El sue?o roto de un novillero venezolano
Hugo Jos¨¦ Molina, de 21 a?os, se queda tetrapl¨¦jico tras una cogida a dos meses de tomar la alternativa
Ten¨ªa planeado tomar la alternativa dentro de dos meses. Se la iba a brindar Enrique Ponce; s¨®lo faltaba por escoger la plaza y el d¨ªa exacto. Pero una cogida fatal ha truncado los sue?os de Hugo Jos¨¦ Molina, novillero venezolano de 21 a?os. Sus familiares prefieren hablar en tiempo presente y no pierden la esperanza de que Molina se recupere de la tetraplejia que padece. Su hermano, Hugo Alberto, de 40 a?os, y su padre, Hugo Domingo Molina, de 60, un afamado ganadero venezolano, no se separan del lado de su cama, en el hospital General de M¨®stoles (Madrid). A Hugo Jos¨¦ Molina le hiri¨® su segundo novillo el pasado s¨¢bado en la plaza de Aldea del Fresno (Madrid). El cuerno se le hundi¨® 15 cent¨ªmetros en el muslo izquierdo. El incidente se hubiera resuelto con una peque?a intervenci¨®n quir¨²rgica si no hubiera sido por las tr¨¢gicas consecuencias de la ca¨ªda. El toro le lanz¨® por los aires y el novillero impact¨® de cabeza contra el albero. Se fractur¨® las cervicales en la primera y segunda v¨¦rtebras, en la base del cuello, lesi¨®n que le ha dejado tetrapl¨¦jico, seg¨²n explic¨® un portavoz del hospital General de M¨®stoles. Necesita de respiraci¨®n asistida.
A Molina le pusieron de nombre art¨ªstico El Morocho porque un morocho significa gemelo en venezolano. Y es que este novillero tiene una hermana gemela: Carmen Victoria Molina, que acaba de terminar la carrera de Derecho en su pa¨ªs natal. Son los peque?os de una familia de diez hermanos.
El padre del novillero, Hugo Domingo Molina, tiene dos ganader¨ªas en su finca de San Cristobal (Venezuela). All¨ª cr¨ªa unas manadas de b¨²falos para venderlos como carne de mesa y la ganader¨ªa brava El Rancho, que tiene sangre espa?ola: "Hace a?os import¨¦ vacas y sementales del ganadero Juan Pedro Domecq", explica Molina.
El menor de los Molina cogi¨® el capote ya desde muy peque?o. Su amigo de toda la vida Over Jelaim Fresneda, apodado El Gitanillo de Am¨¦rica, figura del toreo al otro lado del charco, explicaba ayer de d¨®nde le viene la afici¨®n a El Morocho: "Empez¨® en el tentadero de la finca de su padre. Se asomaba por la boca del burladero y desde all¨ª ve¨ªa faenar a Ortega Cano y C¨¦sar Rinc¨®n, entre otros amigos de la la familia".
El primer obst¨¢culo que super¨® Molina para vestirse de luces fue su sobrepeso. "De peque?o era muy gordito y por eso nunca me tom¨¦ en serio que pudiera llegar a ser torero", explica el padre. Pero el novillero se someti¨® a un estricto r¨¦gimen. "Pesaba unos 120 kilos y se qued¨® en los 78", dice su hermano. "Hugo Jos¨¦ me pregunt¨®, "?Si pierdo peso me dejas torear?" Yo le respond¨ª que s¨ª. Entonces ¨¦l perdi¨® muchos kilos y le tuve que dejar coger el capote en el tentadero de casa", recuerda el padre.
El novillero abandon¨® la carrera de veterinaria en el segundo curso para dedicarse a los toros.
El primer gran susto
El primer gran susto que se llev¨® Molina frente a un toro ocurri¨® hace unos dos a?os, en la plaza de Sanchidri¨¢n (?vila). El astado le asest¨® una fuerte cornada en el abdomen. Molina logr¨® recuperarse. Durante la convalecencia, su padre trat¨® de convencerle para que abandonara los ruedos. "Le dije que volviera a los estudios, pero no quiso", se lamentaba ayer mismo el padre. El Gitanillo destaca el m¨¦rito de Molina: "Teniendo toda la riqueza de la familia, hace todo el esfuerzo para jugarse la vida delante de un toro. Ha sido un espejo para todos".
Molina viv¨ªa en un piso alquilado en M¨¢laga, donde se preparaba la que iba a ser su cuarta temporada en Espa?a. La familia mantiene la esperanza y nunca habla del novillero en pasado.
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