Una reforma cerrada en falso
Las palabras de Jacques Chirac son la primera evidencia de que la reforma de las ayudas agr¨ªcolas se ha cerrado en falso. El problema ahora es saber qui¨¦n se atrever¨¢ a abrirlo en la Cumbre de Berl¨ªn, los d¨ªas 24 y 25 de marzo, cuando los Quince intenten fijar la reforma financiera europea, la Agenda 2000. ?Francia, porque quiere mejorar su posici¨®n? ?Portugal, porque se siente maltratado? ?Alemania, porque quiere m¨¢s ajuste? ?El Reino Unido y Holanda, porque quieren gastar menos y reformar m¨¢s?Francia est¨¢ en una posici¨®n muy inc¨®moda. No tiene ning¨²n inter¨¦s nacional en recortar las ayudas de la PAC, pero ¨¦sa es la mejor f¨®rmula para impedir que Bonn exija otras compensaciones que acabar¨ªa pagando Par¨ªs. Schr?der se comprometi¨® ante Chirac a renunciar a la llamada cofinanciaci¨®n (cada Estado pagar¨ªa una parte de las ayudas agr¨ªcolas recibidas). Perjudica a Francia y Espa?a, porque reciben m¨¢s de lo que aportan, y beneficia a Alemania, que paga m¨¢s de lo que recibe.
El acuerdo francoalem¨¢n de Petersberg, que muchos socios no asumen, estableci¨® el objetivo de fijar el techo del gasto agr¨ªcola en 307.000 millones de euros para el septenio 2000-2006. El compromiso de los ministros de Agricultura se sit¨²a en 314.000 millones. En gran parte porque la presidencia alemana no jug¨® a fondo la baza de Petersberg. Y Francia teme que Alemania se escude en ese incumplimiento para pedir m¨¢s ajustes, bien en la agricultura, bien en otros terrenos. Bien a trav¨¦s de la cofinanciaci¨®n, bien con un cheque alem¨¢n.
?Cu¨¢l ser¨¢ la posici¨®n de Schr?der? Es una inc¨®gnita, dados los bandazos de Bonn: ora presionando por el ajuste de Petersberg, ora lanzando una propuesta salvaje con un recorte superior, ora aceptando con rapidez un compromiso m¨¢s costoso que el que propon¨ªa la Comisi¨®n, ora renunciando a la cofinanciaci¨®n, ora puntualizando que ¨¦sta sigue estando encima de la mesa.
Si Bonn no protesta, ser¨ªa una temeridad para Francia reabrir el contencioso. A pesar de las palabras de Chirac, el pacto no es objetivamente malo para su pa¨ªs, aunque podr¨ªa ser mejor. Pero intentar mejorarlo en Berl¨ªn puede encender la chispa de la discordia y, entonces s¨ª, reabrir toda la reforma agr¨ªcola. Por eso el acuerdo est¨¢ cerrado en falso.
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