La ley no da tregua

LA DETENCI?N en Par¨ªs de seis miembros de ETA, entre los que figuran Jos¨¦ Javier Arizkuren, Kantauri, e Irantzu Gallastegi, considerados responsables de los comandos que han cometido la mayor¨ªa de los ¨²ltimos atentados de la banda, demuestra que el ministro de Interior no hac¨ªa ret¨®rica cuando aseguraba hace meses, y reiteraba la semana pasada, que el Estado de Derecho no est¨¢ en tregua. No puede haberla frente a una organizaci¨®n terrorista que dice mantener abierta su actividad extorsionadora -"tareas habituales de suministro", seg¨²n su ¨²ltimo comunicado- y que condiciona la conversi¨®n del "alto el fuego provisional" en definitivo a que la mayor¨ªa acate sus exigencias. No puede haber tregua de la polic¨ªa y los jueces en la persecuci¨®n de un grupo terrorista del que hay indicios -recientemente fue detenido un activista que intentaba robar una furgoneta- de que sigue prepar¨¢ndose para regresar si lo considera conveniente.Que HB reaccionara de manera amenazadora entraba en lo previsible, y en el fondo, tambi¨¦n, aunque sea incoherente, que el peneuvista Egibar lamente las detenciones. La situaci¨®n exige astucia adem¨¢s de firmeza, pero la alternativa opuesta a la de la detenci¨®n, mirar para otro lado y permitir la libre circulaci¨®n de personas con el historial criminal de Kantauri habr¨ªa sido incomprensible. Tal vez se haya querido hacer coincidir el golpe a ETA con la presencia de Aznar en Par¨ªs, pero el sentido com¨²n indica que si la polic¨ªa segu¨ªa a alguno de los detenidos, el momento ¨®ptimo para intervenir es el del contacto con otros dirigentes, como parece haber ocurrido. Cuando ETA decida autodisolverse ser¨¢ el momento de la generosidad con los activistas detenidos; mientras tanto, lo m¨¢s conveniente es detenerlos. Quienes ahora dicen que ello impide avanzar el proceso de paz dijeron antes que aplicar la ley, sin bulas, a los dirigentes de HB y a los involucrados en la trama financiera del tinglado KAS-ETA era un obst¨¢culo para la tregua. Es posible que el mecanismo de Lizarra acelerara la decisi¨®n del alto el fuego, pero cada vez est¨¢ m¨¢s m¨¢s claro que sin la firmeza del Estado de derecho, ni a ETA se le habr¨ªa ocurrido plantear esa hip¨®tesis, ni se lo habr¨ªa pedido su brazo pol¨ªtico. Esa firmeza ha ido debilitando a ETA hasta convencer a sus jefes de que les conven¨ªa cambiar de estrategia. En el periodo 1978-84, ETA realiz¨® unos 200 atentados al a?o, con una media de 56 v¨ªctimas mortales; entre 1985 y 1991, la media fue de 100 atentados y 33 muertos, y entre 1991 y 1998, de 50 atentados y 15 v¨ªctimas. La eficacia policial no lo explica todo, pero las detenciones de dirigentes en Francia ha sido decisiva: un total de 228 miembros de ETA fueron encarcelados en el pa¨ªs vecino por orden judicial en los ¨²ltimos 10 a?os.

Los papeles capturados permitir¨¢n seguramente saber si ETA est¨¢ dispuesta a renunciar definitivamente o si se propon¨ªa regresar. Hay motivos para la preocupaci¨®n, pero no m¨¢s que antes de estas detenciones.