Ponce: "Ni entiendo ni me preocupa la reacci¨®n de los tendidos"
Acaba la tarde. Un espectador se levanta justo despu¨¦s de que Caballero entre a matar. Se dirige a la salida. "Un momento. Espere a que caiga el toro", dice un portero ante la inc¨ªvica actitud del que se va. "M¨¢s todav¨ªa. Si s¨®lo falta que me caiga yo". Silencio y el que se va, efectivamente, se va. Son malentendidos que pasan en Las Ventas. "Los toros han sido nobles. El encierro en general ha cumplido. Quiz¨¢ les ha faltado un poco de bravura. Pero ya se sabe. Madrid es muy exigente y, si no sale un toro con emoci¨®n y que transmita, poco se puede hacer". El que habla es C¨¦sar Rinc¨®n. Un torero que a estas alturas, con cinco puertas grandes en su haber, se antoja un perfecto conocedor de la materia.Tanto Ponce como Caballero, por su parte, que tambi¨¦n saben lo que es triunfar en Las Ventas, ofrecen una lectura completamente dispar de lo acontecido. "Yo he toreado a gusto. He toreado como creo que debo hacerlo. Sin embargo, a la gente no le ha gustado. ?Qu¨¦ voy a hacer? Ni lo entiendo ni me preocupa. Las cosas est¨¢n tomando un cariz por el que ya no s¨®lo se protesta a las figuras, sino tambi¨¦n a los novilleros". "Incomprensible", afirma Enrique Ponce. Caballero le sigue a la par: "Yo he toreado muy a gusto. Sin embargo, ha faltado comunicaci¨®n. No entiendo la actitud del p¨²blico. Pero, en fin, la comunicaci¨®n es algo m¨¢gico, inexplicable..., y hoy no ha ocurrido".
Falta de raza
Ya metidos en cada una de sus faenas, los tres diestros siguen la t¨®nica de lo arriba declarado. Comprensivo, el primero; incomprendidos, los otros dos. "A mi primero le ha faltado galopar y seguir la muleta. Quiz¨¢ por falta de raza. Siempre se quedaba. Y eso que le he dado sitio. Cuando me quedaba cerca, el toro protestaba, echaba la cara arriba... y era imposible. Eso s¨ª", corrige, "tambi¨¦n ten¨ªa virtudes", afirma el colombiano. Del segundo, al que Rinc¨®n crey¨® el bueno, se?ala: "Ha empezado muy bien, pero enseguida... abajo".
Caballero toma el testigo: "Los toros han sido buenos y les he hecho las cosas a gusto", insiste. "A los dos los he dado unas tandas por la izquierda que creo que han sido buenas". A la vista de las protestas, a?ade: "No s¨¦. Intento hacer las cosas bien. Como creo que debo hacerlas. No s¨¦... No me debo volver loco y seguir".
Ponce, de la misma manera, rescata "una tanda de naturales al primero". Sobre ¨¦ste, prosigue: "Le costaba un poco, pero al final ha entrado por la izquierda, y con la derecha he alcanzado a ligar con la mano abajo". Del otro, que salt¨® a la arena en calidad de segundo sobrero (devolvieron dos toros uno detr¨¢s de otro), se muestra menos contento: "Ha embestido poco y rebrincado. Apretaba para dentro e iba por oleadas. Adem¨¢s, en cuanto le he puesto la muleta en la cara, la gente se ha echado encima. No s¨¦".
Y en el "no s¨¦" se va una tarde de malentendidos. El portero con el que se va; el p¨²blico, con los toreros.
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