"Todo el pueblo madrug¨® el 14 de abril para proclamar las libertades antes que nadie"
"Quisiera ser como el agua fresca, limpia, inocente y segura de s¨ª. Como el arroyo que no se vuelve atr¨¢s a saber qui¨¦n le ha bebido. Quisiera bajar a donde tengo que bajar...". Aquel 14 de abril de 1931, el pueblo de Eibar se cit¨® de madrugada (seis de la ma?ana) para proclamar la II Rep¨²blica antes que Barcelona, que Bilbao, que Madrid..., y lo hizo como adelantaban a?os antes las palabras de Tom¨¢s Meabe (aquel joven de La lucha de clases que dirigi¨® el peri¨®dico socialista de Eibar): con frescura, limpieza, seguros de s¨ª; bajando hasta la plaza del Ayuntamiento para izar en la balconada de la Casa Consistorial la bandera republicana. Se cuenta que muchos miles participaron en la celebraci¨®n del d¨ªa 14 de abril de 1931, cuando el presidente del Consejo de ministros lleg¨® a decir: "?Quieren ustedes m¨¢s crisis que la de un pa¨ªs que se acuesta mon¨¢rquico y amanece republicano?"... Fue precisamente Eibar quien lo hizo primero, con el despertar del martes, un d¨ªa y unas horas m¨¢s tarde de las elecciones municipales celebradas el domingo. Con un resultado, nueve concejales para los socialistas, siete para los republicanos y uno para los nacionalistas. Hemos recogido opiniones de algunos de aquellos que lo vivieron. Charlamos con Francisco (Paco) Lanas, 89 a?os, que fue de las juventudes del partido socialista y luch¨® en la guerra desde el primer d¨ªa, defendiendo San Sebasti¨¢n como pudo y estando prisionero en Asturias "con 4.500 compa?eros"; y Secundino Loidi, republicano, en aquel 1931 un chaval de 12 a?os, hijo y nieto de Conserjes del Ayuntamiento y que fue el encargado (junto con su hermano ?ngel) de llevar hasta la Casa Consistorial la bandera republicana. Ellos se han negado ahora a hacerse la foto porque dicen que son "uno y uno m¨¢s" de los que aparecen en esa imagen de entonces, es decir, el reflejo y sentimiento de otros muchos que estuvieron aquel d¨ªa en la plaza de Unzaga. Con esta actitud, demostraban ser buenos disc¨ªpulos de Meabe: "no saber el sujeto que ha bebido" del recuerdo ("del arroyo") de aquella historia, porque fue pr¨¢cticamente todo el pueblo de Eibar quien particip¨® "enlazando sus manos y sus gritos con ese ardor progresivo y progresista de personas abiertas a todas las nobles curiosidades de la vida", como se ha escrito que eran aquellas buenas gentes. Pregunta. ?Como empez¨®?. Respuesta. Ven¨ªa de atr¨¢s. Exist¨ªa mucho malestar con el sistema e indignaci¨®n con la guerra de Marruecos, donde, por un ego¨ªsmo minero, capitalista, murieron in¨²tilmente muchos hijos del pueblo. Pero antes, la huelga general de 1917 marc¨® ya el gran triunfo del proletariado y de los socialistas y a partir de entonces fueron sucedi¨¦ndose otros hechos que cambiaron el escenario p¨²blico, reivindicando un nuevo rol que supuso la participaci¨®n popular en esferas sociales y pol¨ªticas. P. ?Estaba la monarqu¨ªa desgastada?. R. S¨ª, era un mu?eco de otros poderes. Para eliminarla se necesitaba una constataci¨®n y se la dio la victoria en los grandes municipios de socialistas y republicanos en las elecciones municipales del d¨ªa 12. Quedaba pendiente, por tanto, la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica y aqu¨ª intervino Eibar... P. ?Y por qu¨¦ Eibar?. R. Por convencimiento general y porque a lo largo del d¨ªa 13, lunes, pese a que se trabaj¨® normalmente, fue madur¨¢ndose la idea que se llev¨® a cabo el 14, fecha en la que iban a tomar posesi¨®n de su cargo los nuevos concejales electos. Uno a uno, vecino a vecino, fue llamando de madrugada a las puertas para la concentraci¨®n en la plaza. P. ?No hubo impedimento u oposici¨®n por parte de las fuerzas que serv¨ªan a la monarqu¨ªa?. R. Exist¨ªa un temor: la reacci¨®n de la Guardia Civil, el resto carec¨ªa de predicamento porque en Eibar no hab¨ªa mon¨¢rquicos ni tampoco mucha gente de derechas. El peligro estaba en la reacci¨®n del cuartel. No pod¨ªamos olvidar que la legislaci¨®n de entonces subrayaba el deber legal de velar por la monarqu¨ªa y consideraba al rey como "sagrada e inviolable persona", y todo lo que significara un acto que pudiera considerarse como rebeli¨®n o sedici¨®n deber¨ªa "ser inflexiblemente perseguido y castigado". P. ?Qu¨¦ hizo la Guardia Civil? R. No se movi¨® del cuartel, suponemos que por dos razones: una, la dificultad de que Madrid se definieran al respecto: los tel¨¦fonos estaban colapsados; y dos, porque entendieron el sentimiento general del pueblo: todos en favor de la rep¨²blica. As¨ª que se decidi¨® la proclamaci¨®n, se encarg¨® al concejal m¨¢s joven, Mateo Careaga, que comunicara la decisi¨®n popular al comandante de la benem¨¦rita... Y enseguida comenz¨® la fiesta. Se bautiz¨® a la plaza como de La Rep¨²blica, colocando los bomberos un pa?o con la inscripci¨®n; hubo alguna joven que se visti¨® de republicana, se improvis¨® un concierto, se cant¨® y se bail¨®, y nadie fue al trabajo aquel d¨ªa. P. Se ha escrito mucho sobre esas horas, ?guardan alg¨²n texto con especial calor?. R. S¨ª -contesta Secundino Loidi- lo escrito por Toribio Echebarr¨ªa, ilustre funcionario del Ayuntamiento: "Acaso todo se redujo a un ardid del genio de la historia, porque no cabe duda de que aquella gota de agua de Eibar contribuy¨® a precipitar las cosas en Madrid como cuando el leve temblar de unas pisadas desata el alud en la monta?a". P. ?Y despu¨¦s de ese d¨ªa, proclamada la Rep¨²blica? R. Tuvimos la sensaci¨®n de empezar a vivir una vida nueva, en un mundo que iba a ser mejor, sin acordarnos siquiera de que hubiera enemigos. P. Pero los hubo y deriv¨® en Guerra Civil... ?Por qu¨¦ creen que fracas¨® la Rep¨²blica, si es que fracas¨®, y se perdi¨® la guerra? R. Con la rep¨²blica, cada sector y hasta cada persona creyeron que iba a solucionarlo todo o que era el final del camino. Muchas cosas se lograron en favor de la libertad, la democracia y el progreso; se propici¨® la participaci¨®n libre de los ciudadanos en la pol¨ªtica, pero hubo tambi¨¦n demasiada impaciencia y los enemigos de la rep¨²blica se pusieron nerviosos ante la p¨¦rdida de algunos de sus privilegios y se organizaron para derribarla por medio del levantamiento militar, de las armas. Nosotros defendimos aquella libertad y tambi¨¦n la voluntad de la mayor¨ªa dejando muchos su vida. La guerra se perdi¨® fundamentalmente por nuestra falta de medios, pero sobre todo por la ayuda fascista del exterior, principalmente la aviaci¨®n alemana protegida por la italiana.
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