Lecciones
Esta guerra atroz, o m¨¢s bien esta operaci¨®n de exterminio kosovar que estamos viviendo, deber¨ªa ense?arnos cuando menos unas cuantas lecciones. A m¨ª me ha descubierto, por lo pronto, que los mandos militares occidentales son una aut¨¦ntica cat¨¢strofe. Y no por el mero hecho de ser militares, como antes pensaba de manera simplista (vengo del antibelicismo de la izquierda y los espec¨ªmenes marciales siempre me parecieron seres extraterrestres y temibles), sino porque su nivel profesional es lamentable. Y as¨ª, los hechos han demostrado que esos se?ores de la guerra tan envanecidos y entorchados, a los cuales pagamos s¨®lo para que piensen batallitas, saben tanto de conflictos armados como yo. Resulta escandaloso que esos supuestos expertos no hubieran previsto los desplazamientos forzosos, la venganza serbia, las hambrunas. Dicen que han organizado el bombardeo para ayudar a los kosovares, y con ello han conseguido exterminarlos: adem¨¢s de inaudito, es indecente. A los malos profesionales los suelen despedir de manera fulminante de sus empresas, pero estos incapaces siguen ah¨ª, con el pecho constelado de medallas y jugando con bombas. Merecer¨ªan ser procesados por su incompetencia, como el que se hace pasar por cirujano y mata al paciente en el quir¨®fano. No s¨¦ a qu¨¦ esperamos para echarlos.
Y, mientras tanto, los kosovares mueren, los kosovares sufren. Qu¨¦ sensible se muestra Europa ante el lejano sufrimiento de los kosovares. Pero deber¨ªan traer a nuestros pa¨ªses a todos esos refugiados, con sus faldas extra?as, sus rostros campesinos, sus humildes pa?uelos atados en la nuca. Muy parecidos a esos emigrantes rumanos a los que, sin embargo, despreciamos cuando nos abordan en los sem¨¢foros. Esa s¨ª que ser¨ªa una buena lecci¨®n: que vengan aqu¨ª los kosovares y que se evidencien nuestras contradicciones. Tal vez as¨ª aprendamos a comprender al otro.
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