"No hemos cometido errores"

Nuestros pilotos no han causado da?os colaterales. "Ning¨²n avi¨®n espa?ol se ha visto involucrado en un error", asegur¨® ayer el comandante Fernando Ay¨²car, uno de los 20 aviadores espa?oles que han pilotado los seis F-18 del Ala 12? de Torrej¨®n de Ardoz desde que se iniciaron los bombardeos de la Alianza Atl¨¢ntica sobre Yugoslavia. Ayer regresaron procedentes de la base italiana de Aviano, donde se encontraban desde el pasado 1 de febrero, y les sustituyen otros tantos pilotos y aviones del Grupo 15? de Zaragoza.Al comandante C¨¦sar Sim¨®n L¨®pez, jefe de la misi¨®n ?caro en la base de Aviano, se le hace dif¨ªcil explicar c¨®mo se ve la guerra desde un F-18. "No se tiene perspectiva. No estamos viendo la guerra, estamos haciendo un trabajo. Intentando hacerlo tal y como lo hemos planeado", explica.

Este esp¨ªritu profesional vuelve a surgir cuando se les pregunta su opini¨®n sobre el plan de paz. "No lo sab¨ªamos hasta hoy. Nos alegra enormemente. Como profesionales de la guerra, tal y como se nos define, somos los primeros interesados en que no se produzca, y tambi¨¦n de que, en el caso de que se produzca, acabe cuanto antes", responde el comandante Juan Pinilla, jefe del 121? Escuadr¨®n.

Sim¨®n, Pinilla y Ay¨²car hablaron ayer con los medios de comunicaci¨®n en la base de Torrej¨®n, tras el acto castrense de bienvenida, presidido por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Santiago Valderas, y el jefe el Estado Mayor del Aire, general Juan Antonio Lombo.

Lombo subray¨® tambi¨¦n la profesionalidad con que los pilotos espa?oles cumplen su labor. La guerra de Kosovo, dijo el general, se libra "en apoyo de una minor¨ªa v¨ªctima de un genocidio" y "en defensa de un sistema de valores". Lament¨® que, en ocasiones, el piloto de combate tiene la sensaci¨®n de que la misma sociedad que le llama cuando le necesita, una vez concluido el conflicto, desear¨ªa "meterlo en un saco de naftalina" hasta la siguiente crisis. Acabada la ceremonia, cuatro F-18 sobrevolaron la zona a menos de 35 metros de altura, mostrando a las claras cu¨¢l es el efecto disuasorio de su simple presencia.

Los objetivos les vienen asignados y est¨¢n determinados, explicaron los pilotos, pero, "en funci¨®n de las condiciones meteorol¨®gicas o por la dificultad de identificarlos", algunos objetivos no fueron atacados. Todos lamentan los llamados da?os colaterales. "De alguna manera somos part¨ªcipes", reconocen, pero defienden a sus pares argumentando que "cualquier piloto est¨¢ sometido a la posibilidad de cometer un error, y s¨®lo desde un F-18 se puede entender lo f¨¢cil que puede ser equivocarse".

En la base de Aviano, admiten, se comentaban los errores y se sab¨ªa qui¨¦nes los hab¨ªan cometido, porque "en cuatro meses de convivencia diaria y en estas circunstancias se conoce a casi todos".

Pero Sim¨®n, Pinilla y Ay¨²car han querido destacar la "tremenda preocupaci¨®n" que exist¨ªa en el seno de la OTAN por no causar v¨ªctimas civiles, de tal modo que, "a la m¨¢s m¨ªnima duda", los aviones "volv¨ªan a casa con el arma bajo el brazo". Algunas misiones, admitieron, se cancelaron porque hab¨ªa indicios de que los serbios utilizaban escudos humanos.

Precisamente, el Ala 12? de Torrej¨®n fue la ¨²nica que particip¨® en la campa?a final de la guerra de Bosnia. Pero, seg¨²n el comandante Sim¨®n, aquella misi¨®n fue muy diferente: "En primer lugar, dur¨® mucho menos, y en segundo lugar, no se puede comparar el volumen de defensa de los serbobosnios con el del Ej¨¦rcito yugoslavo; un Ej¨¦rcito importante y muy bien preparado".

Los F-18 no volaban nunca por debajo de los 15.000 pies (4.570 metros), con lo que evitaban las defensas antia¨¦reas y los misiles SAM port¨¢tiles, pero no el resto de misiles. Los pilotos espa?oles no han derribado ning¨²n avi¨®n enemigo. "Los escasos combates a¨¦reos se produjeron durante los primeros dos d¨ªas, y cuando los yugoslavos vieron su inferioridad ya no volaron m¨¢s. Pero se han destruido aviones en tierra", explic¨® Ay¨²car.

Momentos de gran riesgo ha habido muchos, explic¨® Sim¨®n, "cada vez que se entraba en territorio serbio y empezaba el fuego antia¨¦reo y los misiles"; pero lo peor para un piloto es ser iluminado por un radar enemigo. "Te sube la adrenalina a¨²n m¨¢s. No se puede describir".