La liebre y la tortuga
JAVIER MINA Confieso no entender nada, pero lo peor es que no creo que merezca la pena hacer el menor esfuerzo por evitarlo. Se ha dado el pistoletazo de salida a una carrera tanto m¨¢s fren¨¦tica cuanto m¨¢s disparatada. Todo es a ver qui¨¦n llega antes a una raya llamada frontera. Cron¨®metros, records y botilleros rugen a m¨¢s no poder, los trofeos tiemblan de gustirrin¨ªn en el podio. Excita-dos, queremos lanzarnos al sprint pero convendr¨ªa recordar la moraleja con que comienza la f¨¢bula que da t¨ªtulo a esta cr¨®nica deportiva: de nada vale correr, sino partir a tiempo. Cegados por lo suyo, los componentes de la yeguada militar, que es la que tira del carro pese a que algunos no quieran reconocerlo, dicen haber decretado una huelga de fusiles ca¨ªdos, lo que no impide que trabajen denodadamente en mantener las balas limpias cual patenas y recurran al chantaje y la coacci¨®n para asegurarse el rancho en un actitud que rayar¨ªa en el absurdo de no resultar descabelladamente canallesca. Aunque lo m¨¢s disparatado del caso estriba en que, pese a tenerlas calladas, no piensan decir adi¨®s a las armas nunca, porque si se produjera la indepen-dencia que ponen como condici¨®n so capa de la primera fase de autodeterminarse, seguro que acabar¨ªan de coroneles en las Fuerzas Armadas de la Rep¨²blica del Bidasoa Norte y Sur. Y aqu¨ª est¨¢ la madre de la oveja latxa. El modo tan tibio de quejarse por la poca disponibilidad del Gobierno para una hipot¨¦tica negociaci¨®n nos da la pista sobre el car¨¢cter meramente virtual de la misma. Furrieles, chusqueros y gonfalones est¨¢n apostando en realidad por hacer la guerra por otros medios. ?No vivimos en la era de las bombas inteligentes? Pues ahora se tratar¨ªa de utilizar los misiles pol¨ªticos, sobre todo aquellos c¨¦lebres Patriot. La t¨¢ctica consiste en escupir obuses de grafito sobre los viejos compa?eros de viaje para cortocircuitarles la sesera y poder arrastrarles al establecimiento de tales estructuras de poder que, unidas a los logros conseguidos por la superdenostada v¨ªa estatutaria impongan de facto una realidad nacional independiente que ya contar¨ªa adem¨¢s con su propio ej¨¦rcito en la sombra, aunque listo para calzarse entorchados y charreteras. Dado que para emitir moneda ya est¨¢ Estrasburgo, no restar¨ªa sino poner unas casetas en las mugas y emitir sellos, sobre todo el s¨¦ptimo. Por aquello del zazpiak bat. De ah¨ª que malencararse con el Gobierno no pase de pose. Se tratar¨ªa de vapulearle un poco para mantener el tono muscular y darle de paso un gusto a la parroquia mientras el brazo pol¨ªtico les va quitando votos a los ingenuos seguidores de Garaikozalluz hasta que pinten menos que Jaimito. Pero en su propia fuerza estriba su debilidad. Al Gobierno, por mucho que los m¨¢s sandios se exasperen por procuraci¨®n, le basta con eliminar del binomio el factor que ya se ha eliminado por s¨ª mismo y trabajar como si no existiera contando con que la sociedad -toda- estar¨¢ de su parte en cuanto el factor b¨¦lico intente demostrar que existe pegando tiros. Y si puede ocurrir que no cuente para el Gobierno, con quien est¨¢ echando el pulso m¨¢s directo, no veo por qu¨¦ tendr¨ªa que contar para el resto del auditorio. Una vez despejado el lado oscuro de la fuerza, no queda sino la ecuaci¨®n democr¨¢tica donde, si bien es cierto que las opciones en liza se valen unas a otras, no es menos verdad que hay unas que tienen much¨ªsima m¨¢s prisa. De ah¨ª que se imponga no entrar en el juego catastrofista y apremiante con que la liebre tricef¨¢lica en el poder trata de evitar la devaluaci¨®n a medio plazo de sus opciones, devaluaci¨®n en la que intervendr¨ªa el desgaste inherente a la pol¨ªtica del d¨ªa a d¨ªa, porque un gobierno con EH no va a permitir el juego de los ¨²ltimos 20 a?os: gobernar pero como si se fuera oposici¨®n. El montaje se desbarata s¨®lo con preguntarse por qu¨¦ hay que decidir desde hoy -o haber decidido como quieren hacernos creer cuando hablan de la voluntad de los vascos olvidando que ya ha expresado otra postura- la naci¨®n que se quiere. ?No valdr¨¢ m¨¢s meterse bajo el caparaz¨®n c¨ªvico y esperar el momento de partir a tiempo as¨ª pasen 10 quinquenios?
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