Paco de Luc¨ªa cierra su gira europea con un regreso triunfal a Algeciras
3.000 personas aclaman al m¨²sico en un concierto en su localidad natal
El parque de Mar¨ªa Cristina, en la localidad gaditana de Algeciras, vivi¨® en la noche del domingo el mayor acontecimiento musical que se recuerda en estos pagos: el regreso de un hijo predilecto de la ciudad, 13 a?os despu¨¦s de su ¨²ltimo concierto en casa. Unas 3.000 personas desbordaron las instalaciones y jalearon al artista de principio a fin. Las circunstancias eran muy distintas a las del accidentado preg¨®n de la feria de 1986.
En esta ocasi¨®n, los algecire?os s¨ª quisieron demostrar el cari?o que profesan hacia su ilustre paisano y acudieron masivamente a la cita. El hijo de Antonio S¨¢nchez y Luc¨ªa Gomes, al que apodaron Mambr¨² cuando compaginaba las horas de estudio de las seis cuerdas con la pasi¨®n por el f¨²tbol en la playa de El Rinconcillo, sali¨® a escena solo, sonriente y, como es su costumbre, parco en palabras. La guitarra es su inmejorable medio de expresi¨®n, y con ella se dirigi¨® a su gente, primero con la ronde?a, seguidamente por buler¨ªas, invitando a escena a sus m¨²sicos habituales: los vientos de Jorge Pardo, la voz de inequ¨ªvocos y poderosos ecos camaroneros de Duquende, el baile de El Grilo, el bajo de Carles Benavent y la percusi¨®n de Rub¨¦n Dantas. Acompa?ando a las guitarras, Ram¨®n de Algeciras, su hermano, y su sobrino Jos¨¦ Mar¨ªa Banderas.
Decir que este o cualquier otro concierto de Paco de Luc¨ªa es un derroche de t¨¦cnica, sentimiento y honestidad hacia el p¨²blico es, a estas alturas de su carrera, un lugar com¨²n, una redundancia. El m¨²sico reparte el juego en un c¨®nclave de virtuosos que hacen su trabajo con una ins¨®lita humildad, en detrimento del efectismo, y levantan una y otra vez de sus butacas al respetable.
Reconciliaci¨®n
La sensaci¨®n de asistir a un suceso hist¨®rico -y, en cierta medida, a una ceremonia de reconciliaci¨®n- llen¨® la garganta de los espectadores de piropos y ol¨¦s. M¨¢s tarde, en los camerinos, toda Algeciras quiso saludar al maestro. All¨ª estaban tambi¨¦n m¨²sicos flamencos como Javier Ruibal, Tito Alcedo, los j¨®venes componentes de Levantito o Vicente Amigo, alumno aventajado de Paco. Pepe de Luc¨ªa, la voz que acompa?¨® al sexteto durante innumerables giras, tampoco quiso perderse la cita. Pero el concierto del domingo supon¨ªa tambi¨¦n el colof¨®n a una gira europea que arranc¨® el pasado mes de abril en la ciudad italiana de Reggio Emilia y ha llevado el sello de Paco de Luc¨ªa a Suiza, Alemania, Reino Unido, B¨¦lgica, Francia, Holanda, Rep¨²blica Checa, Austria y Grecia. "El p¨²blico europeo goza de mucha tradici¨®n, tiene una especial sensibilidad hacia la m¨²sica", coment¨® el saxofonista Jorge Pardo.
Paco de Luc¨ªa volvi¨® ayer a su casa de Madrid para preparar sus vacaciones en las playas mexicanas de Canc¨²n, lugar donde suele practicar uno de sus deportes favoritos: la pesca submarina. Permanecer¨¢ un a?o y medio alejado de los escenarios. Quienes le conocen aseguran que durante su tiempo de descanso no saca la guitarra del estuche. Pero, como dijo en alguna ocasi¨®n, aunque no la tenga en las manos, la tiene en la cabeza. "Si me escapo de la guitarra", advirti¨® entonces, "es para volver a ella con m¨¢s gusto".
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