Belleza
DE PASADALa belleza no es un atributo necesario de los candidatos. No queremos decir la perogrullada de que la competencia electoral es apta incluso para los feos, sino que siendo el com¨²n de los candidatos de una hermosura mediana los publicistas que preparan las im¨¢genes electorales se empe?an no se sabe por qu¨¦ raz¨®n en borrarles la sonrisa, alisarles los rizos, acaracolarles los tup¨¦s, robarles el rubor de las mejillas o transformar la mirada inquisitiva en err¨¢tica y remota. En Granada todos los candidatos han sufrido una severa modificaci¨®n est¨¦tica en los carteles. Los propagandistas del PP han optado por tomar la cabeza de Gabriel D¨ªaz Berbel y forrarla con un mullido almohad¨®n de canas: canas en la cabeza, en el cogote, en las patillas, en la barba; al fondo, los ojos azules y un par de cejas circunflejas. Manuela, la esposa del alcalde, cuando vio el resultado, exclam¨®: "?Parece un vulanico!". Un vulanico es la manera que en Granada llamamos al vilano. El vulanico es uno de los pocos animales de la naturaleza que pertenece al reino vegetal, como las pelusas, y se caracteriza por su suprema volubilidad. Carlos Cano, en su impagable Alacena de las monjas, describe a una hermana "con vulanicos en la cabeza". Podr¨ªa llamarse sor Inopia. ?Contiene el cartel una secreta alusi¨®n al candidato? Los dientes de Jos¨¦ Moratalla son el centro inevitable de sus carteles. Los dise?adores podr¨ªan haber escogido el bigote, por ejemplo, pero han apostado misteriosamente por agrandarle la dentadura. El corrector dental ha dotado al candidato socialista de un aire conejuno admirable. ?Da votos esta transformaci¨®n? Baltasar Garz¨®n, de IU, ha sido el peor tratado pues le han quitado la salud. Su piel rubicunda ha sido maquillada con polvo de arroz, sus mejillas ahuecadas y su frente amarilleada. La gente se pregunta ?tiene Garz¨®n hepatitis? En los carteles s¨ª. Pero hay m¨¢s. En la publicidad de las cabinas telef¨®nicas los peluqueros electr¨®nicos se olvidaron de recortar unos rizos m¨¢s propios de cantaor que de pol¨ªtico. El candidato protest¨® y pocos d¨ªas despu¨¦s reapareci¨® sin las sortijillas. A Jes¨²s Valenzuela, en fin, le han sacado en el retrato con un aire muy antiguo, de persona desaparecida. Despierta, en efecto, el pol¨ªtico del PA, un sentimiento algo f¨²nebre. Si coloc¨¢ramos su foto en un marco ovalado el efecto ser¨ªa completo. ?Es una par¨¢bola del tiempo? ALEJANDRO V. GARC?A
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