titulares, la fuente ¨²ltima de la corrupci¨®n pol¨ªtica. Porque el diablo de la confusi¨®n entre los intereses p¨²blicos y los negocios privados, te¨®ricamente expulsado de las instituciones por la puerta tras la llegada de Aznar al poder, ha vuelto a entrar en el Estado por la ventana, con el agravante de que los ayuntamientos y las autonom¨ªas gobernados desde hace a?os por el PP ofrecen un repertorio de esc¨¢ndalos independientes de la Administraci¨®n Central.
Al igual que en el pasado, la financiaci¨®n irregular de los partidos ocupa el centro del escenario. Si la condena dictada hace mas de un a?o por el Supremo en el caso Filesa contra dos antiguos parlamentarios socialistas prob¨® la existencia de un entramado de recaudaci¨®n ilegal de fondos al servicio del PSOE, la reciente sentencia del caso S¨®ller revela que el PP tambi¨¦n se financi¨® de forma irregular en Baleares. El Supremo contin¨²a instruyendo el caso Zamora, referido a donativos empresariales recibidos por los populares en Castilla-La Mancha cuando Aznar era presidente de la Junta. La negativa del Gobierno del PP a permitir la creaci¨®n de una comisi¨®n parlamentaria que investigue las subvenciones concedidas por el Ministerio de Industria a diversas empresas con cargo a los fondos mineros impide por el momento llegar a conclusiones ciertas sobre las acusaciones lanzadas por el PSOE.
Los paralelismos entre el PP y el PSOE no se reducen a la estrategia com¨²n de la presunci¨®n de inocencia: como si fuese el remake chapucero de una pel¨ªcula de cat¨¢strofes, la liturgia escenificada por el Gobierno de Aznar para conjurar a los demonios de la corrupci¨®n recuerda los pat¨¦ticos esfuerzos desplegados por el PSOE durante la anterior legislatura con id¨¦ntico prop¨®sito. Se dir¨ªa que los populares han tomado la senda acumulativa de errores y desprop¨®sitos que llev¨® a los socialistas a aislarse de la realidad y a perder las elecciones: junto a la negaci¨®n de las evidencias, la esperanza de que la tormenta escampe, las denuncias paranoicas de conjuras oscuras y la explicaci¨®n reduccionista de los esc¨¢ndalos por los beneficios a favor de los adversarios, la demanda contra Borrell del ministro Piqu¨¦ (que parece haber perdido definitivamente los papeles) pone otra vez en marcha la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica.
Al igual que los socialistas pretendieron quitar importancia a los esc¨¢ndalos pol¨ªtico-financieros producidos bajo su Gobierno compar¨¢ndolos con los latrocinios del franquismo, los portavoces del PP rechazan ahora las acusaciones de corrupci¨®n con el argumento de que el PSOE lo hizo todav¨ªa peor: como si un delito pudiese ser absuelto por la existencia de otro mayor. Pero el oscuro conflicto protagonizado por los populares en Canarias ofrece rasgos originales e inquietantes: las amenazas de muerte dirigidas contra Francisco de la Barreda, presidente del PP en Tenerife, y la paliza propinada a la abogada Julia Bango, que hab¨ªa investigado una denuncia de corrupci¨®n en el municipio de Tegueste, parecen conducir a la pol¨ªtica espa?ola a un in¨¦dito cruce con la corrupci¨®n, la mafia y el crimen.
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