Mucho m¨¢s que un fen¨®meno pasajero
Internet es sin duda uno de los grandes movimientos del fin de siglo. Sabemos, adem¨¢s, que s¨®lo estamos en el inicio de un fen¨®meno y ¨¦ste va a tener un fuerte impacto en la prensa escrita
Al hablar hoy de Internet sabemos que no estamos en el inicio de un fen¨®meno pasajero. Tambi¨¦n sabemos que mezcla fuertes crecimientos con altibajos y ¨¦stos parecen confundir a muchas personas sobre su fuerza real. La telefon¨ªa m¨®vil, que apenas hace unos a?os era de uso restringido y caro, es hoy una realidad popular. Internet, tambi¨¦n; s¨®lo ha ense?ado su fuerza. Estos fen¨®menos van a tener un fuerte impacto en la creaci¨®n informativa, formativa y l¨²dica de la prensa escrita. Tambi¨¦n en la gesti¨®n, en la publicidad y en la comercializaci¨®n. Por eso, en los ¨²ltimos a?os aparece constantemente esta pregunta: ?existe futuro para la prensa escrita? Varias cosas nos est¨¢ ense?ando esta era de la Red y de las comunicaciones: la velocidad con que se producen los cambios hace que sea dif¨ªcil construir futuro en las empresas si ¨¦ste no se apoya en cambios e innovaciones tecnol¨®gicas. Cambios que deben asegurar una r¨¢pida implantaci¨®n de las ideas y a su vez no deben condicionar nuevos cambios y nuevas ideas. Tambi¨¦n, que no hay ning¨²n territorio comercial seguro. En el caso de los peri¨®dicos una de sus mejores cualidades es la capacidad de producir contenidos y an¨¢lisis, tambi¨¦n su capacidad de agrupar y trasvasar informaci¨®n. Sobre estas virtudes tienen que iniciar su ocupaci¨®n de la Red. ?Lo est¨¢n haciendo? Y esta pregunta no es balad¨ª. Hay una realidad que est¨¢ empezando a cobrar una velocidad de v¨¦rtigo en Internet. Las ofertas en la Red se est¨¢n multiplicando y el espacio que no se ocupe ser¨¢ conquistado por competidores que apenas hace unos a?os no hubieran podido enfrentarse ni a la organizaci¨®n ni a los costes de esta aventura. Hay mucho de imaginaci¨®n y de creaci¨®n en la Red, pero hoy todav¨ªa valen como arranque las f¨®rmulas que trasladan los contenidos escritos sin m¨¢s a Internet. Pero s¨®lo como principio, como presencia de marca y adquirir as¨ª la cultura y los conocimientos que exige este nuevo canal. Y conscientes de que s¨®lo esto no va a garantizar el ¨¦xito. A los que lo crean as¨ª les conviene repasar los problemas de uno de los grupos de comunicaci¨®n estadounidenses m¨¢s fuertes, Time Warner y su nodo Pathfinder, despu¨¦s de cuatro a?os de presencia. Un fracaso en el que habr¨ªa que resaltar los intentos de sustituir los nombres reconocidos de productos informativos por un nombre gen¨¦rico. Las cualidades positivas o negativas y el reconocimiento a?adidos a un nombre son dif¨ªciles de trasvasar, tanto en Internet como en el resto de la vida. En la Red no s¨®lo se exige un amplio conocimiento de las nuevas utilidades de la tecnolog¨ªa sino tambi¨¦n de los h¨¢bitos que se est¨¢n construyendo en ella y, sobre todo, una r¨¢pida capacidad de respuesta. Cada d¨ªa que pasa, los medios escritos se van a enfrentar a un proceso de intensa competencia, no s¨®lo desde su territorio nacional sino tambi¨¦n desde el exterior. Si alguien piensa que sus competidores van a ser los de siempre, el presente y el futuro les va a llenar de sorpresas y no agradables. Ni siquiera la barrera del idioma, que ahora puede servir de parapeto, ser¨¢ un elemento seguro a medio plazo ante el avance de la tecnolog¨ªa y la universalizaci¨®n del mercado. Tampoco la vieja raz¨®n del poder y la reflexi¨®n de la lectura servir¨¢ de apoyo, porque la lectura no est¨¢ en juego, s¨®lo ser¨¢ una elecci¨®n personal. En este momento, los medios deber¨ªan dirigir la mirada hacia adelante y hacia afuera en busca de crecimiento y oportunidades. Si observamos los nuevos espacios o zonas de negocio que se est¨¢n desarrollando en la red (portales y luego lo que venga), veremos que se caracterizan por el intento de capturar el mayor paso de clientes, y por un fuerte crecimiento de los servicios que se ofrecen para conseguir este objetivo. La revoluci¨®n digital est¨¢ creando un nuevo modelo, donde aumentan los servicios frente a los productos y en el que los clientes demandan los servicios a medida. Esta es otra observaci¨®n que los peri¨®dicos deber¨¢n tener en cuenta en su futuro. La conocida f¨®rmula de informaci¨®n m¨¢s servicios y ocio que les acompa?an deber¨¢n sufrir un fuerte crecimiento que acapare todas las posibilidades. Porque el concepto de peri¨®dico como entrada a un quiosco universal de prensa y servicios est¨¢ en camino. Y si no puede dar todas las respuestas a sus usuarios, deber¨¢ se?alarles el camino para encontrarlas. Y no de una manera pasiva; no bastar¨¢ con se?alar un servicio o una recomendaci¨®n, tendr¨¢ tambi¨¦n que convertirse en la puerta que conduce a su utilizaci¨®n. No bastar¨¢ con hablar de una pel¨ªcula, tendr¨¢ que ser capaz de ayudar a conseguir la entrada. Todo lleva a que esta industria de la informaci¨®n debe encontrar nuevos caminos en la manera de hacer y pensar. Ignorar esto es firmar a medio plazo su sentencia de muerte, bien por desplazamiento de la l¨ªnea de negocios o bien por una aceptaci¨®n de un papel minoritario, respetable y seguramente permanente durante muchos a?os, pero condenado a grupos de clientes cada vez m¨¢s peque?os. Tampoco parece estar en juego el peri¨®dico como servicio a la sociedad, pero tendr¨¢ que ser concebido para ser le¨ªdo, visto y o¨ªdo. Y no de una forma ¨²nica, sino con todas las f¨®rmulas mezcladas a elecci¨®n del usuario. Pero esto no debe convertirse en una atadura. Al contrario, parte de los mayores costes actuales de producci¨®n de los peri¨®dicos desaparecer¨¢n o ser¨¢n trasvasados a los usuarios. Desaparecer¨¢n las grandes inversiones en los monstruos de metal que son las rotativas; de hecho, las nuevas inversiones en este terreno destinadas a prensa, que no puedan ser amortizadas en un plazo de a?os prudencial, con garant¨ªa de mantenimiento del negocio, deber¨ªan ser estudiadas con sumo cuidado. Igualmente se reducir¨¢n los gastos en papel, tinta y otros varios que pasar¨¢n al usuario que quiera el producto de forma impresa, y sobre todo se reducir¨¢n los de distribuci¨®n. Cambios que dar¨¢n margen para invertir en nuevos productos y en nuevas tecnolog¨ªas. Es m¨¢s que posible que, al margen de lo que dure este proceso, dif¨ªcilmente se pueda esperar ya un crecimiento de los medios escritos puros. Si su crecimiento estaba estancado o en descenso, las nuevas condiciones har¨¢n imposible un cambio de tendencia. Es posible que el cambio se prolongue por la propia resistencia de los medios escritos. Pero esto s¨®lo har¨¢ que aumente el riesgo de que entre gente nueva en los espacios que ellos no ocupen. Tambi¨¦n, la oportunidad que se presenta a muchas personas de volcar informaci¨®n en la Red es un riesgo a?adido al que no pueden ser indiferentes los medios con valores ¨¦ticos. S¨®lo tenemos que observar los contenidos de la Red para ver que todo el mundo est¨¢ dispuesto a volcar lo primero que tenga a mano. Mentira o verdad, contrastada o no, todo vale, desde lo m¨¢s original a lo m¨¢s cutre, desde lo m¨¢s formativo a lo m¨¢s da?ino. Es indiferente. En sus propias cualidades, la Red alimenta vida y miseria. Y es aqu¨ª donde los medios con valores firmes sobre el periodismo tienen que dar la batalla. La calidad y la fiabilidad tienen futuro, como lo han tenido siempre en sus f¨®rmulas tradicionales. Porque al final los usuarios necesitar¨¢n de la credibilidad de la informaci¨®n o del an¨¢lisis que se pone a su disposici¨®n. Y sobre esta credibilidad crecer¨¢n la marca y sus productos. Si algo est¨¢n aprendiendo los publicitarios es que una de las palabras claves en Internet es "confianza", fundamental para que se desarrolle el comercio electr¨®nico. Y si hay algo que en la mara?a de Internet es dif¨ªcil de conseguir es un nombre propio, capaz de mantener sus se?as de identidad. Estos motivos son m¨¢s importante de lo que a primera vista pueda parecer, porque de la r¨¢pida presencia de medios y profesionales en esta nueva etapa depender¨¢ en parte el futuro de la sociedad de la informaci¨®n, tanto por la presencia de estos medios como por su capacidad de influencia. Sin duda existe una pregunta dif¨ªcil de contestar: ?cu¨¢nto tiempo tiene la prensa escrita para participar de lleno en esta nueva situaci¨®n? Cualquier observador puede ver que en el mundo se est¨¢n moviendo recursos econ¨®micos muy altos y Espa?a ya no es ajena a ning¨²n fen¨®meno universal. Espa?a ha vivido en los tres ¨²ltimos a?os un fuerte crecimiento de usuarios y productos en Internet y se ha iniciado ya la compra de los empresas de acceso y de los portales; es decir, de usuarios; es decir, comercio y publicidad y a precios aparentemente desorbitados. Las fusiones se est¨¢n produciendo en un momento en que nadie gana dinero. ?Se han vuelto generosas las grandes compa?¨ªas? Es mejor creer en otra realidad nada virtual, simplemente est¨¢n ocupando espacio y est¨¢n pagando en tiempo de implantaci¨®n, como lo han hecho en m¨²ltiples ocasiones anteriores. Los peri¨®dicos actuales no deber¨ªan confundir un tiempo de cierto crecimiento plano de la Red como el actual con un tiempo infinito. En un futuro cada vez m¨¢s pr¨®ximo, tras un plazo de convivencia, los medios escritos, fabricados y ofrecidos por medios tradicionales, ver¨¢n que no son competencia ni en t¨¦rminos econ¨®micos, ni en servicios, ni en casi nada... El tiempo que vivimos es s¨®lo un tiempo de espera en el que la pregunta de verdad es: ?qui¨¦n nacer¨¢ y quien se mantendr¨¢ con esta nueva tecnolog¨ªa? Y, tambi¨¦n, ?qui¨¦n perecer¨¢ con ella?
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