Su arte es ella misma

La multipremiada cantante norteamericana Alanis Morissette, s¨ªmbolo indiscutible de la rebeld¨ªa y la personalidad que las mujeres han sabido aportar a la m¨²sica rock en los a?os noventa, realiz¨® anteanoche en Madrid -en el ¨²nico recital que dio en Espa?a durante esta gira europea- una intens¨ªsima actuaci¨®n ante su entregada parroquia, bien nutrida de p¨²blico femenino nacional y extranjero. Con la intimidad emocional por bandera y acompa?ada de un sonido macizo con fuerte sabor guitarrero, aunque es de ley rese?ar el definitivo concurso del teclista Deron Johnson, la estrafalaria Alanis -no pasar¨¢ a la historia como rockera elegante o atractiva- inici¨® su cl¨¢sico vaiv¨¦n psic¨®tico al ritmo de los acordes de Would not to come, mientras se alzaba un delirio que ven¨ªa del p¨²blico y que ya no habr¨ªa de decrecer en toda la velada.

Tal vez para los m¨¢s alan¨®filos el zumo musical que se extrae de esta artista sea ya, de por s¨ª, satisfactorio. O al menos se sientan colmados por la enorme carga emocional que rezuman sus canciones.

Para los menos fan¨¢ticos s¨ª qued¨® en evidencia, sin embargo, que en el caso de Morissette la artista queda muy por encima de su propio repertorio de canciones, o su estilo, mon¨®tono y desapegado de filigranas mel¨®dicas.

En su caso, su arte es ella misma: su desgarrada forma de cantar, su poderosa voz, sus movimientos de car¨¢cter espasm¨®dico... Ese personaje que ella ha modelado y cuya expresi¨®n ha depositado en temas como The Couch, la archiconocida You Oughta Know o la m¨¢s reciente Thank you.

?stos vendr¨ªan a ser, por cierto, los mejores momentos de la noche, aunque el resto del recital alcanz¨® una altura parecida. No s¨®lo como s¨ªmbolo, sino tambi¨¦n como cantante e instrumentista, volvi¨® a triunfar Alanis Morissette en la c¨¢lida noche del verano madrile?o.