Belgrado ofrece abrir las fronteras de par en par a los refugiados si cesan los bombardeos
ENVIADO ESPECIALEl Gobierno de Slobodan Milosevic aprovech¨® ayer el creciente tempo de las gestiones diplom¨¢ticas europeas para endulzar las ofertas yugoslavas. En un paso bien calculado, Belgrado prometi¨® de pronto abrir de par en par sus fronteras para facilitar el retorno de los cientos de millares de refugiados albanokosovares. Eso s¨ª, con una condici¨®n: que la OTAN pare los bombardeos. En v¨ªsperas de la llegada a la capital yugoslava del mediador ruso V¨ªktor Chernomirdin, lo que ayer resultaba claro es que Milosevic ha decidido colocar la pelota en la cancha aliada.
Obviamente, el l¨ªder serbio quiere tomar la iniciativa pol¨ªtica y sacar m¨¢xima tajada del turbio debate dentro de la OTAN sobre qu¨¦ hacer frente a una Yugoslavia que, a pesar de casi dos meses de devastadores ataques aliados, no parece asustada ante la perspectiva de una ofensiva terrestre.Nebojsa Vujovic, el portavoz del Ministerio yugoslavo de Exteriores plante¨® ayer el asunto sin ambages. El retorno de los refugiados que languidecen en campamentos de Macedonia, Albania y Montenegro, est¨¢ a la vuelta de la esquina, siempre y cuando haya primero una tregua. Vujovic dio as¨ª el mayor ¨¦nfasis yugoslavo hasta la fecha a una idea cuya materializaci¨®n supondr¨ªa un cambio may¨²sculo y, por tanto, improbable de la estrategia aliada. Vujovic dijo que "los pobres refugiados" podr¨ªan volver a sus hogares -o mejor dicho, a lo que queda de ¨¦stos a lo largo y ancho de la tierra quemada de Kosovo- si la OTAN tan s¨®lo suspendiera los bombardeos para responder a "los gestos de buena voluntad" que parten de Belgrado.
Di¨¢logo sobre el plan del G-8
La s¨²bita suavizaci¨®n de la postura serbia incluy¨® una concesi¨®n importante. Vujovic dijo que el Gobierno de Belgrado est¨¢ m¨¢s que nunca dispuesto al di¨¢logo sobre la base de los cinco principios del plan del G-8 (los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo y Rusia), aprobado en Bonn el pasado 6 de mayo. Este proyecto propone, sucintamente, el repliegue de tropas serbias de Kosovo, pero sin especificar cu¨¢ntos soldados y polic¨ªas serbios quedar¨ªan en la provincia, aunque sea como s¨ªmbolo de la soberan¨ªa de Yugoslavia en Kosovo y la integridad de una naci¨®n con fronteras reconocidas.
Vujovic transmiti¨® n¨ªtidamente el pensamiento de Milosevic. Dijo que el retorno de los refugiados podr¨ªa ser coordinado y supervisado por el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja y, lo que quiz¨¢ es m¨¢s importante -dada la presencia de una amplia delegaci¨®n de Naciones Unidas, presidida por Sergio Vieira de Mello-, por la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Belgrado ha detectado con detalle el ambiente de confusi¨®n que parece haberse asentado en el seno mismo de la Alianza Atl¨¢ntica, con socios como Alemania opuestos a lanzar una ofensiva terrestre. La reacia postura de Italia y Grecia, en particular, ha a?adido dudas a la tesis (defendida por el Reino Unido) de que ha llegado la hora de mandar la infanter¨ªa aliada para eliminar lo que la aviaci¨®n no ha conseguido.
"?C¨®mo van a regresar los refugiados bajo el constante bombardeo?", se pregunt¨® Vujovic planteando una cuesti¨®n que, en esencia, resulta todo menos il¨®gica.
Los serbios han liberado a tres prisioneros de guerra estadounidenses. Han abrazado m¨¢s o menos los principios del G-8. A pesar del ininterrumpido bombardeo, han intentado retirar sus tropas de Kosovo. Han sugerido la idea conciliatoria de que en este conflicto no deben haber, oficialmente, ni ganadores ni perdedores.
Seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, la llegada de Chernomirdin contiene un acicate adicional: la presencia del presidente finland¨¦s Martti Ahtisaari (Helsinki no es miembro de la OTAN) ofrece una oportunidad dorada para abrir una nueva fase de supervivencia del di¨¢logo. Por si todo fallara, la maquinaria propagand¨ªstica de Belgrado se est¨¢ encargando de proclamar a los cuatro vientos de que, en caso de un fracaso diplom¨¢tico, en caso de que s¨®lo quede el lenguaje de las armas, los serbios est¨¢n dispuestos a dar batalla. Y ser¨¢ feroz, seg¨²n el general Nebojsa Pavkovic, comandante del III Cuerpo del Ej¨¦rcito yugoslavo acantonado en Kosovo. "A los primeros soldados extranjeros que intenten invadir nuestro pa¨ªs les espera una sorpresa: se enterar¨¢n de que han tocado las puertas del infierno y ¨¦stas se han abierto de par en par", declar¨® el general a Studio B, el canal de televisi¨®n controlado por el municipio de Belgrado.
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