'Homo antecessor' en la Castellana
Una gran exposici¨®n sobre Atapuerca, en Madrid, muestra la 'nueva' especie que vivi¨® hace 800.000 a?os en Burgos
No es que el Homo antecessor, la nueva especie descubierta en Atapuerca, haya sido milagrosamente clonado y, vestido con traje, corbata y cartera de ejecutivo, le hayan soltado a pasear por el madrile?o paseo de la Castellana para ver qu¨¦ pasa, como si se tratara del famoso y ya cl¨¢sico ejemplo del neandertal que, indumentaria actualizada, pasaba inadvertido en el metro neoyorquino. Pero en la Castellana, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, se podr¨¢ ver, a partir del pr¨®ximo d¨ªa 17 de mayo, la primera imagen del Homo antecessor, sus f¨®siles y todo lo que se ha podido descubrir del hom¨ªnido que vivi¨® por tierras de Burgos hace 800.000 a?os y que es, hoy por hoy, el antepasado humano m¨¢s antiguo de Europa.El rostro del Chico de Gran Dolina tiene una mirada dulce. La melena leonada suaviza sin duda los rasgos de este adolescente antecessor de cabeza poderosa, nariz ancha, labios gruesos y fuerte mand¨ªbula, que fue devorado por sus cong¨¦neres, y que ha reconstruido cient¨ªficamente el bi¨®logo Mauricio Ant¨®n en un retrato-dibujo que ahora se ver¨¢ por primera vez. Una cabeza llena de fuerza y rebosante de salud, la misma que, asegura el paleont¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Berm¨²dez de Castro, comisario de la exposici¨®n y director, junto con Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell, del equipo investigador de Atapuerca, ten¨ªan aquellos habitantes de Burgos, cuyo conocimiento ha empezado a cambiar la historia de la evoluci¨®n. "Atapuerca lo tiene todo. La informaci¨®n que extraemos es tan enorme que est¨¢ cambiando la visi¨®n de la prehistoria, que se ve¨ªa como una serie de seres humanos o medio humanos que caminaban de mala manera y viv¨ªan en unas condiciones penosas. Y estamos encontrando una realidad muy distinta: eran seres que viv¨ªan bien organizados y con una salud formidable, como muestran sus dentaduras".
Atapuerca, nuestros antecesores, la primera gran exposici¨®n sobre el mayor yacimiento paleontol¨®gico espa?ol de la prehistoria, y uno de los m¨¢s importantes del mundo -que ha merecido las portadas de las principales revistas cient¨ªficas internacionales y el Premio Pr¨ªncipe de Asturias para su equipo investigador- no puede, dicen sus responsables, ser exhaustiva. Pero es lo suficientemente espectacular y sugerente para que el visitante quede atrapado en la tela de ara?a de m¨²ltiples interrogantes: ?qui¨¦nes eran los individuos de Atapuerca?, ?en que ¨¦poca vivieron?, ?de qu¨¦ se alimentaban?, ?c¨®mo murieron?, ?qu¨¦ animales exist¨ªan entonces?, ?c¨®mo eran el paisaje y el clima?, ?ten¨ªan un lenguaje? Interrogantes que Berm¨²dez de Castro resume en uno solo: "Queremos dar la respuesta a la pregunta por qu¨¦ somos humanos".
Y es que, aunque la exposici¨®n hace especial hincapi¨¦ en las dos razones que han hecho de Atapuerca una protagonista constante de la paleoantropolog¨ªa actual (que posee los restos de ocupaci¨®n humana m¨¢s antiguos de Europa y que los f¨®siles encontrados de una treintena de hom¨ªnidos que habitaron la zona hace 300.000 a?os, suministran un retrato completo de sus vidas), la historia de la evoluci¨®n humana es, si no el hilo conductor de la exposici¨®n, s¨ª el gran tel¨®n de fondo con el que continuamente nos tropezamos.
El c¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ de unos primates, todav¨ªa m¨¢s monos que humanos, que hace unos cinco millones de a?os comenzaron a caminar erguidos en ?frica y luego a tallar instrumentos de piedra, dieron el salto y se convirtieron en los antecesores del Homo sapiens actual.
Normalmente, las exposiciones de este tipo muestran las r¨¦plicas de los hom¨ªnidos hasta los seres humanos. En ¨¦sta de Atapuerca, los investigadores se han preguntado qu¨¦ nos hizo ser humanos, y la respuesta es una serie de hitos bien reflejados. Por ejemplo, la locomoci¨®n b¨ªpeda, la postura erguida, que es la primera adaptaci¨®n que distingue a los hom¨ªnidos antropomorfos de los seres humanos; o la evoluci¨®n del enc¨¦falo, porque, si no hay esta evoluci¨®n, no somos humanos; o la mano, muy importante para la evoluci¨®n, porque, como dice Berm¨²dez de Castro, si no tuvi¨¦ramos esta mano que nos posibilita hacer la pinza con el dedo pulgar, "una especie de microchip", no ser¨ªamos lo que somos. O el ciclo biol¨®gico, ya que, si no hay un ciclo biol¨®gico como el nuestro, con ni?ez, ese periodo de adquisici¨®n evolutiva que va de los dos a los siete a?os, en el que hay un crecimiento grande del cerebro y una oportunidad para el aprendizaje, no se puede hablar de seres humanos. Sin olvidar el lenguaje.
?Y cu¨¢ndo ocurre todo esto? La muestra incluye ya el descubrimiento en Etiop¨ªa de f¨®siles de un hom¨ªnido de hace 2,5 millones de a?os, dado a conocer hace unos d¨ªas por el paleont¨®logo estadounidense Tim White. Criaturas de una especie desconocida, bautizada como Australopitecus garhi y que se supone fueron los primeros seres en utilizar instrumentos de piedra para descarnar animales. "Yo creo que es lo ¨²ltimo que se puede ver en evoluci¨®n humana", dice Berm¨²dez de Castro.
La exposici¨®n, la primera de estas dimensiones producida ¨ªntegramente por el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y que ha contado con el patrocinio de la Junta de Castilla y Le¨®n, permanecer¨¢ un a?o en Madrid y luego iniciar¨¢ un recorrido por Espa?a.
Si hay que ponerle un pero a Atapuerca, nuestros antecesores, es la falta de un mayor espacio que piden a gritos las maquetas, o la Galer¨ªa de la Evoluci¨®n, que deja al visitante con ganas de m¨¢s. "Creo que esto es s¨®lo el tir¨®n inicial para hacer algo definitivo", dice su comisario.
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