Digno colof¨®n para el esp¨ªa perfecto

Los ocho meses de Yevgueni Primakov al frente del Gobierno de Rusia han supuesto un digno colof¨®n a una carrera que le llev¨® a lo m¨¢s alto desde la habilidad, la discreci¨®n y el secretismo. Todas ellas son cualidades del esp¨ªa perfecto, titulo, por cierto, de una novela de un escritor al que admira profundamente: John Le Carr¨¦.Aunque quisiera no podr¨ªa desprenderse ya de esa vitola que le acompa?a desde que, en 1991, en tiempos de Mija¨ªl Gorbachov, fue nombrado jefe del espionaje exterior. Con gran probabilidad Primakov estuvo en la n¨®mina del KGB (Comit¨¦ de Seguridad del Estado) desde mucho antes, all¨¢ por los a?os sesenta, cuando fue corresponsal del diario Pravda en Oriente Pr¨®ximo. All¨ª hizo grandes amigos entre los dirigentes ¨¢rabes, incluyendo al presidente iraqu¨ª, Sadam Husein, lo que luego, durante la crisis del Golfo, le convertir¨ªa en un mediador privilegiado.

Nacido en Kiev (Ucrania) hace 69 a?os, de padres probablemente v¨ªctimas de la represi¨®n estalinista, y posteriormente adoptado, la tragedia le golpe¨® de lleno el 1 de mayo de 1981, cuando su hijo Alexandr, de 20 a?os, muri¨® sobre el asfalto de un ataque al coraz¨®n cerca de la plaza Roja. Siete a?os despu¨¦s, el mismo ¨®rgano vital, esta vez de su esposa Laura, le dej¨® viudo. Volvi¨® a casarse con una m¨¦dica, Irina. Ahora tiene una hija y dos nietos.

Ideolog¨ªa pragm¨¢tica

Se le ha tildado de comunista, y ciertamente lo fue, durante m¨¢s de 30 a?os, pero su ideolog¨ªa se mueve m¨¢s bien entre los amplios espacios que median entre el pragmatismo, la moderaci¨®n y el nacionalismo. S¨ª es, en cambio, un superviviente capaz de abrirse camino en los tiempos de Leonid Br¨¦znev, de progresar en los de Mija¨ªl Gorbachov y de adaptarse a los de Bor¨ªs Yeltsin.Con el padre de la perestroika fue asesor de pol¨ªtica exterior (y mediador en la crisis del Golfo), miembro suplente del Politbur¨® y jefe del espionaje. Se opuso al golpe comunista de agosto de 1991, y en enero de 1996 lleg¨® al Ministerio de Exteriores relevando al pro occidental Andr¨¦i K¨®zirev. Desde ese puesto marc¨® distancias con EEUU y sus aliados, se opuso a la expansi¨®n de la OTAN, se aline¨® con Yugoslavia en la crisis de Kosovo y defendi¨® un espacio internacional propio para Rusia, que se resiste a ser la potencia de segundo orden al que le releg¨® el fin de la guerra fr¨ªa.

Se dice que su punto flaco es la econom¨ªa pero, con ¨¦l de primer ministro, Rusia no cay¨® en ese abismo que se pronosticaba cuando, en agosto de 1998, se suspendi¨® el pago de la deuda y se devalu¨® el rublo. Su mayor logro, sin embargo, ha sido una estabilidad pol¨ªtica casi sin precedentes, apoyada en las buenas relaciones con la Duma, dominada por los comunistas y sus aliados. Demasiado para Yeltsin, que no soporta que nadie le haga sombra.