El Pacto de Varsovia entra en la OTAN
Polonia, la Rep¨²blica Checa y Hungr¨ªa son desde hoy miembros de pleno derecho de la Alianza Atl¨¢ntica
Hoy se ampl¨ªa la OTAN. Los ministros de Exteriores polaco, checo y h¨²ngaro depositar¨¢n los instrumentos de ratificaci¨®n parlamentaria de los tratados por los que se adhieren a la organizaci¨®n pol¨ªtico-militar m¨¢s importante del mundo. Con este simb¨®lico acto, que se celebra en la biblioteca Truman en Independence (Misuri, Estados Unidos), el primer destacamento del desaparecido Pacto de Varsovia -la organizaci¨®n adversaria, bajo ¨¦gida sovi¨¦tica- se integra en la Alianza Atl¨¢ntica; las fronteras pol¨ªticas que dividieron a Europa en 1945 empiezan a borrarse definitivamente; y se abre la espita a futuras, aunque m¨¢s problem¨¢ticas, incorporaciones.La ceremonia se oficiar¨¢ en la casa del presidente Harry Truman como homenaje al que fuera presidente de Estados Unidos en la fase final de la II Guerra Mundial, y que inspir¨® la creaci¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica, el pr¨®ximo abril har¨¢ 50 a?os. Y por imperativo legal, pues el dep¨®sito debe hacerse ante el Gobierno que custodia el Tratado fundacional. Lo representar¨¢ su secretaria de Estado, Madeleine Albright.
El acto simboliza el fin de la Europa desgarrada en fronteras pol¨ªtico-ideol¨®gicas durante la guerra fr¨ªa, aunque quedan a¨²n en sangre viva las secuelas de la guerra anterior (1914-1918), en el bajo vientre balc¨¢nico. "Es el triunfo de la justicia sobre la historia", ilustra el secretario general, Javier Solana, en un manifiesto que hoy se publicar¨¢ en los tres pa¨ªses adherentes. Triunfo sobre la injusticia del apartamiento de poblaciones enteras al margen de su voluntad, triunfo sobre la tragedia de la divisi¨®n.
Esta ampliaci¨®n -se trata de la cuarta- evidencia otra vez que la integraci¨®n continental es m¨¢s r¨¢pida en lo defensivo que en lo econ¨®mico-pol¨ªtico. El Tratado de Washington se firm¨® en 1949; las primeras adhesiones del Este culminan hoy, en 1999, tras un plazo r¨¦cord de negociaci¨®n y adaptaci¨®n, que empez¨® a contar desde el final de 1995. El Tratado de Roma fund¨® la Europa comunitaria en 1957; la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea (UE) al Este dif¨ªcilmente cristalizar¨¢ antes de seis a?os. Es cierto que ensamblar econom¨ªas resulta m¨¢s penoso que juntar ej¨¦rcitos. Pero tambi¨¦n lo es que cuando los europeos proclaman el medio siglo de paz como gran logro de la UE dicen verdad, pero s¨®lo en parte: trajo la paz interior, derivada de la reconciliaci¨®n entre Francia y Alemania. Pero tanto ¨¦sta como la paz y seguridad exteriores son producto del paraguas transatl¨¢ntico. Con fallos estrepitosos tambi¨¦n, como la tolerancia aliada y la connivencia estadounidense respecto a la invasi¨®n militar de Chipre (1974), y el innoble respeto en su seno de dictaduras como las Oliveira Salazar-Marcelo Caetano o la de los coroneles griegos.
Si Washington ha estado siempre detr¨¢s de las grandes iniciativas de integraci¨®n europea -impuls¨¢ndolas, aunque tambi¨¦n tratando de acotarlas-, como la OCDE o el Mercado Com¨²n, tambi¨¦n lo ha estado esta vez. Fue el presidente Bill Clinton quien lanz¨® la idea. Pero -siempre esta suerte de esquizofrenia entre blanco y negro- han sido los republicanos quienes m¨¢s se han opuesto despu¨¦s, frente a la firmeza berroque?a de todos los europeos. La ampliaci¨®n es una operaci¨®n en el Viejo Continente, ampl¨ªa el territorio europeo de la Alianza, aumenta el peso de su pilar europeo. Plantea, pues, a los europeos la urgencia de desarrollar la llamada Identidad Europea de Defensa (IDE), si quieren consolidarla y al tiempo emanciparse -sin divorcios- del hermano mayor transatl¨¢ntico. ?sta es la gran asignatura pendiente, al menos a medias, del mandato de Solana, que ha llevado a buen puerto las otras grandes prioridades estrat¨¦gicas, desde esta apertura al Este hasta el pacto con Rusia, pasando por el activismo balc¨¢nico, aunque los frutos de ¨¦ste queden mediatizados por otras fracturas de la comunidad internacional plasmadas en el Grupo de Contacto.
