Fraga quiere la mitra
El PP lleva cuatro meses de campa?a puerta por puerta en Santiago para tratar de acabar con 13 a?os de Gobierno del PSOE.
, La personalidad que gu¨ªa los pasos de Manuel Fraga como presidente de la Xunta de Galicia es, seg¨²n confesi¨®n propia, un arzobispo medieval de gran instinto pol¨ªtico, Diego Gelm¨ªrez, quien termin¨® de construir la catedral de Santiago. Fraga lleva casi una d¨¦cada aposentado en el inabordable trono de la autonom¨ªa, pero para emular a Gelm¨ªrez le falta hacerse con la mitra de la alcald¨ªa compostelana, un islote socialista en medio del oc¨¦ano popular desde hace 13 a?os. La retirada del hasta ahora regidor, Xerardo Est¨¦vez, cuya pol¨ªtica ha conjugado los premios internacionales con el apoyo ciudadano, puso al PP ante su gran ocasi¨®n, que, para mayor gusto de Fraga, coincide con el ¨²ltimo A?o Santo del milenio. Pero el reto se ha revelado m¨¢s dif¨ªcil de lo que preve¨ªan los populares. La campa?a del PP en Santiago ha sido probablemente la m¨¢s larga de Espa?a. Empez¨® a mediados de febrero. Desde entonces los ciudadanos han vivido bajo un bombardeo publicitario por prensa, radio y televisi¨®n. Los socialistas aducen que los populares han tenido forzosamente que rebasar el l¨ªmite legal de gastos. Fraga ha designado para la ocasi¨®n a una persona de absoluta fidelidad, su consejero de Presidencia durante los ¨²ltimos nueve a?os, Dositeo Rodr¨ªguez. Con fama de probo funcionario, Rodr¨ªguez tiene la ventaja de que Santiago, a excepci¨®n del voto en las elecciones municipales, siempre ha mostrado una inclinaci¨®n conservadora. Pero el valido de Fraga arrastra algunos lastres: da la imagen de un bur¨®crata sin carisma y carece de arraigo en la ciudad -en las auton¨®micas de 1995 fue elegido diputado por Lugo-, todo lo contrario que sus rivales, Xos¨¦ S¨¢nchez Bugallo, el sustituto socialista de Est¨¦vez, y Encarna Otero, nacionalista, dos veteranos de la pol¨ªtica local. Pero, frente a los que dudan de su condici¨®n de compostelano, Rodr¨ªguez ha llegado a compararse con el ap¨®stol, "que tampoco naci¨® en Santiago". Rodr¨ªguez, cuya designaci¨®n abri¨® una crisis en el PP local, prodig¨® los deslices durante la precampa?a. Al tiempo que la ciudad recib¨ªa en Bruselas el Premio Europeo de Urbanismo, ¨¦l anunci¨® que su primera medida ser¨ªa modificar las normas urban¨ªsticas. Reuni¨® a un grupo de t¨¦cnicos para que analizase la pol¨ªtica municipal de protecci¨®n del casco hist¨®rico y la conclusi¨®n fue un rosario de elogios. En todo caso, es tenaz y presume, con raz¨®n, de haber visitado todos los barrios puerta por puerta. En su af¨¢n de buscar votos bajo las venerables piedras, Rodr¨ªguez incluso se ha apuntado, para irritaci¨®n de los socialistas, a la herencia de Est¨¦vez, quien manten¨ªa una excelente relaci¨®n con Fraga. Durante los ¨²ltimos 13 a?os, las administraciones han invertido en Santiago m¨¢s de 100.000 millones de pesetas, que han servido para revitalizar la zona hist¨®rica y construir autopistas, viviendas sociales, museos, auditorios e instalaciones deportivas. El Ayuntamiento ha terminado con una deuda de 14.000, pero los rivales del PSOE tambi¨¦n han sido part¨ªcipes de algunos aspectos de la gesti¨®n: el PP, porque colabor¨® con los proyectos de Est¨¦vez desde la Xunta, y el BNG, porque contribuy¨® a sostenerlo en los ¨²ltimos cuatro a?os, en los que gobern¨® sin mayor¨ªa. Aunque Rodr¨ªguez se proclame continuador de Est¨¦vez, algunas de sus promesas van por otro camino. El candidato de Fraga est¨¢ empe?ado en duplicar la poblaci¨®n para que alcance los 200.000 habitantes, anuncia que la disciplina urban¨ªstica ser¨¢ m¨¢s laxa y est¨¢ dispuesto a permitir que, de fachada adentro, se reformen a gusto del usuario los edificios de la zona hist¨®rica, en los que est¨¢n prohibidos materiales como el hormig¨®n. Hace unas semanas, Rodr¨ªguez se enfureci¨® cuando Otero le acus¨® de defender los intereses de los especuladores inmobiliarios. S¨¢nchez Bugallo es m¨¢s prudente, aunque alerta: "Las propuestas del PP podr¨ªan convertir el casco antiguo en un decorado de cart¨®n piedra". Bugallo es otro pol¨ªtico sin grandes dotes carism¨¢ticas y, adem¨¢s de resistir la ruidosa ofensiva del PP, tiene que afrontar el empuje del BNG. Pero cuenta con el aval de su experiencia en los gobiernos de Est¨¦vez, en los que siempre desempe?¨® puestos clave y cuyo legado asegura que preservar¨¢.
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