Falsas disyuntivas para Kosovo
Cuando hace m¨¢s de un mes la OTAN comenz¨® a bombardear Serbia sus l¨ªderes explicaron que se trababa de una acci¨®n con fines humanitarios. Ahora asistimos a una gran cat¨¢strofe humanitaria. ?Qu¨¦ pas¨® entre el medio armado y el fin pol¨ªtico? El razonamiento de la OTAN es: los bombardeos tienen como fin preservar la seguridad de los kosovares albaneses para que no sean sometidos a limpieza ¨¦tnica. Los ataques son una necesidad para lograr que el Gobierno serbio regrese a la mesa de negociaciones. Pero hasta ahora el resultado es que el presidente de Serbia no ha cedido y aprovechando que los 1.400 observadores de la OSCE fueron retirados de Kosovo juega dos cartas: expulsa a los albaneses, y crea caos regional.Mientras la OTAN bombardea, Milosevic redise?a la geograf¨ªa ¨¦tnica de Kosovo y los Balcanes. Sabe que los escenarios de pesadilla de los occidentales son: a) un flujo masivo de inmigrantes / refugiados; b) que la guerra se extienda a los Balcanes; c) perder soldados en el terreno. Por ello, a los misiles de crucero responde mandando decenas de miles de personas fuera de Kosovo, fomenta la desestabilizaci¨®n de Macedonia, Albania y Montenegro, y siembra minas antipersonas.
Frente a su reacci¨®n el debate se ha polarizado entre mantener la ofensiva a¨¦rea o invadir por tierra. Antes de librar esta apasionante pol¨¦mica hay que analizar los objetivos finales. ?sta es una tarea imprescindible dados los desplazamientos masivos de kosovares, la destrucci¨®n en Serbia, el incremento del odio entre serbios y albaneses, y el peligro de guerra extendida. Aparte del deterioro de fondo entre Occidente y Rusia, y ahora tambi¨¦n con China.
Una situaci¨®n as¨ª, tras seis siglos de tensiones y m¨¢s de diez a?os de represi¨®n serbia y diplomacia occidental desafortunada, no se arregla con la alternativa entre misiles de crucero o columnas por tierra. El dilema debe estar situado entre uso de la fuerza o de la diplomacia, inclusive si ya se ha cometido el error de lanzar una guerra sin sentido de la medida.
Desde la teor¨ªa de la guerra justa en adelante si se usa la violencia para alcanzar la justicia debe regir, entre otras cosas, el principio de proporcionalidad entre el medio y el fin. M¨¢s aun, los medios deben ser necesarios pero tambi¨¦n suficientes. Y el resultado tiene que ser beneficioso para aqu¨¦llos en nombre de quienes se usa la fuerza. A la vez, tiene que ser una acci¨®n con validez universal. Puede ser leg¨ªtimo ejercer la violencia, pero si el efecto que se logra es contrario a lo que se pretend¨ªa entonces la OTAN no puede empe?arse en afirmar cada d¨ªa que la ofensiva va muy bien, e intelectuales como Susan Sontag (EL PA?S, 24 de abril de1999) no deben acusarnos de no estar comprometidos con los kosovares por no aceptar esta opci¨®n militar.
Entrar por tierra, como piden muchos estrategas de sal¨®n, implica que, antes, la OTAN destruir¨¢ cada vez m¨¢s por aire, y asfixiar¨¢ econ¨®micamente al r¨¦gimen y a la poblaci¨®n civil. Quiz¨¢ la mayor parte de los serbios est¨¢n equivocados, pero es excesivamente arrogante por parte de los Estados de la OTAN bombardearlos por ello, y confundirlos con su Gobierno y las Fuerzas Armadas. Ante la destrucci¨®n y la cat¨¢strofe humanitaria, la estrategia de la OTAN es equivocada, negligente, inmoral y lejos est¨¢ de ser una herramienta para un fin humanitario.
La invasi¨®n por tierra, adem¨¢s, debe tener un objetivo. Por ejemplo, tratar de tomar Kosovo o parte de la provincia, aislarlo de Serbia, devolver a los refugiados, o una parte de ellos, a su tierra y obligar a Milosevic a restituirles la autonom¨ªa. Esto costar¨¢ muchas vidas serbias y occidentales, y quiz¨¢ durar¨¢ meses. Si se asume el riesgo se debe saber lo que viene despu¨¦s del eventual triunfo: fuerte protecci¨®n a uno o dos millones de personas por tiempo indefinido; organizar el regreso de los refugiados; desarmar al Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) que querr¨¢ usufructuar la victoria; protecci¨®n a la minor¨ªa serbia de Kosovo.
?Y qu¨¦ r¨¦gimen jur¨ªdico? Una autonom¨ªa impuesta por la fuerza nunca ser¨ªa segura para los kosovares. Un protectorado ambigua figura colonial no es cuesti¨®n de 30 d¨ªas y volvemos a casa. Hay que pensar en d¨¦cadas, en fondos para la reconstrucci¨®n. ?La independencia de Kosovo garantizada por la comunidad internacional? Habr¨¢ que explicarle a los palestinos por qu¨¦ les ponemos tantas condiciones a la constituci¨®n de su Estado y a los kurdos por qu¨¦ no atacamos al Ej¨¦rcito turco en sus c¨ªclicas ofensivas contra ellos.
Otra opci¨®n es tomar parte de Serbia, con el fin de desestabilizar y humillar a Milosevic para forzar su ca¨ªda, como llevan diez a?os esperando que ocurra con Sadam Husein. Los mensajes en esta direcci¨®n son ambiguos. Occidente est¨¢ acumulando demasiadas expectativas en esta guerra sin tener las cosas claras: liberar Kosovo sin saber qu¨¦ hacer despu¨¦s, proteger a los kosovares pero recibir los menos refugiados posibles, hacer caer o no a Milosevic sin tener ninguna alternativa.
Es preciso revisar la estrategia militar y continuar los mecanismos diplom¨¢ticos a trav¨¦s de la ONU, la OSCE, Rusia y pa¨ªses neutrales europeos, y preparar una conferencia permanente regional con est¨ªmulos econ¨®micos para todas las partes. Milosevic puede aguantar, pero a partir de este momento, como todo enemigo peligroso rodeado de civiles, necesita una salida para que no someta a su pueblo al sacrificio. Es necesario dejar puertas abiertas para la reconciliaci¨®n futura de los serbios con el resto de los Balcanes. Se sienten atacados y las percepciones en las guerras son tan importantes como las realidades.
Los Gobiernos que se han ocupado en los ¨²ltimos a?os de desplazar a la ONU a favor de la OTAN, hasta llegar al flamante "concepto estrat¨¦gico" que le pasa por encima, deber¨ªan ver que hay que volver a darle un papel relevante a esa organizaci¨®n. La OTAN tambi¨¦n necesita una salida. Con toda la discreci¨®n que precise para mantener su credibilidad en el 50? aniversario, los Estados que la integran tienen que acelerar, o provocar indirectamente, una oferta de negociaci¨®n antes que haya dos millones de kosovares dispersos por el mundo, y Milosevic se suicide entre Pristina y Belgrado con parte de la sociedad serbia.
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