LA CASA POR LA VENTANA Y tambi¨¦n un par de huevos duros JULIO A. M??EZ
Es de suponer que los intelectuales y artistas que arroparon en el Museo de Bellas Artes la presentaci¨®n del programa cultural del partido en el gobierno (y aspirante a continuar si¨¦ndolo, que para eso se convoc¨® el acto en fechas pr¨¢cticamente electorales) conoc¨ªan los textos de presentaci¨®n, el glorioso repaso al esplendor de las realizaciones de la legislatura que termina y ese listado de excelentes intenciones que figura como compromisos del partido en materia cultural si se les ayuda a mantener el poder durante los pr¨®ximos cuatro a?os. Si se da por supuesto ese grado de conocimiento del planteamiento del asunto, porque de lo contrario estar¨ªamos ante un pelot¨®n de personas relevantes de la cultura que apoyan un acto de subido tono electoral ignorando lo que los responsables se disponen a formatear, habr¨ªa que preguntarse en qu¨¦ medida Manolo Vald¨¦s o Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Pi?ero, Matilde Salvador o Joan Mu?oz, Carmen Linares o Gloria Ma?as comparten lo expresado en el acto por los m¨¢ximos responsables del asunto, y lo mismo cabe decir, aunque en este caso a larga distancia, de personajes como Yoko Ono, Aitana S¨¢nchez Gij¨®n, Julia Grecos o Joaqu¨ªn Hinojosa (quien, por cierto, est¨¢ que si se sienta en un pajar se clava la aguja). La diferencia consistir¨ªa en los kil¨®metros que median entre el apoyo a la formulaci¨®n de un programa concreto de intervenci¨®n cultural y el apoyo gen¨¦rico a la pol¨ªtica de un partido a¨²n antes de conocer qu¨¦ se propone hacer con la cultura y desde la perspectiva, cabe suponer, de lo que efectivamente ha hecho en los tres ¨²ltimos a?os. Es cierto que todo programa pol¨ªtico en general se parece muchas veces a un simple bla-bla-bla de car¨¢cter pasajero, y que la exposici¨®n de un programa cultural se acerca casi siempre al m¨¢s desenvuelto bla-bla-bla-bla-bla-bla. Pero esta vez se ha exagerado la nota mediante una redacci¨®n de intenciones que trata de imbuir entusiasmo a fuerza de conjurar el t¨¦rmino una y otra vez, que habla sin pasi¨®n del apasionamiento y que critica el dirigismo al dirigirse a los ciudadanos para exponer la manera en que se dispone a dirigir la cultura. Lo m¨¢s curioso de los textos introductorios al listado de realizaciones y a los prop¨®sitos del fastuoso porvenir que nos espera en un lenguaje que oscila entre el del conquistador que trata de alcanzar las paces con los conquistados intentando persuadirles de las maravillas que se dispone a realizar por ellos y esa pueril apelaci¨®n al entusiasmo del que est¨¢ seguro de proclamar al fin una buena nueva largamente esperada. Est¨¢ por hacer un estudio sobre lo que los escribidores a sueldo del poder, ya sea cultural o real, les hacen decir a los desvalidos pol¨ªticos para los que redactan sus exultantes papeleos. En este caso, y en su intento de convencer a la clientela, no se desde?a la facundia propia del vendedor de crecepelos ante una convenci¨®n de calvos, recurriendo si es preciso a ese halago exagerado que no consigue ocultar en quien lo exhibe su propensi¨®n hacia la autocomplacencia ("nuestra Comunidad es el escenario de una formidable eclosi¨®n creativa") y que, al contrario de lo que se propone en uno de sus pasajes introductorios, no renuncia as¨ª como as¨ª a esas "grandes y ampulosas ret¨®ricas huecas" de las que incomprensiblemente alienta a desconfiar. ?C¨®mo podr¨ªamos acoger con esperanza un llamamiento a huir de la demagogia cuando la declaraci¨®n que lo contiene contradice ese prop¨®sito? ?O no es demag¨®gico asegurar, con la que est¨¢ cayendo, que "nadie en tan poco tiempo ha hecho tanto por la cultura"? ?O soltar como quien no quiere la cosa que "nuestra sociedad y nuestra cultura no se detienen y arrollan a su paso cualquier previsi¨®n y cualquier proyecci¨®n de futuro"? Si semejante afirmaci¨®n es cierta, ?para qu¨¦ molestarse entonces en endilgarnos un programa que lo f¨ªa casi todo a un futuro acerca del cual se decreta previamente la imposibilidad de preverlo y proyectarlo? Esa ret¨®rica, en fin, ?ser¨ªa solamente ampulosa o tambi¨¦n resulta hueca? Citas demag¨®gicas de Antonio Machado al margen, el calendario de grandes realizaciones culturales (veinte, en las que, por cierto, no figura para nada la grandiosa Ciudad del Cine) para la pr¨®xima legislatura tiene ese tufillo de funcionario emprendedor y avispado que quiere prosperar con la enumeraci¨®n exhaustiva de sus ocurrencias. Por eso recuerda m¨¢s bien al chusco camarote de los Hermanos Marx, donde Groucho aprovecha la ocasi¨®n para repetir como veinte veces y en vano que le traigan tambi¨¦n un par de huevos duros.
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