Han premiado a un cachubo
En alguna parte de su nuevo libro, todav¨ªa in¨¦dito -Mi siglo-, Grass dice que a los cachubos, gentes del norte de Polonia, les gustan las fiestas familiares, con su estr¨¦pito y sus reconciliaciones, porque son fiestas en las que la gente puede re¨ªr y llorar. Seguramente en estos momentos, G¨¹nter Grass, el patriarca, est¨¢ celebrando una gran fiesta familiar para festejar su Pr¨ªncipe de Asturias.Los espa?oles tenemos a¨²n reciente el homenaje que, con motivo de sus setenta a?os, se le tribut¨® en Madrid. Est¨¢n pr¨®ximos su humanidad, su calidez, su coloquio -amenizado con rioja- con Juan Goytisolo. La primera edici¨®n de Es cuento largo, un libro tan, tan alem¨¢n, se agot¨® en pocos d¨ªas. Ahora, Grass ha vuelto a escribir una novela que es exactamente lo que su t¨ªtulo indica. La vida de Grass, su mundo y la historia de Alemania en el siglo XX, contada a trav¨¦s de narradores m¨²ltiples, alguno tan ins¨®lito como el propio autor en el claustro materno. La novela se abre con el discurso del K¨¢iser para despedir al cuerpo expedicionario alem¨¢n que se va a la guerra de los b¨®xers y se cierra en 1999 con un tributo a los 103 a?os de Helene Grass. En medio hay toda una serie de acontecimientos universales (los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn, la noche de los cristales rotos, la rebeli¨®n de los obreros del Berl¨ªn oriental, la llegada a la Luna, la guerra de las Malvinas, la ca¨ªda del muro, la guerra del Golfo y muchos otros), algunos de los cuales se refieren espec¨ªficamente a Espa?a (el bombardeo de Gernika por la Legi¨®n C¨®ndor).
Obras maestras
Resumir la trayectoria de Grass como escritor es imposible. Sus grandes novelas (una de gran fuste cada 10 a?os, como dice ¨¦l) son indudablemente El tambor de hojalata, A?os de perro, El rodaballo, La ratesa, Es cuento largo y - en cierto modo, balance final- Mi siglo. Pero en medio quedan obras maestras indiscutibles, art¨ªculos, poemas, piezas teatrales..., por no hablar de la important¨ªsima trayectoria de Grass como escultor, grabador y, en los ¨²ltimos tiempos, acuarelista.Como figura pol¨ªtica, no estar¨ªa de m¨¢s recordar que Grass ha estado siempre en la brecha, luchando siempre por lo que cre¨ªa justo. Haciendo campa?a por Willy Brandt, defendiendo a los gitanos, criticando la apresurada unificaci¨®n alemana, condenando los cr¨ªmenes racistas de Solingen o Rostock... Su actitud le ha granjeado no pocos disgustos, pero le ha dado tambi¨¦n una gran serenidad interior y le ha permitido demostrar con creces que escribir despu¨¦s de Auschwitz no s¨®lo era posible, sino absolutamente necesario.
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