Fandangos para el siglo XXI
Quien quiera descubrir c¨®mo lucen a las puertas del siglo XXI las seguidillas, los fandangos y los boleros que se bailan en Alicante y Murcia desde tiempos inmemoriales tendr¨¢ oportunidad de hacerlo a partir de esta tarde. Cabuts, la compa?¨ªa que dirige el bailar¨ªn ilicitano Paco Maci¨¤, presenta en el Gran Teatro de Elche un espect¨¢culo del mismo nombre, en el que siete bailarines y actores interpretan otros tantos bailes tradicionales pasados por el tamiz de la danza contempor¨¢nea. Esa era la premisa tanto en lo referente a coreograf¨ªa como a m¨²sica y vestuario: reinterpretar desde una ¨®ptica moderna estas tradiciones ancestrales. En aras del rigor de su espect¨¢culo, la compa?¨ªa inici¨® hace un a?o un recorrido por los pueblos de la provincia y parte de Murcia para recopilar datos. La combinaci¨®n entre teatro y danza era necesaria, seg¨²n Maci¨¤, "para explicar algunos de los referentes de los bailes y para hacer la obra m¨¢s asequible al gran p¨²blico, poco acostumbrado a la danza pura". El espect¨¢culo comienza con una seguidilla, danza que representa las relaciones de pareja. En ella los bailarines se persiguen y se rehuyen hasta que encuentran a su media naranja. Siguen dos representaciones del flirteo. El femenino se baila por fandangos y es una invitaci¨®n de la mujer a la fiesta y el goce. El masculino se danza con palos y muestra a un hombre que trabaja la tierra y lucha por el bien de su comunidad. Les sigue el bolero, que escenifica un ritual femenino. Inmerso en las tradiciones m¨¢s hondas se halla el pas xafat, un c¨®digo de galanteo entre grupos de mozos y mozas que se bailaba a distancia y en el que un simple roce de los cuerpos demostraba un inter¨¦s mutuo. Tambi¨¦n el velatorio, que se bailaba cuando mor¨ªa un ni?o menor de siete a?os, lo cual, frente a la tragedia de la muerte, ten¨ªa su parte de alegr¨ªa porque era creencia popular que su corta edad le proporcionaba pasaporte directo al para¨ªso de los cristianos. Por ello se bailaba en torno al ata¨²d y se recriminaba a la madre si ¨¦sta se mostraba triste. La obra finaliza con un baile de nanos i cabuts, en el que todos lucir¨¢n cabezas de distintos personajes dise?adas por el artista fogueril Carlos Rond¨®n. La m¨²sica es una parte fundamental del espect¨¢culo, y Pepe Ferrer ha cubierto las melod¨ªas tradicionales de una p¨¢tina a ratos industrial, a ratos at¨¢vica, con una importante presencia de los elementos de percusi¨®n m¨¢s tribales, como el bamb¨², y de instrumentos poco convencionales, como tuber¨ªas y bidones de aceite. Todos estos sonidos, en ocasiones mezclados con cantos que recordaba alguna anciana y Ferrer ha grabado, han sido convenientemente manipulados por ordenador. Paco Maci¨¤ se?ala que la obra "toca puntos reales y se sit¨²a en un lugar evolutivo". Y advierte al espectador que, pese a ese sustrato tradicional y vern¨¢culo, lo que encontrar¨¢ esta tarde sobre el escenario del Gran Teatro es un espect¨¢culo de danza contempor¨¢nea, y que tal ha sido el esfuerzo de adaptaci¨®n al momento actual que "s¨®lo alguien que practique bailes populares podr¨ªa reconocer alg¨²n fragmento".
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