Barajas dobla sus retrasos en tres a?os de gesti¨®n de Fomento

El aeropuerto de Barajas, transitado por 25 millones de viajeros al a?o, ha conseguido en los 1.090 d¨ªas de ejercicio de poder del ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, lo que nunca antes. Con una nueva pista (29.000 millones de inversi¨®n), una segunda torre de control (5.000 millones), otro balizamiento (6.000 millones), un revolucionario sistema inform¨¢tico (1.500 millones) y hasta un aer¨®dromo de apoyo (la base militar de Torrej¨®n), ha logrado doblar sus retrasos (del 20% han pasado al 50% de los vuelos). Todo un r¨¦cord que ha convertido el principal aeropuerto espa?ol en referencia constante de caos.

El 5 de mayo de 1996, el abogado y diplom¨¢tico Arias-Salgado, reci¨¦n nombrado ministro de Fomento, ten¨ªa en la capital de Espa?a un aeropuerto amenazado por la congesti¨®n. Cada a?o, Barajas ve¨ªa aumentar su demanda un 8,8% sin que, por motivos estructurales, pudiese incrementar su capacidad (50 operaciones a la hora). Ese era todo el problema. En aquel entonces, los retrasos a¨²n constitu¨ªan un fen¨®meno contenido que afectaba al 15% de los vuelos.El reto de Arias-Salgado, por tanto, consist¨ªa en desarrollar un proyecto capaz de asumir la creciente demanda. No era ning¨²n objetivo inalcanzable. Entre la herencia que dejaron los socialistas figuraba un grueso tomo, ya aprobado, que se llamaba Plan Barajas y una declaraci¨®n de impacto, tambi¨¦n aprobada, que allanaba el camino a esa ampliaci¨®n. Tan s¨®lo hac¨ªa falta ponerla en marcha. El enfermo pod¨ªa curarse.

Pero no tardaron en aparecer los primeros s¨ªntomas de empeoramiento. Pasados los cien d¨ªas de su nombramiento, Barajas sufri¨® un primer colapso: el term¨®metro horario indic¨® retrasos en el 50% de llegadas y salidas. Aeropuertos Espa?oles y Navegaci¨®n A¨¦rea (AENA), organismo ministerial del que depende Barajas, se apresur¨® a culpar a las compa?¨ªas. ?stas lo negaron. Era el primer aviso.

El segundo y definitivo lleg¨® el 10 de diciembre de ese mismo a?o. Un operario que perforaba Barajas durante un sondeo pinch¨® un cable de alta tensi¨®n. El resultado fue catastr¨®fico: tras seis horas de desbarajuste, el aeropuerto tuvo que cerrar sus pistas cinco horas. 299 vuelos fueron suspendidos y otros 180 sufrieron retrasos. La medicina Arias-Salgado empezaba a saber amarga.

El ministro, tras destituir al presidente y al director general de AENA, se sent¨® a pensar y lleg¨® a la conclusi¨®n de que la soluci¨®n era abrir al uso civil la base militar de Torrej¨®n. La iniciativa, que espant¨® a las aerol¨ªneas, se llev¨® adelante con un coste de 300 millones y un parco resultado. Dos a?os y medio despu¨¦s, Torrej¨®n s¨®lo acoge a 298 pasajeros al d¨ªa: los mismos que caben en un Airbus 300.

Entretanto, Barajas no hizo sino perder el pulso a marchas forzadas. Por ejemplo, en enero de 1997 el primer fr¨ªo revent¨® la reci¨¦n estrenada plataforma de deshielo de las aeronaves; y el 7 de mayo un simple fallo inform¨¢tico bast¨® para que el 100% de los vuelos sufrieran retrasos de m¨¢s de una hora. El aeropuerto, por cierto, atribuy¨® el caos a la lluvia.

Pero estos traspi¨¦s no hicieron perder el tono a Arias-Salgado, quien tras su hallazgo en Torrej¨®n, deposit¨® sus esperanzas en la terminaci¨®n de la tercera pista. Una panacea que, instituida en dogma oficial, sirvi¨® durante meses para diferir toda respuesta, y ello pese a que los indicadores ya anunciaban la inminencia del desastre, como advirti¨® el presidente de Iberia. Ese fue el caso de la puesta en marcha en junio de 1998 del sistema inform¨¢tico que deb¨ªa acompa?ar a la tercera pista. El estreno acab¨® con retrasos en el 87% de los vuelos.

Arias-Salgado no se desanim¨® ante la contrariedad y AENA, insuflada de este optimismo, garantiz¨® que todos los problemas quedar¨ªan resueltos el 1 de julio. La predicci¨®n acert¨® en parte. Ese 1 de julio, el sistema inform¨¢tico funcion¨®, pero no ocurri¨® lo mismo con la distribuci¨®n de maletas: en una semana de marasmo incomparable se perdieron 15.000 equipajes.

Pero el d¨ªa grande estaba a¨²n por llegar. El 4 de noviembre de 1998 se inaugur¨® la tercera pista. Los problemas de Barajas deb¨ªan tocar a su fin. Ese era el designio del ministro. Pero el mismo d¨ªa de la inauguraci¨®n un nuevo se¨ªsmo hizo tambalear esta fe: Arias-Salgado destituy¨® en el aeropuerto y ante los periodistas al director de Barajas. La decisi¨®n, a¨²n no aclarada, fue el preludio de males mayores. La llegada de la tercera pista, lejos de mejorar el cuadro cl¨ªnico de Barajas lo situ¨® en un estado cr¨ªtico. D¨ªa a d¨ªa fueron aumentando los retrasos y cancelaciones, hasta que en abril lleg¨® el colapso. Los pilotos y controladores se pusieron en huelga y el espacio a¨¦reo europeo se redujo por la guerra en Yugoslavia. Barajas respondi¨® al reto dando su verdadera talla: retrasos medios del 90%, cancelaciones a mansalva, desinformaci¨®n generalizada, motines de pasajeros, recortes dr¨¢sticos en las previsiones de vuelos de las compa?¨ªas... Todo un r¨¦cord ante el que el ministro de Fomento, con el aplomo acumulado en sus tres a?os de gesti¨®n, se muestra impert¨¦rrito. No en balde, atribuirle la responsabilidad del caos es, a su juicio, "absolutamente rid¨ªculo". Ese es su diagn¨®stico.