Vivir en el l¨ªmite
Dentro y fuera. As¨ª viven cerca de un millar de familias vascas para quienes la palabra frontera no tiene ning¨²n significado. Durante toda la jornada trabajan en Euskadi y al caer la tarde vuelven a sus casas en Hendaia, Logro?o, Castro Urdiales o Villasana de Mena. La mayor calidad de vida, un precio sustancialmente menor en la vivienda o un ambiente "psicol¨®gicamente m¨¢s tranquilo" son las razones que les decidieron a cruzar la muga. Todos dicen que han ganado con el cambio sin haber perdido los principal: los amigos y las ra¨ªces culturales. Patxi Garc¨ªa tiene 36 a?os y es el presidente de la Asociaci¨®n de Trabajadores Fronterizos del Bidasoa. Vive con su esposa, Edurne y su hijo de cuatro a?os en Hendaia desde 1991. Conoce los problemas con los que se han enfrentado las casi 300 familias que forman parte de esta "red de ayuda", que lo mismo "te informa del mejor colegio para los crios que de lo caro que es el agua o la luz en esta zona". Est¨¢n inscritos en el registro de asociaciones de la C¨¢mara de Comercio de Baiona y su experiencia es de las primeras de este tipo en Europa. "Se est¨¢ creando algo parecido entre Francia y Alemania, pero hasta ahora hemos tenido que abrir camino nosotros", dice Garc¨ªa, quien todos los d¨ªas va a trabajar a Ir¨²n al igual que su esposa. Su hijo est¨¢ escolarizado en euskera y franc¨¦s en Hendaia y en casa le hablan en castellano el padre, y euskera, la madre. Los problemas m¨¢s importantes con que se han enfrentado son siempre burocr¨¢ticos o fiscales. Han conseguido que la renovaci¨®n de la tarjeta de residente sea cada cinco a?os en vez de anual. Curiosamente, tuvieron problemas cuando en 1992 desaparecieron las fronteras, porque dejo de tener sentido la tarjeta de trabajador fronterizo que demostraba su situaci¨®n y evitaba la doble imposici¨®n fiscal. Tras muchas negociaciones consiguieron que la Hacienda de Guip¨²zcoa abriera un censo que les exime de las retenciones en este territorio, aunque los funcionarios y aut¨®nomos tendr¨¢n que esperar la reglamentaci¨®n de la norma foral de Hacienda para tener este derecho. "Por el precio de un piso en Ir¨²n te compras una villa con jardin en Hendaia" dice Patxi Garc¨ªa. "En diez kil¨®metros la diferencia de precio se nota en todo", confirma Teo, un ertzaina que hace un a?o se fue a vivir con su esposa y sus dos hijas de cuatro y siete a?os a Villasana de Mena (Burgos). Las ni?as estudian en el modelo D (¨ªntegramente en euskera) en un colegio de Zalla, pero por la tarde vuelven a casa "donde crean su propia relaci¨®n con pajaros y vacas. Nada que ver con la ciudad", subraya el agente. Est¨¢ preocupado por "las trabas" que pone la consejer¨ªa de Interior a los ertzainas que han establecido su residencia fuera de Euskadi, pero tambi¨¦n est¨¢ seguro de que ha ganado calidad de vida. No se ha ido por miedo, aunque alguno de sus compa?eros, como Carlos, que ha elegido Castro Urdiales reconoce que ha buscado "la tranquilidad psic¨®logica de un lugar sin pintadas ni amenazas".
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