Avutardas II
En su peri¨®dico del 14-3-99 se dedican cuatro columnas de su primera plana al problema de las avutardas de Campo Real, que dificultan la construcci¨®n del futuro aeropuerto de Madrid. Mucho menos relieve mereci¨® la intervenci¨®n del Defensor del Pueblo en el Congreso de los Diputados sobre la situaci¨®n insostenible de las personas que vivimos en el entorno del nuevo aeropuerto de Barajas, curiosa paradoja.La estrategia oficial de presentar el nuevo aeropuerto de Barajas como una cat¨¢strofe natural, con constantes llamadas al reparto solidario del problema del ruido, est¨¢ en sus comienzos.
Su peri¨®dico, como otros, recibe cartas de vecinos que, poco a poco, van descubriendo el problema. Mi proceso fue diferente: desde el pasado 5 de noviembre en que se inaugur¨® la nueva pista, mi vida gira en torno a la superaci¨®n de ese problema. Los recientes cambios en las rutas de salida (de momento, las nocturnas) no son consecuencia s¨®lo de medidas de presi¨®n, la utilizaci¨®n del giro a la izquierda sobre La Granjilla determina que sobre esta peque?a urbanizaci¨®n de los a?os sesenta, todos los aviones superen el nivel de ruido m¨¢ximo establecido por la legislaci¨®n, llegando algunos a los 97dba (l¨ªmite diurno 65dba). Mediciones solventes, de las que carec¨ªa el Ministerio de Fomento, pagadas de nuestros bolsillos, parecen haber contribuido a convencerle de lo insostenible de la situaci¨®n.
El cambio an¨¢logo de las rutas diurnas es ahora un compromiso formal y escrito de la Administraci¨®n, aunque ello no garantiza una soluci¨®n aceptable para nosotros. Simplemente, pedimos que se aplique la ley y, tras los cambios previstos, efectuaremos nuevas mediciones para determinar si ha sido as¨ª. Invito al resto de afectados a que hagan lo mismo, sin intentar echar el problema sobre otros colectivos vecinales.
De toda esta situaci¨®n no somos responsables los vecinos, lo es la ampliaci¨®n de un aeropuerto, que inmediatamente se ha convertido en una agresi¨®n contra todos nosotros, aparentemente imparable.-
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