El alcance hist¨®rico de este inicio de integraci¨®n del Pacto de Varsovia en la OTAN se mide tambi¨¦n por el grado de conllevancia que los Diecis¨¦is han conseguido de su antiguo patr¨®n, Mosc¨². "Lo hemos hecho sin aislar a Rusia", se ufanan en Bruselas, sino, al contrario, integr¨¢ndola en un mecanismo de asociaci¨®n especial establecido en el acta bilateral de 1997. Pero lo de hoy es s¨®lo el inicio de un largo viaje. Otros candidatos esperan y "cuando las puertas se abren no se pueden volver a cerrar", como declara a diestro y siniestro el presidente polaco, Aleksander Kwasniewsky. Los recelos rusos ante la entrada de los tres primeros -ya vencidos- se tornan en dram¨¢tica oposici¨®n ante otros candidatos, como los b¨¢lticos: son demasiada sangre de su sangre e imagen de su imaginario hist¨®rico.
?Qu¨¦ aportan concretamente los tres nuevos? Profundidad estrat¨¦gica, mayor seguridad hacia el Este, consolidaci¨®n pol¨ªtica, amplitud militar, posibilidad de negocios y de replanteamiento global para las industrias nacionales de defensa. ?Qu¨¦ obtienen? Seguridad, ante la incertidumbre que habitar¨¢ en la Rusia post-Yeltsin, sometida al caos econ¨®mico, las pasiones nacionalistas y quiz¨¢ a una vocaci¨®n neoimperial. Logran, sobre todo, el compromiso de defensa mutua del art¨ªculo 5 del Tratado -todos para uno, uno para todos- en caso de agresi¨®n exterior. A cambio de poco dinero, pues aumentan s¨®lo ligeramente sus presupuestos de Defensa. Mucho menos de lo que tendr¨ªan que invertir en caso de afrontar su seguridad en solitario.
1.500 millones de d¨®lares
La ampliaci¨®n cuesta a los Diecis¨¦is 1.500 millones de d¨®lares a lo largo de 10 a?os, una minucia respecto a las primeras estimaciones norteamericanas, que multiplicaban alarmantemente por ocho esa cantidad. ?C¨®mo se invertir¨¢n? A raz¨®n de 700 millones para Polonia, 315 para Hungr¨ªa, 266 para la Rep¨²blica Checa y 200 para ampliar los propios edificios de la OTAN, que se completar¨¢n con las aportaciones de los socios biso?os.?A qu¨¦ se dedicar¨¢n? A cuatro objetivos. Uno, mejorar las "condiciones de seguridad", es decir, las capacidades para recibir, almacenar y utilizar material clasificado. Dos, defensas a¨¦reas, pues se trata de integrar los sistemas a¨¦reos de los tres en el general de la Alianza: ya se sabe que la mejor defensa del territorio es la que empieza por el aire. Tres, infraestructuras, de forma que los aeropuertos y otras instalaciones puedan acoger y albergar despliegues de la OTAN. Son los mismos cuatro objetivos que constituyen los requisitos (adem¨¢s de la capacidad de aportar algo a la defensa com¨²n) indispensables para entrar en el club: los tres los han aprobado, pero ahora deben aspirar al notable, que es la media de los Diecis¨¦is. Buena parte de las inversiones ir¨¢, pues, a las famosas "cuatro C": comando (mando, en ingl¨¦s), control, comunicaciones, computadoras. Pero, paralelamente, la modernizaci¨®n del armamento polaco, h¨²ngaro y checo, muy condicionado por los esquemas estrat¨¦gicos sovi¨¦ticos -relevancia de tanques y artiller¨ªa-, acabar¨¢ sustituyendo a los carros y aviones rusos (Mig, Su-22), bastante obsoletos, por juguetes occidentales, lo que mejorar¨¢ la "interoperabilidad" entre los 19 ej¨¦rcitos. Compa?¨ªas como Boeing, British Aerospace, DaimlerChrysler Aerospace, Dassault, Lockheed-Martin, Saab y GEC-Marconi hacen ya cola a la caza y captura de nuevos contratos.
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