El dif¨ªcil acceso de China a la OMC
El fuerte crecimiento de China en los ¨²ltimos a?os justifica su pronta incorporaci¨®n a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio.
China fue, en 1948, uno de los 23 pa¨ªses fundadores del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Un a?o despu¨¦s, tras la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica Popular China, en octubre de 1949, y el exilio del Gobierno nacionalista a la isla de Taiwan, perdi¨® su representaci¨®n. El inicio de su programa de reforma econ¨®mica en 1978 brind¨® una nueva oportunidad a su Gobierno y se dieron los primeros pasos con el establecimiento de contactos extraoficiales encaminados a facilitar el acceso, que hicieron posible la participaci¨®n del Gobierno chino en las reuniones del GATT y la r¨²brica de dos acuerdos parciales: el Acuerdo Internacional sobre el Comercio de Textiles y el Acuerdo Multifibras, suscritos en 1983 y 1984, respectivamente.El 10 de julio de 1986, el Gobierno chino solicit¨® formalmente su ingreso en el GATT y se autoriz¨® la plena participaci¨®n de su Gobierno en las negociaciones de la Ronda Uruguay. El GATT cre¨® un grupo de trabajo espec¨ªfico para el seguimiento de la evoluci¨®n comercial china con el fin de preparar el ingreso. La progresiva liberalizaci¨®n de la pol¨ªtica comercial del gigante asi¨¢tico fue evaluada de forma positiva por la comisi¨®n y la negociaci¨®n se program¨® para acoger a China a final de 1989.
Sin embargo, las sanciones econ¨®micas que siguieron a la condena internacional por los tr¨¢gicos incidentes de la plaza de Tiananmen retrasaron el proyecto, que no se retom¨® hasta el a?o 1992. En diciembre de ese a?o, con el pleno apoyo de la Uni¨®n Europea, el grupo de trabajo para la adhesi¨®n china retom¨® las negociaciones y estableci¨® los requisitos que deber¨ªa cumplir su econom¨ªa para integrarse en el acuerdo regulador del comercio mundial. Persist¨ªan importantes divergencias entre el sistema comercial chino y el internacional, y para mitigar esta disparidad, el GATT propuso cuatro recomendaciones de car¨¢cter general: unificaci¨®n de la regulaci¨®n comercial en todo el territorio, transparencia de la pol¨ªtica comercial, reducci¨®n de las barreras no arancelarias, consolidaci¨®n de la liberalizaci¨®n del sistema de precios.
En respuesta a estas demandas, el Gobierno chino aboli¨® los subsidios a la exportaci¨®n y redujo de forma sustancial los niveles de protecci¨®n arancelaria, generando una mayor transparencia comercial, garantizada por la proliferaci¨®n de diversas leyes y pol¨ªticas comerciales. Uno de los gestos de mayor relevancia fue la unificaci¨®n del tipo de cambio en 1994, en lo que ha sido un paso decisivo en la normalizaci¨®n de las relaciones comerciales en un entorno de estabilidad cambiaria. No obstante, los progresos no se han producido a la misma velocidad en todos los ¨¢mbitos, y en lo que respecta a la reducci¨®n de las barreras no arancelarias y a la protecci¨®n de los derechos de propiedad intelectual, los avances realizados son todav¨ªa modestos.
La impresionante evoluci¨®n comercial de China en los ¨²ltimos a?os (se ha convertido en la d¨¦cima potencia comercial mundial) y su gran magnitud demogr¨¢fica (22% de la poblaci¨®n mundial) son aspectos que reclaman el acceso de China al organismo heredero del GATT, la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC). Para los pa¨ªses m¨¢s industrializados, la normalizaci¨®n del comercio chino supone un importante factor de estabilidad en los flujos comerciales internacionales. Para el Gobierno chino, los intereses son dobles: pol¨ªticos y econ¨®micos. Desde la perspectiva pol¨ªtica, la incorporaci¨®n a la OMC consolidar¨ªa el protagonismo de la Rep¨²blica Popular China en el plano internacional tras su brillante actuaci¨®n sofocando el contagio de la crisis asi¨¢tica, realzando al mismo tiempo el protagonismo de su Gobierno en la toma de las decisiones que rigen el comercio mundial. Por otra parte, en la d¨¦cada de los ochenta, Hong Kong y Macao se integraron en el GATT, mientras que tanto China como Taiwan todav¨ªa lo est¨¢n negociando. La creciente integraci¨®n comercial e inversora que existe entre los cuatro territorios mejorar¨ªa si se regulasen bajo las normas comerciales dictadas por la OMC y favorecer¨ªa la reunificaci¨®n del territorio soberano chino a trav¨¦s del principio acu?ado por Deng Xiaoping: "Un pa¨ªs, dos sistemas". Desde una perspectiva m¨¢s econ¨®mica, la integraci¨®n de China en la OMC impulsar¨ªa el ritmo de la ahora estancada reforma econ¨®mica y terminar¨ªa por consolidar el peculiar modelo econ¨®mico surgido tras 20 a?os de compleja reforma econ¨®mica desde la planificaci¨®n centralizada del mao¨ªsmo hacia la denominada "econom¨ªa socialista de mercado". La mayor liberalizaci¨®n que se desprender¨ªa de la estricta aplicaci¨®n de los preceptos comerciales de la OMC conducir¨ªa a un aumento de las relaciones comerciales, que a su vez tendr¨ªa efectos beneficiosos colaterales, puesto que la armonizaci¨®n de las pr¨¢cticas comerciales chinas implica asimismo la mayor liberalizaci¨®n fiscal, cambiaria, monetaria, empresarial y de precios. En definitiva, el funcionamiento m¨¢s eficiente del sistema econ¨®mico permitir¨ªa nuevos avances en el desarrollo econ¨®mico chino, con una especial incidencia en su vertiente tecnol¨®gica, necesaria para reforzar su cada vez mayor dominio de los flujos comerciales de la regi¨®n.
