Hacer un libro

"?Pensar¨¢ vuesa merced ahora que es poco trabajo hacer un libro?". Como se recordar¨¢, con estas palabras Cervantes, en el pr¨®logo a la segunda parte de El ingenioso hidalgo..., censura a Avellaneda por las frases despectivas que ¨¦ste le hab¨ªa dedicado en su falso Quijote de 1614. El 23 de abril, aniversario, precisamente, de la muerte de Cervantes, se celebra en todo el mundo el d¨ªa de hacer libros y de reconocer el m¨¦rito que hacerlos tiene. Desde hace cuatro a?os, la Unesco ha declarado este d¨ªa, en el que recordamos tambi¨¦n las muertes de Shakespeare y del Inca Garcilaso, D¨ªa Internacional del Libro y de los Derechos de Autor. Los libros son "el m¨¢s poderoso factor en la diseminaci¨®n de la cultura y en su mantenimiento", seg¨²n afirm¨® la Unesco en 1995, al declarar que en esa fecha se celebrara en todos los pa¨ªses la significaci¨®n del libro y de los derechos de autor. Pero, conviene recordarlo, los libros son, junto con la aventura, el conocimiento, la distracci¨®n, la compa?¨ªa, la emoci¨®n o la risa, el producto del esfuerzo de quienes los han escrito y publicado para que millones de lectores nos miremos a lo largo de la historia.

Por cierto, este d¨ªa del libro se celebra en Espa?a desde 1926, cuando Vicente Clavel, editor y periodista valenciano, convenci¨® al ministro de Trabajo, Comercio e Industria Eduardo Aun¨®s y al rey Alfonso XIII para instaurar su celebraci¨®n. En el decreto de 1926 que declara al libro "sagrario imperecedero que difunde y expresa el pensamiento" se establecen tambi¨¦n medidas para promover y proteger la difusi¨®n de los libros, desde la lectura obligada de libros en los colegios y la creaci¨®n de bibliotecas p¨²blicas, con un porcentaje obligado que deb¨ªan destinar a ello todos los ayuntamientos, hasta el establecimiento, todav¨ªa vigente, de un descuento de un 10% en el precio de los libros en fecha tan se?alada. Fue, quiz¨¢, la primera de una serie de iniciativas p¨²blicas para promover la lectura de libros.

Desde entonces hasta nuestros d¨ªas han sido incontables las medidas de diverso car¨¢cter que se han tomado en este sentido, aunque, por desgracia, se suelen dejar de lado las que deber¨ªan arbitrarse para conseguir lo primero y m¨¢s elemental: retribuir a los autores y editores por el disfrute de su trabajo.

En efecto, la reproducci¨®n ilegal de sus obras por medio de la fotocopia no autorizada ocasiona a los titulares de derechos un da?o econ¨®mico que supera cada a?o los 10.000 millones de pesetas. No estamos hablando ya de "est¨ªmulos a la creaci¨®n" o de un reconocimiento p¨²blico que haga a los autores merecedores de consideraciones especiales, sino de que reciban por su trabajo lo que la ley dice que les corresponde.

El progreso t¨¦cnico experimentado en los ¨²ltimos a?os permite aumentar la difusi¨®n de la obra impresa por medio de la fotocopia, el fax, el esc¨¢ner, etc¨¦tera, y, de manera todav¨ªa m¨¢s espectacular, abre, gracias a los ordenadores y sistemas Intranet o Internet, posibilidades que revolucionan la comunicaci¨®n escrita. El derecho de autor y los avances tecnol¨®gicos no son, por mucho que algunos se empe?en, incompatibles: por el contrario, la experiencia se?ala que el derecho de autor evoluciona y se perfecciona al comp¨¢s de estos avances.

Contamos en Espa?a con una moderna Ley de Propiedad Intelectual, de 1987, que no se respeta en algunos aspectos sustanciales. Y, lo que es m¨¢s grave, es el sector p¨²blico, en un sentido amplio, el que menos dispuesto parece a cumplir la ley. Son demasiadas las universidades, bibliotecas p¨²blicas, centros de investigaci¨®n y de documentaci¨®n dependientes de los ayuntamientos, comunidades aut¨®nomas y del Estado que no han comprendido todav¨ªa que para mantener la piedra angular de su trabajo, los libros, deben usar pac¨ªficamente del trabajo de los autores y de los editores, y pagar por las fotocopias que realizan de p¨¢ginas protegidas por el derecho de autor.

Para saber de qu¨¦ estamos hablando, ser¨¢ bueno traer a colaci¨®n los datos de un estudio reciente encargado por CEDRO, la entidad de gesti¨®n colectiva de derechos que en nuestro pa¨ªs re¨²ne a autores y editores. En Espa?a se fotocopian anualmente sin licencia 4.800 millones de p¨¢ginas que corresponden a esos 10.000 millones de da?o econ¨®mico que representa casi lo mismo que los autores perciben de los editores. La parte de le¨®n de la ilegalidad se la llevan la ense?anza, 32%; las instituciones, 31%, y la Administraci¨®n, 27%.

Como puede verse, no se trata de poca cosa y queda mucho por hacer. Quedan 4.800 millones de ilegalidades al a?o y numerosos titulares de derechos por percibir su justa remuneraci¨®n. Una buena manera de celebrar el D¨ªa del Libro y del Derecho de Autor ser¨ªa precisamente tomar conciencia de este problema y tratar de atajarlo. "Si no ten¨ªa libro nuevo, no me parece ten¨ªa contento", dec¨ªa Santa Teresa. Pues precisamente para tener libros nuevos debemos empezar por dar a los autores y a los editores lo que es suyo.

Federico Ib¨¢?ez Soler es editor y presidente de CEDRO.