Apoteosis de la "gracieta" VALENT? PUIG
El problema no es que los personajes graciosos de TV-3 publiquen libros y la gente los compre, sino que los escritores cualquier d¨ªa decidan ponerse a escribir como los personajes graciosos para que alguien compre sus libros. Frente a lo exiguo del mercado del libro en catal¨¢n, la soluci¨®n editorial seg¨²n el know how TV-3 es ¨®ptima, aunque cabe la opini¨®n de que hay remedios peores que la enfermedad. Del mismo modo, se dice que quien consuma uno de esos productos -como antes se dec¨ªa del c¨®mic- luego acabar¨¢ por leer a Merc¨¨ Rodoreda o Joan Fuster, pero ese es un argumento tan viejo como por demostrar. En todo caso, salvo los apocal¨ªpticos m¨¢s radicales, nadie supone que la televisi¨®n sea intr¨ªnsecamente mala. La cuesti¨®n de peso est¨¢ en una televisi¨®n p¨²blica de concepci¨®n mayoritariamente adolescente. En su peculiar Diccionario del siglo XXI, Jacques Attali da entrada al concepto o categor¨ªa de "adol¨¦cran". Es el adolescente-pantalla: pasa la mayor parte de su tiempo, tanto libre como escolar, ante la pantalla de televisi¨®n, de los juegos de v¨ªdeo, del ordenador, del cine. Van a ser 3.000 millones: "Imbuido de una cultura de la imagen, del zapping, de lo l¨²dico, estar¨¢ m¨¢s formado para la navegaci¨®n que para la l¨®gica, para la intuici¨®n que para la racionalidad, para la orientaci¨®n que para la demostraci¨®n". Est¨¢ claro que el dise?o de la programaci¨®n de TV-3 ha logrado manifestar una visi¨®n de futuro anticip¨¢ndose en la pr¨¢ctica a la definici¨®n del adol¨¦cran. No s¨¦ si en el ¨¢nimo de la coalici¨®n gobernante en Catalu?a est¨¢ el prop¨®sito de convertirnos a todos los adultos en adolescentes, en virtud de una ingenier¨ªa del esp¨ªritu combinada con los prodigios de lo cat¨®dico. Menos n¨ªtida es la frontera entre el humor blanco y lo chabacano. Algunas personalidades de la gracieta apuntan a un humor de blancura, mientras que otros optan empedernidamente por el xaronisme. En plenos estertores de la posmodernidad, regresa Pitarra sacudi¨¦ndose los excrementos de las palomas que llevan a?os custodiando su monumento. Fue ef¨ªmera la pol¨¦mica sobre el libro Dues Catalunyes, de ?ngel Carmona, all¨¢ por los a?os sesenta, pero hoy mismo parecer¨ªa de m¨¢s actualidad que entonces, como instrumento de an¨¢lisis para los contenidos de pubertad que son tan hegem¨®nicos en las horas de m¨¢xima audiencia en TV-3. Al adol¨¦cran parece gustarle la gracieta, de forma que se contagia a toda la familia tumbada en el tresillo entre restos de arroz tres delicias a domicilio. Carmona polarizaba la cultura catalana entre culturalisme y xaronisme. Frente a la belleza funcional y espont¨¢nea de lo popular, el culturalismo aherrojaba la vitalidad de un futuro de masas educadas por los coros de Clav¨¦ y los ateneos enciclop¨¦dico-populares. Era la musa popular, que no necesitaba de "la lira dels seus avis". El paralelo con TV-3 y con el contenido de los libros que publican sus personalidades de humor adolescente es aparatoso: ah¨ª est¨¢ la musa popular y al otro lado del terreno de combate est¨¢ el culturalismo, la literatura aburrida, lo elitista, lo que no interesa a nadie. Es as¨ª que los programas culturales de TV-3 abundan generalmente en el influjo de la musa popular: el m¨¦todo consiste en abaratar el contenido de la cultura en lugar de enriquecer el nivel de la audiencia. Aribau contra Robre?o, dir¨ªa ?ngel Carmona. Es curioso que del mismo modo que Robre?o busc¨® el ¨¦xito allende Catalu?a, con campa?as teatrales en A Coru?a, Granada o Madrid, los mitos de la comicidad made in TV-3 den tan a menudo el salto a otros canales de televisi¨®n. "Adem¨¦s, jo s¨®c un llec / que ni tan sols he estudiat / el musa, musae, i mereixo / indulg¨¨ncia en aquest cas", escrib¨ªa Robre?o, precursor de una autotolerancia expresiva que hoy inunda los estudios de TV-3. En estos casos, la inercia lo puede todo, y reinvertir el proceso de conversi¨®n a lo chabacano ser¨ªa empresa de gran dificultad. As¨ª sedimentan las civilizaciones del mal gusto, ungidas por la facilidad y legitimadas por lo p¨²blico. Al arraigar cualquier contraposici¨®n de valores, su posterior suplantaci¨®n requerir¨¢ un esfuerzo extraordinariamente superior. Incluso as¨ª mucho me temo que cualquier d¨ªa va a constituirse una Liga de Contribuyentes Adultos en Defensa de una Televisi¨®n P¨²blica Adulta. Ser¨ªa una exageraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.