Se van

DE PASADALa corporaci¨®n de Granada, que ayer celebr¨® su ¨²ltimo pleno, dijo adi¨®s a los concejales que no repetir¨¢n en las elecciones y con los que se van, sin duda, personajes dignos de una pel¨ªcula de Groucho Marx. Seguir¨¢ el alcalde, Gabriel D¨ªaz Berbel, l¨ªder m¨¢ximo de audiencia por sus desajustes verbales, pero se echar¨¢ de menos a otros. Como a Ferm¨ªn Camacho, el concejal de Cultura m¨¢s travieso y menos prol¨ªfico del municipio, que hace meses se gan¨® un lugar en el santoral del disparate cuando, a preguntas de la oposici¨®n sobre por qu¨¦ su concejal¨ªa hab¨ªa permitido un espect¨¢culo de monjes shaolines que arrastraban piedras de un lugar a otro con los test¨ªculos, replic¨® que eso no era de su negociado... Que se fueran a reclamar a la concejal¨ªa de Transportes. Ayer hizo otra de las suyas: vot¨® al mismo tiempo a favor y en contra de que se quitara el manolito de San Nicol¨¢s, que es como se ha bautizado ya en el Albaic¨ªn al monolito que recuerda que Bill Clinton crey¨® ver desde all¨ª una puesta de sol. Lo de Camacho fue tremendo: con cara de pillo, alz¨® la mano dos veces, una a la hora de votar s¨ª y otra a la hora del no. Luego le gui?¨® a la oposici¨®n como diciendo: "Para lo que me queda en el convento..." Otro concejal del PP que pasa a peor vida es el de Medio Ambiente, Joaqu¨ªn Abras, ac¨¦rrimo defensor de la capa y que, en los homenajes a Garc¨ªa Lorca, se viste con traje de lino color beige, pantalones a juego y pajarita, igualito que Andy Garc¨ªa en la pel¨ªcula en que interpret¨® al poeta. En su ¨²ltima intervenci¨®n, Abras, que maneja un vocabulario muy propio de ?ngel Ganivet, invent¨® un t¨¦rmino para un concejal cuando hace demasiadas preguntas: El Edil Interpelante. M¨¢s que definici¨®n parece el nombre de una banda de rock o de una pel¨ªcula de miedo. A una pregunta sobre su departamento, respondi¨®: "Quiero decirle al edil interpelante..." y empez¨® a repetir lo del "edil interpelante" una y otra vez, recalc¨¢ndolo, gust¨¢ndose, en torero, en medio de la carcajada general. Pero quien gan¨® fue de nuevo el alcalde, que en una moci¨®n sobre qui¨¦n pagaba sus viajes, y despu¨¦s de negarse a aclarar el asunto, replic¨® finalmente al concejal que le insist¨ªa, al edil interpelante: "No se preocupe. Al t¨¦rmino del pleno le regalar¨¦ una lupa de detective". Los otros se van. Pero ¨¦l se queda. Propongo llamarlo El Corregidor Incontestante.