Turqu¨ªa, enferma
LAS CRISIS en el escenario europeo, la interna de la Uni¨®n Europea y la mucho m¨¢s dram¨¢tica de Kosovo, est¨¢n haciendo pasar casi inadvertida otra seriamente preocupante: el r¨¢pido deterioro de la situaci¨®n pol¨ªtica en Turqu¨ªa. A un mes de la fecha prevista para las elecciones, todo parece indicar que est¨¢ m¨¢s lejos que nunca el acuerdo m¨ªnimo entre las fuerzas pol¨ªticas para emprender unas reformas que acerquen realmente a este pa¨ªs a la Europa democr¨¢tica en la que aspira a integrarse.Los s¨ªntomas comienzan a evocar una vez m¨¢s aquel triste diagn¨®stico que hizo de la Turqu¨ªa a¨²n otomana el "gran enfermo del B¨®sforo". Y eso es grave para el propio Estado turco y para una sociedad que est¨¢ ante la encrucijada de afrontar la modernizaci¨®n y democratizaci¨®n o caer en el enfrentamiento civil, el autoritarismo y el aislamiento.Pero tambi¨¦n es muy peligroso para la estabilidad y seguridad de Europa. Una Turqu¨ªa que afronte con ¨¦xito su democratizaci¨®n y el progreso en el respeto a los derechos humanos es la mejor garant¨ªa para un pa¨ªs clave en regi¨®n tan conflictiva como Oriente Medio. Por eso es tan negativo el distanciamiento registrado en los ¨²ltimos tiempos entre Turqu¨ªa y la UE.
La reciente captura de Abdula Ocalan, alias Apo, m¨¢ximo l¨ªder del Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), una organizaci¨®n que con la bandera de los derechos de los kurdos ha recurrido sistem¨¢ticamente al terrorismo, podr¨ªa convertirse todav¨ªa en una oportunidad para que Turqu¨ªa se replanteara su actitud hacia el problema kurdo y para demostrar la voluntad de esa democracia formal de convertirse en un Estado de Derecho. Lamentablemente, la dividida clase pol¨ªtica turca, bajo el muy abierto tutelaje del Ej¨¦rcito, no se muestra dispuesta a aprovecharla. La corrupci¨®n de una parte de esa clase pol¨ªtica, probablemente la ¨²nica en Europa que no ha sido depurada ni renovada desde los a?os setenta, no es ya s¨®lo un mal end¨¦mico. Es una amenaza directa para la estabilidad del pa¨ªs y el progreso de un sistema democr¨¢tico que requiere una aceleraci¨®n.
En este marco, la nueva ofensiva del terrorismo que desde los escenarios de la guerra en el sureste se ha trasladado a las grandes ciudades y que la semana pasada se cobr¨® 14 muertos en Estambul y varios m¨¢s en provincias, s¨®lo ayuda a aquellos que quieren impedir a toda costa una regeneraci¨®n de la vida pol¨ªtica y apuestan por la polarizaci¨®n.
Los intentos de ciertos sectores de la derecha de retrasar las elecciones y forzar as¨ª una mejora de su posici¨®n en las listas electorales y el apoyo que han recibido de los islamistas, los m¨¢s numerosos en el Parlamento, han resultado infructuosos.
Ayer el primer ministro, el socialdem¨®crata Bulent Ecevit, que el pasado domingo interrumpi¨® su campa?a electoral para regresar apresuradamente a Ankara, super¨® una moci¨®n de censura. Pero el anuncio hecho por un fiscal de posibles medidas para ilegalizar al Partido de la Virtud, la marca electoral que sustituye al prohibido Partido del Bienestar, de confesi¨®n islamista, puede originar un nuevo rebrote de la tensi¨®n pol¨ªtica, con el Ej¨¦rcito de por medio. ?ste se niega a que se revisen las leyes por las cuales fue ilegalizado el partido islamista que gan¨® las ¨²ltimas elecciones y se proces¨® a varios de sus dirigentes.
La pol¨¦mica decisi¨®n de excluir a Turqu¨ªa de la lista de candidatos a ingresar en la Uni¨®n Europea no ayud¨® precisamente a los sectores partidarios de la renovaci¨®n democr¨¢tica y de un mayor compromiso en la defensa de los derechos humanos.
Ese da?o est¨¢ hecho, pero hay formas de paliarlo. Por ello la UE deber¨ªa hacer todo lo posible por fomentar las fuerzas que quieren liberar a Turqu¨ªa de la par¨¢lisis que le impone la clase pol¨ªtica corrupta, el tutelaje del Ej¨¦rcito y la falta de respeto a los derechos humanos.Estos factores son los que llevan cada vez a m¨¢s turcos a no considerar al Estado como propio. Y son el principal combustible para la desestabilizaci¨®n, el terrorismo, el radicalismo isl¨¢mico o de otro tipo y, como efecto ¨²ltimo, los golpes de Estado.
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