Los premios Tony premian a Arthur Miller por 'Muerte de un viajante'
Los j¨®venes autores no logran ninguno de los principales galardones
Estaba cantado si se tiene en cuenta que la cartelera de Broadway est¨¢ plagada de j¨®venes autores: Arthur Miller, Tennessee Williams, Eugene O"Neill... Los premios Tony, el equivalente del teatro neoyorquino a los oscars hollywoodienses, han determinado que en esta meca dram¨¢tica no hay nada mejor que Muerte de un viajante, estrenada en la misma calle hace 50 a?os. Triste realidad para los nuevos dramaturgos, que apenas consiguieron migajas en una ceremonia entregada a los autores cl¨¢sicos y a los actores de escuela.
Los cuatro premios Tony que se llev¨® Muerte de un viajante el domingo se completaron con un galard¨®n especial a su autor, Arthur Miller, por su aportaci¨®n a la historia del teatro. Cuando Miller subi¨® al escenario sus 83 a?os de maestr¨ªa, lo primero que hizo fue agradecer al destino permitirle estar vivo para recoger ese premio. Despu¨¦s sentenci¨®: "Tenemos un gran problema: estrenar una nueva obra en Broadway es casi imposible, y lo importamos todo de Londres".Miller lament¨® que si obras como las suyas o las de O"Neill llegaran hoy a manos de los productores, nunca las llevar¨ªan a escena por el riesgo financiero que conllevan. El dramaturgo ten¨ªa toda la raz¨®n. Las obras que aspiraban al premio al mejor drama hab¨ªan pasado por el West End londinense antes de subir el tel¨®n en la arteria de Nueva York.
Superada la prueba europea (sobra decirlo: prueba de taquilla, no de calidad), el galard¨®n se lo llev¨® Side man, un trabajo de Warren Leight sobre la tortuosa vida de un m¨²sico de jazz.
Para Muerte de un viajante fue el llamado premio Revival, el que se concede a obras ya estrenadas en otro tiempo. La de Miller cobr¨® sus primeros premios en el a?o 1949.
Brian Dennehy, mejor actor
El premio Tony al mejor actor en obra dram¨¢tica era la ¨²nica competici¨®n con suspense. De los dos aspirantes, nada mejor se puede decir salvo que son dos grandes actores: Brian Dennehy y Kevin Spacey. Los dos flirtean con el cine para subir al list¨®n y luego regresar siempre a la escena. Las apuestas favorec¨ªan levemente a Spacey, pero perdi¨®: Dennehy recogi¨® el premio a su interpretaci¨®n de Willy Loman en Muerte de un viajante con el agradecimiento a Miller por haber creado ese personaje.Judi Dench consigui¨® un doblete in¨¦dito: ha sumado un Tony como mejor actriz en la obra de David Hare Amy"s view al oscar que logr¨® hace unas pocas semanas por su interpretaci¨®n de la reina Isabel I en la pel¨ªcula Shakespeare in love. Al recoger el premio, la actriz asegur¨® que lo importante "es ser candidato, no ganar", consciente de que todos sab¨ªan que estaba mintiendo. En la categor¨ªa de musicales (otra de las enfermedades del Broadway de fin de siglo), gan¨® Fosse, que re¨²ne coreograf¨ªas del m¨ªtico Bob Fosse cosidas por la que fuera su mujer, la actriz Gwen Verdon.
Los premios a la mejor actriz y el mejor actor en esta categor¨ªa fueron para Bernardette Peters y para Martin Short; la primera, por Annie get your gun, y el segundo, por los seis o siete personajes que interpreta en Little me.
Cada a?o, 812 votantes (mayormente periodistas y dramaturgos) eligen a los ganadores en cada una de las 21 categor¨ªas de los premios Tony de Broadway. La ceremonia de este a?o no estuvo presentada por la habitual en las ¨²ltimas ediciones, la actriz Rosie O"Donnell, para lamento de la cadena de televisi¨®n CBS, que hac¨ªa la retransmisi¨®n en directo de la ceremonia de entrega de los galardones.
En contra de lo tradicional en la gala de los tonys, este a?o se recurri¨® a la f¨®rmula oscarizada de parejas de presentadores, con ganchos como William Hurt, Matthew Broderick o Kevin Kline y glorias como Carol Burnett y Julie Andrews.
Y, una vez m¨¢s, los premios Tony devolvieron a Broadway el sentido del que se aleja cada a?o, con producciones teatrales grandilocuentes que cierran a las pocas semanas (?Qui¨¦n recuerda The capeman, de Paul Simon, con Rub¨¦n Blades como protagonista?), y obras que se montan s¨®lo para el lucimiento de alguna estrella de cine ansiosa por poner su nombre en luces de ne¨®n.
Hace pocos meses, en la reventa se pagaban m¨¢s de 1.000 d¨®lares (unas 160.000 pesetas) por ver a la actriz Nicole Kidman en una obra que sin ella simplemente no habr¨ªa existido y que se promocion¨® con el reclamo de su fugaz desnudo.
Ahora ya se revenden entradas para la obra que en breve pone en Broadway a Calista Flockheart, la Ally McBeal de la televisi¨®n. Los premios Tony desprecian esas maniobras y? habitualmente devuelven los honores a quien los merece. Especialmente si se apellidan Miller, O"Neill o Williams.
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