El fiscal pide 61 a?os para El Lej¨ªa por tres cr¨ªmenes cometidos en Huelva

Un jurado popular enjuiciar¨¢ a partir de hoy en la Audiencia Provicial de Huelva a Francisco Javier G. R., El Lej¨ªa, acusado de asesinar a tres personas en la localidad de Nerva (7.000 habitantes) entre el 16 y el 18 de noviembre de 1997. El procesado, detenido dos d¨ªas despu¨¦s de las muertes y que admiti¨® los hechos ante la juez durante la fase de instrucci¨®n, est¨¢ acusado de matar a F¨¦lix Cabanas, ?ngel G¨®mez y Manuel L¨®pez, cuyos cad¨¢veres fueron localizados con las cabezas destrozadas a golpes.

El fiscal pide 61 a?os de prisi¨®n para el Lej¨ªa, adem¨¢s de la prohibici¨®n de regresar a Nerva en los cinco a?os que sigan a su puesta en libertad y durante sus eventuales permisos carcelarios.

Seg¨²n el relato del fiscal, el Lej¨ªa entr¨® el 16 de noviembre de 1997 en la propiedad de Cabanas, de 39 a?os, con el prop¨®sito confesado de robar. Tras mantener una conversaci¨®n con ¨¦l, aprovech¨® un descuido de Cabanas para coger una barrena de hierro (barra con uno o ambos extremos cortantes que se usa para agujerear pe?ascos) y golpearle en la cabeza. Al creerle muerto, el Lej¨ªa apart¨® del camino el cuerpo de su v¨ªctima y se dirigi¨® a la casa.

Sentado a la puerta estaba ?ngel G¨®mez, de 65 a?os, con quien tambi¨¦n, seg¨²n el relato del fiscal, mantuvo un breve di¨¢logo hasta encontrar el momento de golpearlo con la barrena hasta la muerte. Cuando ya abandonaba la finca, despu¨¦s de registrar la casa, el Lej¨ªa pas¨® de nuevo junto al cuerpo de Cabanas y le oy¨® respirar, as¨ª que, siempre seg¨²n el relato del fiscal, volvi¨® a golpearle para rematarlo.

Dos d¨ªas m¨¢s tarde, Nerva volvi¨® a sobresaltarse con otra muerte violenta. El Lej¨ªa hab¨ªa estado en la chatarrer¨ªa que regentaba Manuel L¨®pez, de 43 a?os, con la intenci¨®n de vender dos escopetas de ca?ones recortados que hab¨ªa robado. Como el chatarrero no quiso adquirir la mercanc¨ªa, el presunto asesino le asest¨® un fuerte golpe en la cabeza con una de las armas que pretend¨ªa venderle. Para estar seguro de que hab¨ªa acabado con la vida del chatarrero, le machac¨® la cabeza con una bater¨ªa de autom¨®vil. L¨®pez muri¨® en el acto.

Adem¨¢s, el presunto asesino registr¨® los bolsillos de su ¨²ltima v¨ªctima y le rob¨® las 180.000 pesetas que llevaba en la cartera y un juego de llaves. Con ellas se dirigi¨® al domicilio del chatarrero, pero decidi¨® finalmente no entrar porque la esposa del fallecido estaba dentro.