Alas rotas y tortugas perdidas
Los animales heridos o abandonados en la provincia de Alicante tienen en el Centro de Recuperaci¨®n de Fauna Silvestre, situado en la pedan¨ªa de Santa Faz, su mejor lugar de reposo y rehabilitaci¨®n. Las instalaciones funcionan como un hospital preparado para acoger y sanar a todos los animales no dom¨¦sticos que necesiten de sus servicios. Inaugurado el pasado 3 de agosto, durante sus primeros cinco meses de vida atendi¨® a 438 pacientes, en su mayor parte aves. El ingreso de los animales en el centro depende del buen coraz¨®n de los humanos que los encuentran. O bien pueden trasladarlos hasta las instalaciones o llamar al tel¨¦fono 96 515 08 10 para que un trabajador del centro acuda a recogerlos. Aunque hay amores que perjudican. Muchas veces llegan ciudadanos con polluelos que se han ca¨ªdo del nido, pese a que est¨¢n en buen estado y lo ¨²nico que han sufrido es un batacazo tras intentar volar. "No es conveniente que los traigan a menos que est¨¦n en una zona donde corran peligro de ser atropellados, porque sus padres se ocupan de alimentarlos aunque est¨¦n en el suelo", se?ala uno de los encargados del centro, Sergio Mor¨¢n. Son precisamente las aves las que m¨¢s necesitan de los cuidados de los cinco trabajadores del centro, dependiente de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente y dirigido por Carles Dolz. El 81% de las especies tratadas en esos primeros cinco meses fueron aves, y la mayor parte de ellas llegaron all¨ª tras haberse fracturado un hueso contra un poste o recibido una descarga el¨¦ctrica al posarse sobre un cable de alta tensi¨®n. Ayer mismo, un b¨²ho real con la pata quebrada reposaba en una caja de cart¨®n en el barrac¨®n del veterinario, Pedro Mar¨ªa. "Es como la UVI, ah¨ª tenemos rapaces nocturnas que se estresan mucho y est¨¢n m¨¢s tranquilas en la oscuridad", explicaba mientras med¨ªa la dosis de anestesia que necesitaba el ave. Cuando Moran lo sac¨® de la caja, unos enormes ojos amarillos lo miraban todo con pavor y nerviosismo. El animal estaba asustado. Un trapo sobre la cabeza mientras le pon¨ªan la inyecci¨®n le ayud¨® a olvidarse de lo que suced¨ªa. Minutos despu¨¦s ya estaba completamente dormido y Pedro Mar¨ªa empez¨® la operaci¨®n. Los mam¨ªferos son el grupo m¨¢s reducido porque se dejan ver menos que las aves. S¨®lo se atendieron cinco, y tres de ellos proced¨ªan de cautividad (un jabal¨ª, un hur¨®n y una ardilla). Los otros dos fueron un erizo com¨²n y una jineta que hab¨ªa quedado atrapada en una nave industrial. Entre los reptiles, el grupo m¨¢s numeroso lo forman las tortugas, sobre todo las procedentes de Marruecos y Argelia. Son animales que se suelen abandonar o perder, como sus parientes los gal¨¢pagos leprosos y las tortugas de Florida. En este momento conviven entre 70 y 100 tortugas y 15 gal¨¢pagos en el terrario. Es precisamente por estas fechas cuando aumenta el trabajo en el centro. La primavera insufla vida en los montes y el centro se llena de polluelos y cr¨ªas extraviadas o heridas. Con la llegada del calor aumenta el n¨²mero de excursionistas y, por tanto, se producen m¨¢s avistamientos de animales con problemas. La temporada alta dura hasta el invierno, ya que en oto?o las aves migran y algunas, agotadas, caen a tierra y tienen que recuperarse. Eso le pas¨® a un ¨¢guila pescadora, originaria del centro de Europa que pasa el invierno en estas tierras, donde est¨¢ catalogada como especie en peligro de extinci¨®n. El contacto de los humanos con los animales debe ser el m¨ªnimo posible. No debe mim¨¢rseles, y hay que ense?ar a los depredadores que llegaron cuando eran polluelos a cazar cobayas. Los internos apenas deben ver a los cuidadores para no acostumbrarse a una presencia que les har¨ªa volverse confiados con el resto de personas cuando est¨¦n listos para regresar a su h¨¢bitat. Porque ninguno se queda a menos que sus heridas sean irrecuperables, en cuyo caso su destino es vivir en el parque para ilustrar las lecciones de los escolares que visitar¨¢n el centro cuando se construya un aula de naturaleza.
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