Necesitamos un bombero, no un pir¨®mano
Benjam¨ªn Netanyahu debe ser derrotado. No s¨®lo es un mal conductor, sino que nos est¨¢ llevando por mal camino. Durante sus tres a?os en el Gobierno, Netanyahu se ha visto involucrado en un sinf¨ªn de colisiones frontales. A veces ha chocado deliberadamente con la esperanza de obtener alg¨²n beneficio pol¨ªtico. A veces, como en el caso del t¨²nel asmoneo de Jerusal¨¦n o la dudosa designaci¨®n del fiscal general, parece que simplemente no era consciente de cu¨¢les ser¨ªan las consecuencias de sus actos. Cuando lo descubr¨ªa, le entraba el p¨¢nico y expresaba sus dudas. Hay en Netayahu una cierta reminiscencia del adolescente que sale a buscar camorra para probar su fuerza. "Me encanta ganar", revel¨® en una entrevista poco despu¨¦s de llegar al poder. Los l¨ªos en los que se mete casi todas las semanas parecen reflejar su pasi¨®n por la provocaci¨®n; el deseo de atizar una serie de conflictos sin ninguna raz¨®n l¨®gica, y la necesidad constante de ser el centro de un esc¨¢ndalo virulento.Puede que algunos de nosotros nos divirtamos como ni?os con los culebrones y las novelas baratas sobre los reyes y los gobernantes. Sin embargo, el prop¨®sito de un gobierno inteligente no es divertir a los ciudadanos, como si fuera un circo romano. Por el contrario, un gobierno sabio hace todo lo posible por reducir los conflictos, por limar las diferencias y por equilibrar los conflictos de intereses. Un l¨ªder maduro act¨²a para promover el bienestar y la paz de los ciudadanos, no para avivar las alegr¨ªas de la victoria.
Netanyahu debe ser derrotado. Incita los conflictos y se deleita con ellos. Durante sus primeras semanas en el cargo, disfrut¨® claramente humillando e insultando a los l¨ªderes palestinos, sin saber que poco tiempo despu¨¦s se ver¨ªa obligado a tragarse su orgullo y suplicar a Yasir Arafat que se reuniera con ¨¦l. Cuando consigui¨® por fin completar la formaci¨®n de su Gobierno, se hab¨ªa peleado ya con Sharon, Meridor y David Levy. Desde entonces se ha arrojado a una interminable lucha a brazo partido con la oposici¨®n, la prensa, los tribunales, sus compa?eros de coalici¨®n, sus ministros, su propio partido, sus colaboradores y aliados, y hasta con secciones de su propio electorado. La mayor¨ªa de estas batallas han terminado con un abandono y alejamiento gradual de sus fieles. En varias ocasiones, los conflictos iniciados con gran estruendo por Netanyahu han terminado en un susurro despu¨¦s de haberse visto obligado a humillarse ante los que hab¨ªa ofendido y a rogarles que accedan a empezar desde cero. Casi todas sus entrevistas de prensa acaban convertidas en un altercado mezquino e indecoroso.
Netanyahu debe ser derrotado. Casi todos los que han trabajado con ¨¦l -ministros, socios, aliados y colaboradores- lo han abandonado llenos de consternaci¨®n. Tiene que ser derrotado porque los l¨ªderes de los pa¨ªses vecinos con los que hemos firmado tratados de paz, los l¨ªderes de pa¨ªses con los que estamos intentando alcanzar la paz y los l¨ªderes de EE UU y de otros pa¨ªses amigos han desarrollado una clara repulsi¨®n hacia este maestro del conflicto, que nunca ha perdido una oportunidad para entablar broncas y, como todos los mequetrefes, siempre pretende "ganarles a todos". En cualquier momento se puede encontrar a Netanyahu inmerso en una de estas dos situaciones: o bien humillando a otros y mof¨¢ndose, o humillado y enviando se?ales de amargura y resentimiento en un esfuerzo por obtener el apoyo de cualquiera que casualmente tambi¨¦n se sienta humillado. Netanyahu debe ser derrotado. Susurra palabras instigadoras, atiza los sentimientos de odio y fomenta el enfrentamiento, entre la izquierda y la derecha, entre los religiosos y los laicos, entre los inmigrantes y los nativos de Israel, entre palomas y halcones, entre aquellos a los que se refiere como "¨¦lites condescendientes" y aquellos que, seg¨²n sus promesas, est¨¢n a punto de recibir una parte del pastel. Netanyahu debe ser derrotado. Su necesidad de depender de una "coalici¨®n de despose¨ªdos" le lleva a alimentar los sentimientos de desposeimiento que ya existen y a fomentar otros nuevos, en una lucha por convertir el desposeimiento en el punto central de la identidad de grandes grupos de ciudadanos. Con ello est¨¢ dividiendo y desmantelando la sociedad israel¨ª.
Netanyahu debe ser derrotado. En los ¨¢mbitos de la asistencia social, la educaci¨®n y la cultura, as¨ª como en los ¨¢mbitos de la seguridad y la paz, Israel necesita un liderazgo que modere y remedie los conflictos. Necesitamos un m¨¦dico, no un boxeador; un bombero, no un pir¨®mano. Netanyahu no puede sacar a Israel de sus conflictos, exteriores o interiores, porque ¨¦l mismo es un conflicto andante.
Amos Oz es escritor israel¨ª. ? Amos Oz, 1999.
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