Tres casos sin soluci¨®n
A los responsables de la Ertzaintza les preocupa menos la erupci¨®n de homicidios que ha destrozado las envidiables estad¨ªsticas de Vitoria que el hecho de que contin¨²en en libertad los autores de tres de los asesinatos del a?o anterior. ?O se trata del mismo asesino? Jos¨¦ Antonio Varela, jefe de la Comisar¨ªa de Vitoria, admite que ¨¦sta es una hip¨®tesis que se ha manejado en los casos de Esther Areitio, Acacio Pereira y Agust¨ªn Ruiz. Ocurrieron en una zona bastante pr¨®xima, se utiliz¨® un objeto punzante y el autor buscaba dinero. Sin embargo, el descuartizamiento quiebra la hip¨®tesis. El ataque mortal al cordelero y al empresario de las tragaperras fue inmediato, seguido de un registro r¨¢pido y la fuga. Encaja en las pautas expeditivas del drogadicto delincuente urgido de dinero para comprarse una dosis. En cambio, el asesino o asesinos de Esther Areitio se molestaron en limpiar y trocear el cuerpo para no dejar huellas y demorar su hallazgo, con el fin de ganar tiempo y seguir vaciando sus cuentas con las tarjetas de cr¨¦dito. Varela descarta que este crimen sea obra de un psic¨®pata, aunque los investigadores est¨¢n convencidos de que la v¨ªctima y el asesino se conoc¨ªan.
A Antonio Altarriba, escritor y profesor de Literatura de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, la cadena de cr¨ªmenes de la capital de Euskadi le interesa como materia prima literaria. Le seduce la idea de que, quiz¨¢ de chiripa, ¨¦l o los autores de esos tres asesinatos, sangrientos y nada refinados, hayan podido cometer el crimen perfecto; ese objetivo de todo delincuente que, seg¨²n Andr¨¦ Gide, se logra cuanto m¨¢s gratuito y casual es el asesinato. Pero tambi¨¦n le lleva a reflexionar que "la capa de civilizaci¨®n y asepsia de nuestra sociedad urbana es muy superficial". "Basta un chispazo de ira o una desconexi¨®n de lo racional provocada por la necesidad para que aflore el animal que llevamos dentro", apunta Altarriba.
Menos filos¨®fico, el jefe de la Ertzaintza asegura que los equipos de investigaci¨®n siguen trabajando en los tres casos e insiste en el car¨¢cter excepcional de la serie de homicidios. "El nivel de delincuencia se mantiene netamente por debajo de la media espa?ola y de ciudades equiparables". "De no ser por esos cr¨ªmenes", insiste Jos¨¦ Antonio Varela, "1998 hubiera sido un buen a?o; disminuy¨® el n¨²mero de delitos y, de forma muy clara, la gravedad de los mismos". Los estadillos y estad¨ªsticas muestran, ciertamente, que el delito-tipo en Vitoria es la sustracci¨®n al descuido, como corresponde a su urbanismo racional, a la insultante abundancia de zonas verdes, instalaciones deportivas y culturales y servicios sociales p¨²blicos, reconocida por instituciones internacionales.
Pero la seguridad es sobre todo un sentimiento subjetivo, y la brusca irrupci¨®n de ese rosario de cr¨ªmenes ha roto la membrana de la confianza en la ciudad tranquila.
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