La econom¨ªa mundial est¨¢ atravesando una etapa de grandes cambios, marcada por la globalizaci¨®n creciente. El elevado grado de interdependencia econ¨®mica impide que un pa¨ªs por s¨ª mismo pueda prosperar al margen del sistema mundial. Los recursos naturales, la tecnolog¨ªa y el mercado de cada pa¨ªs son elementos insuficientes para garantizar el adecuado desarrollo de las estructuras econ¨®micas y el bienestar de la poblaci¨®n. En este sentido ser¨ªa deseable que una econom¨ªa de la envergadura de la de China se integrase lo antes posible en la comunidad internacional. Desde este razonamiento ha planteado China su ingreso en la OMC, que en la actualidad est¨¢ ¨²nicamente pendiente del voto de Estados Unidos. La Uni¨®n Europea y Jap¨®n han reiterado su apoyo al Gobierno chino, pero Estados Unidos sigue ejerciendo su poder de veto y meditando, cada a?o, la decisi¨®n de renovar o no a China el status de naci¨®n m¨¢s favorecida entre fuertes negativas ejercidas por los grupos de presi¨®n anti-China del Congreso norteamericano.
El reconocimiento internacional del papel crucial desempe?ado por el Gobierno chino durante la crisis asi¨¢tica y la f¨¦rrea pol¨ªtica de no devaluaci¨®n practicada han animado a sus dirigentes a intensificar los esfuerzos para allanar el camino hacia su deseado ingreso en la OMC. Con este objetivo en su agenda, el primer ministro chino, Zhu Rongji, ha viajado recientemente a Washington para entrevistarse con el presidente Bill Clinton. El resultado final no ha sido el esperado y China tendr¨¢ que hacer gala de su paciencia oriental e intensificar los esfuerzos para conseguir una mayor adecuaci¨®n de su pol¨ªtica comercial a los est¨¢ndares internacionales exigidos.
Es dif¨ªcil evitar la tentaci¨®n de vincular la negativa norteamericana al contexto pol¨ªtico del momento. Es obvio que el encuentro ha estado ensombrecido por desavenencias pol¨ªticas bilaterales de diversa ¨ªndole, que alcanzan desde recientes episodios de espionaje hasta la manifiesta oposici¨®n china a la intervenci¨®n de la OTAN en el conflicto de Kosovo, adem¨¢s de las permanentes denuncias de Estados Unidos a la pol¨ªtica de derechos humanos del Gobierno chino. Sin desde?ar el impacto de estos factores, no debemos olvidar tampoco la dimensi¨®n econ¨®mica del conflicto: el creciente d¨¦ficit comercial que mantiene Estados Unidos frente a China (57.000 millones de d¨®lares), que supera incluso al tradicional d¨¦ficit norteamericano vis-¨¤-vis Jap¨®n y constituye un escollo para las fluidas negociaciones.
China, consciente del peso de este factor, ha mostrado en este encuentro su voluntad de cooperar anunciando la apertura del 49% de su mercado de tel¨¦fonos m¨®viles y de las redes de Internet a las grandes multinacionales de la telecomunicaci¨®n americanas, medida que ha ampliado al facilitar el acceso del trigo, los c¨ªtricos y la carne de vacuno de Estados Unidos al mercado chino, productos habitualmente vetados por argumentos fitosanitarios que camuflan la persistencia de barreras no arancelarias que China deber¨¢ reducir para culminar su acceso a la OMC. La trascendencia de las concesiones chinas, que se suman a la apertura del sector militar y nuclear decretada tras la pasada visita del presidente Clinton a Pek¨ªn, da pie al optimismo y permite augurar que China ver¨¢ sus deseos cumplidos y ser¨¢, en el corto plazo, un miembro m¨¢s de la prestigiosa organizaci¨®n que regula los intercambios internacionales, la OMC. Entonces habr¨¢ llegado el momento de especular sobre la viabilidad y consecuencias de la solicitud oficial de ingreso presentada por el Gobierno de Taiwan.
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