Juguetes rotos
Los catastr¨®ficos resultados obtenidos por Izquierda Unida (IU) en la triple convocatoria del 13-J han obligado a Julio Anguita a asumir, aunque s¨®lo sea formalmente, sus responsabilidades por un retroceso s¨®lo comparable con el hundimiento del PCE en las legislativas de 1982; mientras en aquella ocasi¨®n Santiago Carrillo supo estar a la altura de las circunstancias, abandonando la secretar¨ªa general de un partido del que hab¨ªa sido destacado dirigente durante los duros a?os de la Guerra Civil, el exilio y la oposici¨®n clandestina a Franco, la dimisi¨®n -de boquilla, revocable y a plazo- presentada por Anguita a la Presidencia Federal suena a maniobra dise?ada para volver con m¨¢s fuerza a ocupar su puesto una vez que la reuni¨®n adecuadamente preparada del Consejo Pol¨ªtico de IU rechace el pr¨®ximo 26 de junio su renuncia. En 1966 Manuel Summers dirigi¨® Juguetes rotos, una estremecedora pel¨ªcula documental sobre personajes populares (el futbolista Gorostiza, el torero Nicanor Villalta, el boxeador Paulino Uzcudun) que fueron incapaces de sobrevivir dignamente a sus ¨¦xitos; no resulta f¨¢cil predecir si en este caso el juguete roto por las ambiciones arruinadas y las expectativas fallidas ser¨¢ la coalici¨®n o s¨®lo su coordinador general. Durante una reciente comida con militantes del PSOE, Felipe Gonz¨¢lez identific¨® a Anguita y Aznar como la misma mierda; filtrada la noticia a la prensa, el ex presidente opt¨® por sostener y rectificar al mismo tiempo su escatol¨®gico dicterio con el eufemismo la misma cosa. Si Felipe Gonz¨¢lez se comport¨® en el banquete electoral como un malhablado, su posterior matizaci¨®n no fue sino un calco invertido de la grosera par¨¢bola de las dos orillas utilizada por el coordinador general de IU para mantener que PP y PSOE son tambi¨¦n la misma cosa. Sin embargo, Anguita nunca ha sido socio de Aznar con id¨¦nticos derechos y a partes iguales sino s¨®lo un instrumento subalterno al servicio de los populares. La vanidad insaciable, el primitivismo te¨®rico, el fanatismo ideol¨®gico, el sectarismo pol¨ªtico o el oportunismo personal de Anguita tal vez hayan sido necesarios para el ¨¦xito final de esa ceremonia de cortejo y seducci¨®n; en cualquier caso, la iniciativa del galanteo correspondi¨® al PP a trav¨¦s de sus mamporreros medi¨¢ticos. La biograf¨ªa autorizada del director del diario El Mundo escrita por Esther Esteban (El tercer hombre. P.J. la pesadilla de F.G. , Espasa Calpe, 1995) cuenta un episodio de ese cerco adulatorio sobre Anguita; el cap¨ªtulo "As¨ª se gest¨® la pinza PP-IU" relata la cena "con se?oras" organizada el 22 de julio de 1994 en su propia casa por Pedro J. Ram¨ªrez con Aznar y Anguita para promover el pacto a la griega contra el PSOE; el encuentro marc¨® "decisivamente, de cara al futuro, la estrategia pol¨ªtica" del PP e IU y termin¨® con el obsequio del anfitri¨®n a sus dos invitados de una traducci¨®n castellana de la Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano de Gibbon.
La estrategia dise?ada por el PP durante la anterior legislatura para conquistar el poder asignaba a IU la misi¨®n de debilitar al PSOE por su flanco izquierdo: la apretada victoria de los populares en 1996 fue posible gracias al 10,5% de votos logrados por la coalici¨®n presidida por Anguita. Una vez instalados en el Gobierno, los populares confiaron a IU la tarea de seguir su trabajo de zapa contra el PSOE, ¨²nica manera de conseguir una futura victoria del PP por mayor¨ªa absoluta. El deferente trato dispensado a Anguita por el presidente Aznar y sus ministros, pese a sus insalvables diferencias program¨¢ticas y pol¨ªticas, se debe a ese c¨¢lculo estrat¨¦gico: durante la campa?a electoral, por ejemplo, Loyola De Palacio elogi¨® el patriotismo de IU en el Parlamento de Estrasburgo, en contraste con la traici¨®n a los intereses nacionales perpetrada por los socialistas con sus cr¨ªticas a la Agenda 2000. Pero el desastre del 13-J no s¨®lo ha mostrado la incapacidad de IU para seguir comiendo terreno electoral a los socialistas: adem¨¢s, casi la mitad de sus votantes en las europeas de 1994 se refugiaron en la abstenci¨®n o apoyaron al PSOE. El secuestro por Anguita y sus colaboradores de la coalici¨®n hegemonizada por el PCE s¨®lo ha servido, en ¨²ltima instancia, para poner al servicio del PP el prestigio de unas siglas construidas con el sacrificio de miles de comunistas fusilados o encarcelados durante el franquismo.
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