Una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica
?ibar necesita un cambio est¨¦tico y poco a poco lo va consiguiendo, a pesar de la dificultad que entra?a. No daba m¨¢s de s¨ª. No pod¨ªa soportar semejante aglomeraci¨®n industrial y ciudadana concentrada en las pendientes de los montes que la flanquean. Y sobre el fantasmal r¨ªo Ego, cubierto en 1940 para aprovechar mejor el espacio urbano. All¨ª se desarroll¨® la industria armera, se cre¨® la primera cooperativa espa?ola (Alfa), cuyo principal exponente fue la m¨¢quina de coser, o se concentraron las empresas que entonces fabricaban bicicletas. Tal fue el reclamo que, all¨¢ por la d¨¦cada de los cincuenta, se convirti¨® en la poblaci¨®n de mayor crecimiento de Europa. Aquellos a?os trajeron a la localidad un desarrollo urban¨ªstico an¨¢rquico del que hoy intenta sobreponerse. ?se es su principal reto: sanear la poblaci¨®n para que sus habitantes tengan mayor calidad de vida. Aunque dolorosa y sangrante, la crisis de los ochenta fue el detonante del nuevo rumbo hacia el que hoy camina ?ibar. Aquel batacazo, producto del proteccionismo durante la dictadura, oblig¨® a las empresas que lograron resistir semejante envite a modernizarse y reestructurar su actividad. A pesar de la solidez que ha alcanzado el nuevo tejido industrial, contribuyendo a paliar los altos ¨ªndices de paro registrados hasta situarlos en un 8%, la tasa de poblaci¨®n ha ido cayendo en un incesante goteo hasta estabilizarse en los 30.000 habitantes, lejos de los 40.000 que alcanz¨® en aquella d¨¦cada de los ochenta. No hay mal que por bien no venga. Tal vez hab¨ªa demasiados vecinos en este pueblo que hoy soporta una densidad de poblaci¨®n de 1.353 habitantes por kil¨®metro cuadrado (San Sebasti¨¢n, por ejemplo, tiene 2.876 habitantes por kil¨®metro cuadrado). De ah¨ª que el nuevo pulso para sus regidores pase inexorablemente por la b¨²squeda de espacios en una urbe tan asfixiada. Todo sea por evitar que sus ciudadanos caigan en la tentaci¨®n de buscar horizontes menos angostos, teniendo en cuenta que pesa sobre ?ibar la amenaza de que en pocos a?os el 25% de su poblaci¨®n supere los 65 a?os. Y manos a la obra. Durante la pasada legislatura se desarroll¨® una operaci¨®n transcendental. Gracias al tes¨®n municipal (el Ayuntamiento invirti¨® 400 millones de pesetas), se construy¨® el nuevo pol¨ªgono industrial de Azitain, con un ¨¦xito corroborado por el breve plazo que tardaron las empresas en llenar sus 1.500 metros cuadrados de superficie. ?sa era la idea: ubicar suelo industrial en los aleda?os de la localidad para garantizar el desarrollo econ¨®mico. Metidos de lleno en esa ardua tarea de liberar espacios, el Ayuntamiento ha negociado con la sociedad p¨²blica Sprilur la posibilidad de ofrecer a las industrias suelo cercano y a precio asequible en las zonas de Mallabia y Matxaria. Y a¨²n le aguarda una operaci¨®n de envergadura en el paseo de San Andr¨¦s tras la recuperaci¨®n de la zona que actualmente ocupan los pabellones de Alfa, en pleno casco urbano. "Vamos a conseguir que ?ibar cambie su est¨¦tica y que la zona llana de la ciudad sea de uso peatonal", comenta el alcalde, I?aki Arriola. El Ayuntamiento est¨¢ habilitando una zona degradada en pleno centro para convertirla en un ¨¢rea de uso p¨²blico y comercial. Ser¨¢ un nuevo pulm¨®n. Txantxa-Zelai contribuir¨¢ a paliar los graves problemas de aparcamiento al poner en servicio 467 nuevas plazas. Los proyectos no cesan. La idea de habilitar un plan de accesos con escaleras mec¨¢nicas en esta localidad atiborrada de cuestas supondr¨ªa un alivio para todos. Cuenta para ello con un presupuesto de 3.632 millones. ?ibar va fraguando as¨ª su nueva imagen esperando recuperar una centralidad que le otorgar¨¢ la construcci¨®n de la autopista que le unir¨¢ a Vitoria.
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