Amnist¨ªa Internacional se alza en EEUU contra el castigo el¨¦ctrico a presos
Muhammad Al¨ª, el legendario campe¨®n del mundo de boxeo en la categor¨ªa de los pesos pesados, es el rostro y la voz de la campa?a iniciada ayer por Amnist¨ªa Internacional para prohibir el uso en los tribunales y las prisiones de Estados Unidos de un cintur¨®n que lanza tremendas descargas el¨¦ctricas contra los detenidos y reclusos que se resisten a las ¨®rdenes de jueces, polic¨ªas o guardianes.
Este cintur¨®n el¨¦ctrico activado con un mando a distancia, que Amnist¨ªa Internacional considera un instrumento de "degradaci¨®n y tortura", alcanz¨® notoriedad internacional en el verano de 1998, cuando una juez de Los Angeles orden¨® que el acusado Ronnie Hawkins recibiera un zurriagazo de 50.000 voltios, que dur¨® 8 segundos.El deportista afromaericano que puso fuera de combate a tantos rivales en el ring a lo largo de su carrera se puso ayer los guantes para combatir el tambi¨¦n denominado cintur¨®n aturdidor.
El mensaje de los anuncios que comenzaron a aparecer en los peri¨®dicos, radios y televisiones de EEUU dice: "A lo largo de 25 ocasiones, Muhammad Ali combati¨® por el cintur¨®n del campe¨®n del mundo, ahora est¨¢ luchando contra otro cintur¨®n". Como decenas de millones de personas a lo largo del mundo, el ex boxeador cree que ese artilugio es "brutal".
El polic¨ªa retirado Frank Serpico, cuya denuncia de la corrupci¨®n policial en Nueva York en los a?os setenta fue llevada al cine, tambi¨¦n se ha sumado a la lucha de Amnist¨ªa Internacional contra el artefacto.
Pero Estados Unidos se ha acostumbrado a considerar normal el empleo de estos cinturones, del mismo modo que tantos de sus ciudadanos aceptan con la mayor naturalidad la persistencia de la pena de muerte o el derecho constitucional a poseer armas de fuego.
Las autoridades policiales, judiciales y penitenciarias de la potencia que se considera adalid mundial de los derechos humanos afirman que el cintur¨®n el¨¦ctrico es el ¨²nico recurso que les queda para reducir a detenidos o presos rebeldes.
Amnist¨ªa Internacional lo ve de otro modo. Asociando este instrumento con la "picana" empleada por las dictaduras latinoamericanas, William Schulz, director ejecutivo en Estados Unidos de esa organizaci¨®n, dijo ayer: "La electricidad ha sido uno de los instrumentos favoritos de tortura en la segunda mitad del siglo XX".
M¨¦todo cruel
El cintur¨®n el¨¦ctrico, seg¨²n el informe presentado ayer, entra plenamente dentro del campo de esos "m¨¦todos de castigo crueles y desproporcionados" prohibidos de modo expl¨ªcito por la Constituci¨®n norteamericana. Y viola varios tratados internacionales sobre derechos humanos firmados por Washington.El uso de esos instrumentos ha crecido de modo espectacular en Estados Unidos desde su aparici¨®n hace seis a?os. Un total de 20 de los 50 Estados autorizan el empleo del cintur¨®n el¨¦ctrico en sus sistemas penitenciarios.
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