Con papeles, pero sin salida

"Gracias al pueblo espa?ol que ha hecho todo por traernos y gracias tambi¨¦n porque se est¨¢n portando muy bien con nosotros. S¨®lo tengo buenas palabras para ellos". De esta manera, tras las verjas del Centro Eurolatinoamericano de Juventud (Ceulaj) en Mollina (M¨¢laga), Obertinca -un albanokosovar de 33 a?os llegado a M¨¢laga en el tercer contingente de refugiados el pasado viernes- resume, ya con la documentaci¨®n en mano, su primer contacto con nuestro pa¨ªs. El equipo del Ministerio de Interior que se traslad¨® a Mollina el pasado lunes para documentar a los 234 albanokosovares dio ayer por finalizada su tarea, seg¨²n un comunicado de la Cruz Roja. A¨²n as¨ª, los refugiados no ha pisado todav¨ªa el asfalto caliente de este municipio que apenas supera los 3.500 habitantes. "Aqu¨ª se est¨¢ bien. Ya vendr¨¢ el tiempo para salir", comenta Obertinca en un espa?ol aprendido en Pristina, la capital de Kosovo, con una amiga espa?ola. Los seis d¨ªas que los refugiados llevan en el Ceulaj han trascurrido lentos e id¨¦nticos los unos a los otros: "Los 87 menores dedican el tiempo a ver la televisi¨®n, sobre todo pel¨ªculas de dibujos animados, a jugar en el sal¨®n de recreativos o a practicar alg¨²n deporte, preferentemente el f¨²tbol", reza el comunicado. A estas actividades se suman otras: rezar en el gimnasio que ha sido habilitado como mezquita o dejarse cortar el pelo por dos voluntarios de Mollina. Incluso est¨¢ prevista para los pr¨®ximos d¨ªas una salida del centro para quienes deseen conocer M¨¢laga y su costa. Pero los refugiados tambi¨¦n han encontrado tiempo para recordar. Como Avdi Emini, de de 27 a?os, que vuelca su memoria en una libreta. "El 5 de mayo a las 19.30" -traduce Obertinca- "mi padre fue disparado en su apartamento en presencia de mi madre. Mi madre fue llevada a la estaci¨®n de polic¨ªa y all¨ª fue violentada", contin¨²a solemne el que hace las veces de traductor, mientras Avdi fija la mirada en el suelo. "Para t¨ª esto es una pel¨ªcula. T¨² no puedes ponerte en nuestra piel", inquiere Obertinca a la reportera. Y a?ade: "Pero nuestros pensamientos est¨¢n all¨ª ". La Cruz Roja desplaza diariamente al Hospital de Antequera a unas seis o siete personas para realizarles un chequeo en profundidad. Adem¨¢s, el Centro de Salud de Mollina est¨¢ atendiendo los casos "puntuales" que se producen a lo largo de los d¨ªas. Es parte del estudio que se les est¨¢ realizando para facilitarles su integraci¨®n y que no s¨®lo contempla el aspecto m¨¦dico sino tambi¨¦n el psicol¨®gico y el social. Adem¨¢s los cursos de espa?ol van a comenzar "en breve", seg¨²n fuentes del Ceulaj. Ayer mismo se trasladaron al centro dos profesores de castellano. Ya no bastan las gracias, los buenos d¨ªas y las cuatro frases m¨¢s que han aprendido estos d¨ªas. Ya no bastan porque el tiempo que permanezcan en Espa?a podr¨¢n trabajar. En Mollina no ha habido problema con el lenguaje. No s¨®lo por el equipo de seis traductores. "Los ni?os entienden muy pronto y hay una ni?a de 19 a?os que nos traduce lo que dicen los otros", comenta una mujer de la limpieza que se encuentra las camas hechas cuando llega a las habitaciones. "De all¨ª apenas no han contado nada", prosigue esta mujer. Salvo dos excepciones: Que ve¨ªan la telenovela Casandra y que conocen a la cantante Marisol". Ella, al igual que la Cruz Roja, tambi¨¦n ha detectado su recuperaci¨®n. Por otros medios, eso s¨ª: "Llegaron asustadillos, pero ahora est¨¢n bien. Nos dicen cosas que no entendemos y hay una ni?a de seis a?os que nos da unos abrazos de cari?o que nos parte".