Punto cr¨ªtico
CON EL plan de paz presentado oficiosamente ayer por Alemania, la crisis de Kosovo ha entrado en un punto cr¨ªtico: el momento en que el uso de la fuerza se cruza con el intento de abrir v¨ªas de negociaci¨®n diplom¨¢tica. El plan constituye una base sensata para detener la guerra, aunque la factura m¨¢s onerosa es tener que tratar de nuevo con Milosevic, lo que podr¨ªa tener nefastas consecuencias para el futuro. Est¨¢ por ver que Belgrado est¨¦ dispuesto siquiera a considerar el plan. El presidente yugoslavo, que reapareci¨® ayer en p¨²blico a las tres semanas de iniciarse los bombardeos, no ha emitido ninguna se?al. Pero hubiera sido ilusorio esperar otra cosa.El esbozo alem¨¢n permitir¨ªa al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el que se sienta Rusia, recuperar la iniciativa diplom¨¢tica. A cambio de que las fuerzas yugoslavas empiecen a salir de Kosovo, este plan propone suspender los bombardeos durante 24 horas -o m¨¢s-, para convertir el alto el fuego en definitivo una vez que la retirada sea total. Paralelamente, habr¨ªa un cese de hostilidades por parte de la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK). El territorio quedar¨ªa bajo una administraci¨®n transitoria de la ONU -o de la UE, como ofrecieron ayer los mandatarios europeos reunidos en Bruselas-, lo que no implica la independencia autom¨¢tica. Milosevic podr¨ªa acogerse, al menos formalmente, al mantenimiento de la integridad territorial de Yugoslavia, que ayer reclam¨®. Por otra parte, se crear¨ªa una fuerza de polic¨ªa local y se convocar¨ªan elecciones libres. Para asegurar el retorno de los refugiados, el plan propone el despliegue de una fuerza internacional, autorizada por el Consejo de Seguridad. Pese a que en ella podr¨ªa participar Rusia, este despliegue sigue siendo para Milosevic un escollo importante.
Sin embargo, el plan al que Schr?der y Fischer aludieron por la ma?ana no fue oficialmente debatido por la tarde en el Consejo Europeo extraordinario en Bruselas. Una vez m¨¢s, la UE dio muestras de su incapacidad para alcanzar una postura com¨²n que contribuya a desatascar la situaci¨®n. Los m¨¢s partidarios de la l¨ªnea dura -Reino Unido, Dinamarca o Espa?a, pese a que Matutes apoyara en Madrid la iniciativa alemana- consideran que a¨²n no se puede entrar en los detalles de una soluci¨®n diplom¨¢tica.
El plan es una reelaboraci¨®n m¨¢s flexible de las cinco condiciones exigidas por los aliados y de la propuesta del secretario general de la ONU, Kofi Annan, que particip¨® ayer en el Consejo Europeo, y cuyas posibilidades de mediaci¨®n crecen d¨ªa a d¨ªa, aunque no tenga previsto viajar a Belgrado. No ha salido de ninguna chistera, sino de muchas negociaciones previas, lo que explica el r¨¢pido apoyo de varios pa¨ªses. A este clima contribuyen los errores o da?os colaterales que va acumulando la OTAN y que minan su legitimidad moral, como el ataque contra un puente cuando pasaba un tren de pasajeros o el bombardeo ayer de un convoy de campesinos o refugiados albanokosovares. Justamente frente a la barbarie de Milosevic, la OTAN deber¨ªa extremar su prudencia. Pese a la determinaci¨®n de los aliados, empieza a cuestionarse la efectividad y los costes de la campa?a a¨¦rea de la OTAN. Que EE UU haya aceptado enviar 300 aviones m¨¢s -lo que suma un millar-, incluso movilizando a algunos pilotos en la reserva, es una indicaci¨®n de las dificultades sobre el terreno, mientras la guerra empieza a pesar sobre el presupuesto de EE UU y de otros aliados, aunque ¨¦sta parezca ser una cuesti¨®n ajena al debate pol¨ªtico espa?ol.
Estas primeras escaramuzas diplom¨¢ticas s¨®lo tienen alguna posibilidad de ¨¦xito si Milosevic llega a la conclusi¨®n de que est¨¢ en juego su propia supervivencia pol¨ªtica. Y por ahora no hay indicios de ello. Ha aguantado tres semanas de bombardeos sin costes pol¨ªticos insoportables, ha vaciado Kosovo de albaneses y cuenta con que la OTAN no atacar¨¢ por tierra. S¨®lo un ej¨¦rcito que hasta ahora le acompa?a sin fisuras visibles podr¨ªa cambiar el rumbo del conflicto. El plan tiene al menos la virtualidad de ofrecer a Yugoslavia algo m¨¢s que un cese de la guerra: abre una perspectiva de integraci¨®n en un Plan Marshall para la zona en el marco de una futura conferencia para los Balcanes. Mientras persiste la presi¨®n militar y oleadas de refugiados siguen llegando a los pa¨ªses lim¨ªtrofes, podr¨ªamos estar ante la posibilidad real de buscar una salida negociada, ya que no pac¨ªfica, de esta crisis. Es de esperar que el punto cr¨ªtico se convierta en un punto de inflexi¨®n. Aunque esta esperanza tenga mucho de voluntarista, conociendo la pr¨¢ctica pol¨ªtica de Milosevic.
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